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domingo, 4 de diciembre de 2016

Las iglesias evangélicas y la naturalización de la homofobia



Por. Juan Fonseca, Perú
Recuerdo que de niño en una clase de la Escuela Dominical uno de mis maestros nos contó sobre la maldición de Canaán (Gén. 9:20-27). En el pasaje, Cam, uno de los hijos de Noé, encoleriza a su padre por haber “visto su desnudez” mientras estaba borracho. Entonces Noé maldice a Canaán, hijo de Cam, y lo condena a ser esclavo de sus hermanos. Mi maestro agregó que Cam era negro. Era el “padre” de toda la “raza africana” y que, por causa de la maldición de Noé, esa raza había sido esclavizada a lo largo de la historia. No creo que mi maestro lo haya dicho de mala fe; seguro repetía lo que había oído antes de algún pastor o misionero norteamericano del Deep South. El problema es que con esa afirmación estaba naturalizando en nuestras mentes infantiles la idea de que la esclavitud era una especie de castigo divino a la raza africana y que denigrar a las personas afro era consentido por Dios. Seguro pensaba que no estaba transmitiendo ideas racistas. Pero sí lo estaba haciendo. Era un racista que, tal vez inconscientemente, estaba inculcando mensajes racistas y creando mentes racistas en los niños de la iglesia.
Ahora ya no se habla de la maldición de Canaán (eso espero), pero sí del castigo a Sodoma. De la misma manera que mi maestro, miles de maestros y pastores en las miles de iglesias cristianas del país deben estar naturalizando en la conciencia de los niños la idea de que Dios castigó a Sodoma y Gomorra por el pecado de la homosexualidad y que, por ello, los homosexuales están malditos o, en el mejor de los casos, están enfermos. Tal como con el caso de Canaán, esta conclusión parte de una lectura pobre y/o ideologizada de la Biblia. Ni siquiera utilizan la intertextualidad y revisan, por ejemplo, Ezequiel 16 para darse cuenta que para el propio texto bíblico el pecado de Sodoma fue el orgullo y el maltrato al otro y no tuvo nada que ver con la homosexualidad[1]. Claro, dicen que no son homofóbicos y que los que creemos en la equidad los discriminamos por sus ideas religiosas. Bueno, pues sí son homofóbicos, porque la homofobia no se expresa solo golpeando a un homosexual, sino a través de muchas maneras, a veces sutiles, de reforzar la idea de que el homosexual es un anormal, un pervertido, un pecador y que no merece derechos. Y lo más triste es que estos pastores y maestros están creando toda una generación de chicos y chicas que están naturalizando la homofobia como un componente intrínseco de su identidad religiosa.
Así como mi maestro de Escuela Dominical fue un racista inconsciente, ahora hay muchos cristianos que son homofóbicos inconscientes. Antes el racismo y ahora la homofobia encuentran “bases bíblicas”. Y bueno, también están los que son homofóbicos voluntarios y entusiastas, como esos que ahora en Perú vociferan contra el Ministro de Educación acusándolo de promover la “ideología de género” y poner en peligro a la familia. Por ello, es tan importante que la educación escolar pública asuma como tarea urgente el contrarrestar esta naturalización religiosa de la homofobia. Las iglesias no lo van a hacer, lamentablemente. Por ello, es que en Perú los integristas ahora se desesperan por convertir al Currículo Nacional en una especie de catecismo homofóbico pues saben que incidir en la mente de las nuevas generaciones de peruanos es crucial para construir el futuro del país. Situaciones similares deben estar ocurriendo en otros países latinoamericanos.
Si algo está poniendo en peligro la familia, a la democracia y finalmente a la humanidad, son los prejuicios y la intolerancia al otro, no los valores relacionados con la equidad de género, la diversidad sexual o los derechos reproductivos. Y la única manera de cultivar estos valores es a través del estudio serio y la convivencia con el otro. Hay que defender una educación que abra las mentes y que no las cierre. Y a mis amigos cristianos, intenten reencontrar en el Evangelio esa fe que abre los corazones y no que los cierra.
[1] Al respecto, revisar el artículo de Daniel Helminiak: http://www.jornada.unam.mx/2007/08/02/ls-sodomia.html
Nota de la EditoraTres congresistas han exigido al ministro de Educación de Perú, Jaime Saavedra, que retire del currículo nacional “la ideología de género, pues va contra los derechos de los niños y la familia”. El Currículo Nacional de la Educación Básica, entrará en vigencia en 2017. El documento señala los estándares de aprendizaje nacional de la educación básica y profundiza en la construcción de la identidad del estudiante, lo cual implica valorarse a sí mismo, autorregular sus emociones, reflexionar y argumentar éticamente y vivir su sexualidad de manera plena y responsable.

Fuente: ALNOTICIAS, 2016.

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