Por.
, Argentina
Primera
de tres notas que analiza los acontecimientos del asesinato del soldado
pentecostal Omar Carrasco. Tema candente en el año de la Reforma
Constitucional de 1994, que cobra notoriedad nuevamente.
Los
hechos a los que se refiere este artículo tienen lugar y su punto de partida en
1994, que en la Argentina significó el año de la Reforma de la Constitución, un
proceso político orientado a modernizar la Carta Magna y defender la
democracia. La Convención Constituyente se reunía en Santa Fe y Paraná, dos
ciudades de fuerte tradición relacionada con las anteriores Convenciones
Constituyentes y la primera capital (Paraná) de la Confederación de Provincias
que tomaron luego la forma de la República Argentina. La Reforma del 94, desde
el punto de vista del análisis del poder (es decir, de la política), fue el
resultado del “Pacto de Olivos”, cerrado entre el Presidente de la Nación
Carlos Saúl Menem, proveniente del peronismo (un mundo que necesita una
explicación segmentada para la cual no tenemos espacio en este artículo), y don
Raúl Ricardo Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, primer presidente luego de
la dictadura militar 1976-1983, marcada en sus postrimerías por la nefasta
“Guerra de Malvinas” de 1982, donde fueron destinados a la muerte muchos
jóvenes del país.
CRIMEN
Y OCULTAMIENTO
El 3
de marzo de 1994 Omar Carrasco ingresó al grupo de Artillería 161 en Zapala,
provincia de Neuquén, para cumplir el Servicio Militar Obligatorio,
genéricamente conocido en Argentina como “la colimba”.
Omar
era miembro de una pequeña congregación pentecostal, flaquito y tímido. En la
localidad donde vivía, Cultral-Có (provincia de Neuquén) trabajaba de
repartidor de pollos.
El 6
de marzo, un subteniente mandó a dos soldados veteranos a que lo “aviven”
mediante tradicionales ejercicios de cuerpo a tierra y saltos de rana conocidos
como “baile”. El subteniente también era muy joven.
Los
dos responsables del “avivamiento”, por extraña coincidencia con el uso de la
palabra “avivamiento”, que en el universo conceptual de los pentecostales en la
década del 90 se refería a la “visitación del Espíritu Santo a la Argentina”,
lo dejaron en coma.
Cuando
Sebastiana y Franciso Carrasco fueron a visitar a su hijo, el Ejército les dijo
que había desertado. Pero un mes después del “avivamiento”, el 6 de abril,
apareció el cuerpo de Omar. Las pericias científicas mostraron que permaneció
inconsciente en una cisterna para agua. Tenía una costilla rota que le perforó
el pulmón, un magullón profundo en un ojo presumiblemente fue hecho con un
instrumento de metal, tal vez una pala. Habría muerto a causa de hemorragias
internas, el 8 de marzo.
REACCIONES
DE ORGANIZACIONES EVANGÉLICAS
En
su edición de Mayo de 1994 el mensuario El Puente le dedicó al caso la
portada y una nota (página 31). El periódico El Puente, que a partir del
año 2016 dejó de ser publicado, representaba la voz mayormente de las iglesias
evangelicales y pentecostales. Carrasco, sostenía El Puente, fue muerto
por su fe. Carrasco tenía estándares morales más altos que los usuales en la
cultura que lo rodeaba: no robar, no mentir. Por ese motivo resultó una
víctima. De hecho la narración de El Puente fue inscripta en el marco de
interpretación de la realidad del cristianismo apegado a la teodicea del
sufrimiento: con su muerte, el jovencito Omar Carrasco pagó el precio de ser un
cristiano.
En
su edición de junio (portada y página 25) nuevamente El Puente colocó el
tema. Pero esta vez apuntó al problema de la discriminación religiosa en los
cuarteles, desplazando la cuestión hacia la arena de debate jurídico. Este dato
es importante porque se refiere a una estructura del Estado nacional que
durante el período 1976-1983 concentró la suma del poder en el contexto de una
dictadura más tarde condenada por atrocidades de lesa humanidad.
Ese
mismo mes de junio de 1994, la Federación Alianza Cristiana de Iglesias
Evangélicas de la República Argentina, FACIERA, tomó intervención en el asunto.
En línea con lo que dijimos respecto de El Puente, esta asociación
congregaba a las iglesias que pertenecen mayormente a corrientes evangelicales
y pentecostales (aunque los pentecostales tienen sus propias federaciones). En
una descripción muy genérica, y quizás imprecisa, de lo que es su posición al
interior del heterogéneo universo de iglesias evangélicas de la Argentina,
podríamos destacar algunos de sus rasgos: el énfasis en la conversión y los
problemas morales de familia y sexualidad (por contraste con un énfasis menor
en problemas sociopolíticos), junto con su comprensión marcadamente literalista
de la Biblia, y un caudal demográfico mayoritario dentro del universo
evangélico. Pero al mismo tiempo, estas iglesias han mostrado siempre un
interés en reclamar un reconocimiento de parte del Estado.
Dr.
Hilario Wynarczyk
Doctor
en Sociología (Universidad Católica Argentina, UCA)
Máster
en Ciencia Política (Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil, UFMG)
Licenciado
en Sociología (Universidad de Buenos Aires, UBA)
Profesor
de Metodología y Taller de Tesis (Universidad Nacional de San Martín, UNSAM)
Integrante
de los consejos directivos de:
Asociación
de las Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (ACSRM)
Consejo
Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)
Pertenece
a:
Red
Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)
Programa
Latinoamericano de Estudios Socio-Religiosos (PROLADES)
Ha
sido integrante del Consejo de Expertos de las Secretaría de Culto de la Nación
Investigador y escritor
Investigador y escritor
Fuente:
Cordialmentepxg
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