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viernes, 12 de marzo de 2010

El pecado de la Homosexualidad (III)

Por Pablo A. Deiros*

En notas anteriores, hemos sostenido que, según la Biblia , la homosexualidad es un pecado. Si es así, entonces es un problema humano que tiene solución, y la solución es la salvación. Hay salvación (sanidad) para el pecado (problema) de la homosexualidad. Sin embargo, para que esto ocurra, es necesaria una serie de cosas, que las Escrituras se ocupan de indicar.
Primero, es necesario el deseo de cambiar. Es relativamente fácil entrar en la homosexualidad, pero no es tan fácil salir de ella. El proceso de ingreso arranca, como en la mayoría de los pecados en el plano de los pensamientos (la mente o el espíritu), sigue hacia la esfera de los sentimientos (el alma), y termina con el nivel de la experiencia (el cuerpo). De esta manera, la homosexualidad como pecado llega a pervertir la totalidad del ser humano. Por eso mismo, la persona tiene que querer cambiar de veras su estilo de vida. Pero nadie puede cambiar por sí solo. Sea cual fuere el problema, todos necesitamos de ayuda, si es que queremos cambiar. No obstante, la salvación de la homosexualidad es posible si la persona afectada de veras desea cambiar.
Segundo, es necesario un cambio de naturaleza. Los homosexuales tienen razón cuando afirman que son homosexuales por naturaleza. Pero es necesario aclarar que esa naturaleza humana está corrompida por el proceso que describimos en el párrafo anterior y que involucra los pensamientos, los sentimientos y las experiencias que se han vivido. La naturaleza humana afectada por la homosexualidad es una naturaleza signada por la corrupción. La única manera en que se puede invertir este proceso nefasto es por medio de un cambio radical de la naturaleza humana. El ser humano que ha caído presa de la homosexualidad debe cambiar como un todo. El único que puede cambiar la naturaleza humana pecadora es Cristo. Como dice el apóstol Pedro: “Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina” (2 P. 1.3-4). Cuando Cristo entra a la vida de una persona, le imparte nuevos pensamientos, sentimientos y experiencias (una nueva mente o espíritu, una nueva alma y la promesa de un nuevo cuerpo con la resurrección). Cuando Cristo entra a la vida de una persona la transforma en un hijo o hija de Dios. Como señala el apóstol: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Jn. 1.12).
Cristo resuelve muchos de los problemas que hacen que una persona caiga en la homosexualidad. Por un lado, Cristo le perdona todos los pecados (1 Jn. 1.7, 9) y pone fin a uno de los elementos que impulsan a una conducta homosexual, como es la culpa. Por otro lado, Cristo le otorga paz con Dios (Ro. 5.1) y anula otro de los factores que motorizan la homosexualidad en una persona, como es el temor. De modo que con reconciliación con Dios y con liberación de la hostilidad, el individuo puede encontrarse consigo mismo y ser ese ser humano que Dios soñó que él o ella fuese desde antes de la fundación del mundo. Además, Cristo lo transforma en una nueva criatura (2 Co. 5.17), con lo cual su identidad total se ve configurada no ya conforme los propósitos destructivos de Satanás, sino según la voluntad divina, que es agradable y perfecta. También Cristo da un nuevo gozo en la vida de la persona (Ro. 5.11), que ahuyenta los fantasmas que la tornan más vulnerable a la homosexualidad. Se termina la soledad y la desesperación, y nace una nueva amistad íntima con el Señor (Ap. 3.20). Finalmente, Cristo produce vida eterna (Jn. 5.24), y la persona tiene la oportunidad de descubrir una vida mucho más plena que la que experimentó ligado por las cadenas de la homosexualidad.
En Cristo hemos sido escogidos, antes de la creación del mundo, “para que seamos santos y sin mancha delante de él” (Ef. 1.4). Él nos “predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado” (Ef. 1.5-6). En este propósito eterno de Dios para el ser humano no hay lugar para la homosexualidad, porque el Creador no se equivocó cuando nos hizo a su imagen “hombre y mujer” (Gn. 1.27). Cualquier variación sobre este divino propósito final revelado no viene de Dios sino de la criatura rebelde, de aquél que sólo vino “para robar, matar y destruir” (Jn. 10.10). Pero Cristo vino para que en él tengamos vida, y la tengamos en abundancia (Jn. 10.10), libres de toda corrupción y maldad, que deshumanice la vida humana.

* Rev. Dr. Pablo Deiros, pastor bautista y Rector del Seminario Internacional Teológico Bautista de Buenos Aires, Argentina. El SITB es el unico seminario evangélico de America latina que ofrece titulos docentes oficiales.

Fuente: Pablo Deiros, "El pecado de la homosexualidad", en Boletin informativo del Seminario Internacional Teologico Bautista, Vol. 4 # 27 (2010

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El SITB no es el único seminario evangélico que ofrece títulos oficiales hasta donde sé. También está FIET aunque parece ser de tendencia liberal.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hola! El SITB no es el unico que ofrece titulos de grados terciarios. Hay otros de ese nivel, pero los unicos que ofrecen titulos de grados universitarios en America latina bautista es la Universidad Bautista de Cali, Colombia, Fundación Universitaria Seminario Biblico de Colombia ofrece grados y posgrado en Etica y pensamiento cristiano. También, el Instituto Universitario ISEDET, ofrece pregrado, grado y posgrado: Magister en Sagradas Escrituras y Doctorado en Teologia. La UBL solo ofrece hasta la Maestria en Teologia.
El Seminario Internacional Teológico Bautista es una institución trucha que ofrece titulos de maestria y doctorado truchos, lo triste es que cobran muy caro para ofrecer titulos truchos, lo triste es que hay todavia gente estupida que pagan por obtener un titulo trucho.
Como dice el refran dime con quien anda y luego te dire quien eres, si se forman con trucho, terminan siendo truchos.
No se afanen el dinero de los inocentes ofreciendo titulos truchos, con que se come este titulo de Doctor en Ministerios, no sirve ni para limpiarse la caca.