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martes, 13 de abril de 2010

Sabiduría y vida cotidiana (III)

Por. Cervantes-Ortiz, México*
Leyendo la Biblia, leyendo la vida (III)
(Abordajes cotidianos a la literatura sapiencial)

En una reunión eclesiástica de estudio de Proverbios 31.10-31, un participante (hombre) expresa como conclusión personal: “En realidad, yo veo aquí a una mujer sobreexplotada”. Precisamente, la posibilidad de releer este texto desde una perspectiva diferente produce interpretaciones y visualizaciones impensables en otros momentos de la vida comunitaria, porque al análisis relacionado con la economía, los lectores y lectoras asocian inmediatamente lo vivido y es muy frecuente escuchar que ellos/as conocen a muchas mujeres como la descrita por el pasaje, en su familia, en la iglesia y en la comunidad en general.
Porque acaso el elemento extra que aporta el texto a la lectura de la vida cotidiana sea que el motor de la persona descrita allí es la fe en el Dios de la alianza, a diferencia, quizás, de otras motivaciones que empujan a las mujeres a actuar como lo hacen, con la enorme responsabilidad que ponen a funcionar. El discurso constante de crítica del comportamiento masculino, sobre todo, porque éste muestra una evidente irresponsabilidad basada en la permisividad para los hombres en la cultura hebrea antigua, manifestado en la persistente exhibición de la insensatez con que actúan los varones, especialmente en el terreno de la sexualidad (de ahí la insistencia, por ejemplo, en el cap. 5, de no caer “en los brazos de la mujer extraña”, sino de ser fieles a la esposa de la juventud), contrasta con el género femenino de la sabiduría. Ella, Sofía, es la mejor conductora o maestra de la vida humana.
La lectura feminista de la literatura sapiencial arroja, por ello, una mirada diferente y distintiva de esta enseñanza, pues la praxis individual y colectiva de una sabiduría constructiva de lazos justos y fraternos en medio de una sociedad cuyos lazos están corrompidos, no solamente destruyen la concepción del ser humano como sujeto libre del pensamiento y la acción, sino que, en términos de género también reparte por igual la capacidad cognoscitiva creyente a hombres y mujeres. Con base en esto, Elisabeth Schüssler Fiorenza ha caracterizado al mismo Jesús de Nazaret, como hijo de Sofía, la sabiduría, la mujer que sale a las calles como una evangelista popular a invitar a los sencillos a conocer sus riquezas fundamentadas en la obediencia a Dios (cap. 8).(1)
Las reminiscencias de los instantes originarios, cuando la sabiduría acompañó a Dios en sus actos creadores son, se complementan, según Mercedes Lopes, con una visión del mundo como escenario de relaciones humanas conflictivas:
Pr 8.22-31 es el punto más alto de la primera unidad del libro de los Proverbios (1-9) y está relacionado con la mujer sabia (31,1-9) y fuerte (31,10-31) del último capítulo, formando una moldura para todo el libro. El contexto de estos textos tiene que ver con el fortalecimiento de la posición social y religiosa de la casa, de la familia y de la mujer en el periodo postexílico. En el símbolo se condensa la búsqueda de una contracorriente cargada de círculos sapienciales que son subalternos a la religión y a la cultura patriarcal, representada sobre todo por la institución sacerdotal del postexilio, que marginaba y excluía lo femenino. El símbolo de la sabiduría personificada, en este texto, recoge expresiones imaginarias de las más diversas situaciones y funciones de las mujeres en la historia de Israel. En él se concentran, de una forma más inconsciente que consciente, representaciones de diosas cuya influencia es difícil de reconocer individualmente. Según Martin A. Klopfenstein, “este símbolo fue capaz de ampliar de alguna manera la imagen de Dios en la religión yavista durante el exilio y en el postexilio, marcada por una comprensión patriarcal muy estrecha. Este símbolo amplia las dimensiones femeninas, abriendo la posibilidad de una participación más abierta en la fe yavista, incluyendo principalmente a las mujeres”.(2)
Una sana lectura cristológica de Proverbios 8 es capaz de crear, en el lenguaje de Schüssler-Fiorenza, “un discipulado de iguales” alrededor de la sabiduría divina, su extensión femenina cuyo fin es contribuir a crear seres humanos conscientes, responsables y dignos dentro de una comunidad en la que se desarrollan los valores humanos a plenitud. Por ello, muchas mujeres reaccionan a este texto proponiendo la necesidad de escribir su complemento, algo así como el retrato de “un hombre virtuoso”, espécimen raro, pero del cual seguramente también hablan las Escrituras, aunque sólo sea, nuevamente, por contraste. Y es justamente esta posibilidad, la de contrastar la actitud sabia y la insensata predominante entre los varones, según Proverbios 1-29, la que predomina en todo el libro, como una crítica soterrada a la dominación masculina, basada en un ejercicio irresponsable de la vida, pues como comenta Carmiña Navia:
Este canto, aparece en continuidad con los consejos de una madre a su hijo. No hay nada en el texto que indique que la emisora del mensaje haya cambiado, se trata entonces de la visión de una mujer sobre su congénere ideal. Es necesario insistir, una vez más, que somos las mujeres las más capaces de vernos/descubrirnos y valorarnos a nosotras mismas. Se trata de una mujer que se registra como valiosa... por ello se compara con las piedras preciosas, por ello mismo se resalta el valor o la suerte de encontrarla. Su valor se define, no se pone en duda.(3)
El muestrario de urgencias de la vida diaria de Prov 31.10-31 prácticamente no deja espacios vacíos para la labor femenina. La imagen masculina, sin ser decorativa, acompaña silenciosamente los frutos del trabajo de la mujer, dando por sentado que ella los “entregará” para beneficio de toda la familia o la comunidad. La autoridad con que se expresa la voz y la presencia femenina en Prov 30 y 31 es una demostración de la capacidad manifiesta de las mujeres para afrontar dichas urgencias y, para decirlo en lenguaje actual, es una forma del necesario empoderamiento (empowerment) o reivindicación requeridos para influir en el destino de las personas.
Leer el libro de los Proverbios, desde esta óptica, es transitar por un camino sembrado por la tradición, pero cuyos frutos pueden ser aplicados con una clave actual a nuevas y exigentes circunstancias de igualdad, compromiso humano y responsabilidad social, familiar y espiritual. Las claves hermenéuticas para apropiarse de su mensaje fresco son variadas y enriquecedoras en la medida en que asuman que la sabiduría bien asimilada es un vehículo privilegiado de la revelación divina que pone en juego múltiples posibilidades de existencia humana en el mundo.(4)
Continuará...
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(1) Cf. E. Schüssler Fiorenza, Cristología feminista crítica. Jesús, hijo de Miriam y profeta de Sofía. Madrid, Trotta, 2000.
(2) M. Lopes, “Danzando en el universo: Proverbios 8.22-31”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 50, 2005, www.claiweb.org/ribla/ribla50/danzando%20con%20los%20proverbios.html
(3) C. Navia V., op. cit.
(4) Cf. Edesio Sánchez, Sabiduría para vivir. Estudio del libro de Proverbios (Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 2009), un reciente y muy serio esfuerzo por superar las lecturas fundamentalistas de Proverbios.

Artículos anteriores de esta serie:

1 ¿Tiempo para la sabiduría en América latina?
2 Sabiduría culta, sabiduría popular

*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.

Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com

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