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domingo, 26 de abril de 2015

EL NT Y SU ENSEÑANZA SOBRE HOMOSEXUALIDAD II



Vamos a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e intentar interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo.
Por. José Manuel González Campa, España
El primer libro que habla de que los seres humanos somos bisexuales, es la Biblia. En la estructura o tectónica de la Personalidad, nos encontramos con las siguientes instancias psíquicas, el superyó (o conciencia ético-moral), el yo (conciencia de la realidad) y el ello, inconsciente o subconsciente (del que se derivan las demás estructuras anímicas). Dentro de esta última esfera nos encontramos con un inconsciente individual idiosincrásico y un inconsciente colectivo común a todas las etnias humanas. (C.G. Jung, en mi criterio, el científico que más ha profundizado en el conocimiento del hombre, demostró que no había solo un inconsciente individual, sino, también, un inconsciente colectivo). Y dentro de ese inconsciente colectivo se encontró que existían unos complejos psicológicos arquetípicos, que constituyen los tipos psicológicos más antiguos de la esfera de nuestra intimidad. Son complejos e imágenes eidéticas que todos los seres humanos tenemos en común, seamos de la etnia que seamos. La Biblia habla de la bisexualidad humana y lo hace en el libro del Génesis escrito hace miles de años. Sin embargo en 2000 años de Cristianismo muy pocas personas, leyendo y estudiando la Biblia, se han dado cuenta de esta realidad, que es muy ¡importante! no solo para el tema de la sexualidad, sino también para la vida y las relaciones humanas. Pero volvamos con el tema, el tema de la homosexualidad. Tenemos que examinar todos los contenidos del instinto sexual (ya que no hay un instinto sexual único, sino un instinto sexual predominante y varios instintos sexuales componentes). El predominante es el instinto heterosexual en un varón o una mujer. Y los componentes, lo constituyen: el instinto homosexual, el instinto narcisista, el instinto masoquista, el instinto sádico, y los diversos instintos componentes que informan todas las conductas sexuales que se pueden dar en la vida de un ser humano.
Vamos a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e intentar interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo. Hay que entender todo lo que hay en la Escritura desde Cristo, incluido el problema de la sexualidad. Y si lo entendemos así: pensemos si en una predicación de Jesús de Nazaret apareciesen, mayoritariamente, personas homosexuales. ¿Qué les diría el Señor? Sencillamente: la verdad. Les invitaría a que escudriñasen la Escritura, porque en ella encontrarían la respuesta a todos sus interrogantes. Veamos lo que pensaba Jesús de Nazaret sobre la sexualidad en general y sobre el instinto sexual en particular. Para ello iremos al Evangelio de Marcos, capítulo 7, donde se trata de lo que contamina, ética y moralmente, al hombre. El Señor Jesucristo, a aquellos que pensaban que el hombre se contaminaba con lo que venía de afuera de su cuerpo, les dice lo siguiente: “pero decía que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón, de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones (inmoralidades sexuales, pornografía, prostitución, etc.), los homicidios, los hurtos, las avaricias.
(Ansia de tener más y más), las maldades, el engaño (lo doloso), la lascivia (el desenfrenado instinto sexual, desvergüenza, libertinaje, quitar el freno, quitar la vergüenza), la envidia (el mal de ojo), la maledicencia, la soberbia, la insensatez (lo inconsciente, la locura). Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre”. Marcos 7:20-23. Reflexionemos y no seamos como los hipócritas ¿Hay alguna iglesia que pudiese decir que entre sus miembros no hay, algunos, con malos pensamientos? ¿Emprendemos alguna cruzada contra estos hermanos/as? ¿Proponemos que se excomulgue a quien tiene malos pensamientos? Los adulterios, desgraciadamente, también se dan en medios cristianos evangélicos y tampoco, en muchos casos, se toma medida alguna contra los tales. Se corre un tupido velo para que eso no trascienda; y si es posible, que no se entere absolutamente nadie. Y se pasa página. Veamos si con los homosexuales se toma la misma postura. Mi respuesta es un rotundo no.
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En la estructura o tectónica de la Personalidad, nos encontramos con las siguientes instancias psíquicas, el superyó (o conciencia ético-moral), el yo (conciencia de la realidad) y el ello, inconsciente o subconsciente (del que se derivan las demás estructuras anímicas). Dentro de esta última esfera nos encontramos con un inconsciente individual idiosincrásico y un inconsciente colectivo común a todas las etnias humanas. (C.G. Jung, en mi criterio, el científico que más ha profundizado en el conocimiento del hombre, demostró que no había solo un inconsciente individual, sino, también, un inconsciente colectivo). Y dentro de ese inconsciente colectivo se encontró que existían unos complejos psicológicos arquetípicos, que constituyen los tipos psicológicos más antiguos de la esfera de nuestra intimidad. Son complejos e imágenes eidéticas que todos los seres humanos tenemos en común, seamos de la etnia que seamos. La Biblia habla de la bisexualidad humana y lo hace en el libro del Génesis escrito hace miles de años. Sin embargo en 2000 años de Cristianismo muy pocas personas, leyendo y estudiando la Biblia, se han dado cuenta de esta realidad, que es muy ¡importante! no solo para el tema de la sexualidad, sino también para la vida y las relaciones humanas. Pero volvamos con el tema, el tema de la homosexualidad. Tenemos que examinar todos los contenidos del instinto sexual (ya que no hay un instinto sexual único, sino un instinto sexual predominante y varios instintos sexuales componentes). El predominante es el instinto heterosexual en un varón o una mujer. Y los componentes, lo constituyen: el instinto homosexual, el instinto narcisista, el instinto masoquista, el instinto sádico, y los diversos instintos componentes que informan todas las conductas sexuales que se pueden dar en la vida de un ser humano. Vamos a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e intentar interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo. Hay que entender todo lo que hay en la Escritura desde Cristo, incluido el problema de la sexualidad. Y si lo entendemos así: pensemos si en una predicación de Jesús de Nazaret apareciesen, mayoritariamente, personas homosexuales. ¿Qué les diría el Señor? Sencillamente: la verdad. Les invitaría a que escudriñasen la Escritura, porque en ella encontrarían la respuesta a todos sus interrogantes. Veamos lo que pensaba Jesús de Nazaret sobre la sexualidad en general y sobre el instinto sexual en particular. Para ello iremos al Evangelio de Marcos, capítulo 7, donde se trata de lo que contamina, ética y moralmente, al hombre. El Señor Jesucristo, a aquellos que pensaban que el hombre se contaminaba con lo que venía de afuera de su cuerpo, les dice lo siguiente: “pero decía que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón, de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones (inmoralidades sexuales, pornografía, prostitución, etc.), los homicidios, los hurtos, las avaricias (ansia de tener más y más), las maldades, el engaño (lo doloso), la lascivia (el desenfrenado instinto sexual, desvergüenza, libertinaje, quitar el freno, quitar la vergüenza), la envidia (el mal de ojo), la maledicencia, la soberbia, la insensatez (lo inconsciente, la locura). Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre”. Marcos 7:20-23. Reflexionemos y no seamos como los hipócritas ¿Hay alguna iglesia que pudiese decir que entre sus miembros no hay, algunos, con malos pensamientos? ¿Emprendemos alguna cruzada contra estos hermanos/as? ¿Proponemos que se excomulgue a quien tiene malos pensamientos? Los adulterios, desgraciadamente, también se dan en medios cristianos evangélicos y tampoco, en muchos casos, se toma medida alguna contra los tales. Se corre un tupido velo para que eso no trascienda; y si es posible, que no se entere absolutamente nadie. Y se pasa página. Veamos si con los homosexuales se toma la misma postura. Mi respuesta es un rotundo no. Pero si pensamos que estas cosas, que salen del corazón del hombre, a nosotros no nos afectan para nada. Si pensamos que hemos tenido toda la vida un corazón limpio que nunca tuvo malos pensamientos, que nunca tuvo problemas de adulterio; problemas de adulterio físicamente consumados quizá no, pero si recordamos lo que dice Jesús de Nazaret sobre el adulterio entonces, quizá tendríamos que callarnos casi todos. Porque dice: “Oísteis que fue dicho: no cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” ¿Quién se puede salvar de esto? La letra por sí sola, dice el Nuevo Testamento que mata; lo que importa es el espíritu que informa esa letra y la interpretación de la Biblia hay que hacerla desde esa perspectiva. El literalismo ha ejercido una acción desestructuradora y tanática para la Iglesia.
Proseguimos con las cosas que salen del corazón: los hurtos, las avaricias, -el ansia de tener más y más, ¿Quién se puede librar de eso? ¿Qué pasa en una congregación? ¿Hay gente que no tenga ansia de tener más y más? ¿Se emprende alguna cruzada contra estas personas, se piensa que hay que disciplinarlas y ponerlas fuera de comunión porque lo único que esperan en la vida es tener más y más? Ahora si el problema es de homosexualidad ya estamos hablando de otra historia. Pero no se emprende ninguna acción contra las aberraciones que se dan en las relaciones sexuales dentro del matrimonio, porque dentro del matrimonio todo está permitido. La respuesta bíblica y la científica afirman: que no todo está permitido. Hay muchas prácticas sexuales que corrompen a los matrimonios (sean creyentes o no) y que les hacen enfermar como pareja. Los médicos, empezando por los psicoanalistas, intentan corregir esas actuaciones para que el matrimonio no se rompa y no termine como el rosario de la aurora. Pero no se aplica ninguna disciplina contra estas prácticas aberrantes y desestabilizadoras del equilibrio psico-emocional de una pareja. Todas estas maldades salen de dentro, y contaminan al hombre. Todo lo que hay en el corazón del hombre, incluido el instinto sexual, es lo que contamina al hombre cuando estas tendencias instintivas se salen fuera de los cauces homeostáticos, dentro de los cuales deben devenirse de manera equilibrada.
Vamos, ya, a la parte más concreta de lo que hemos leído en Romanos 1, pero antes de entrar en esta parte quiero trasmitirles una reflexión: Para discernir un poco la problemática de la homosexualidad recordemos a aquellos que defienden que es una realidad congénita. Veíamos que esto no se ha demostrado científicamente, como tampoco ha podido verificarse que exista un gen de la homosexualidad; por otra parte aquellos que defienden que hay alguna/as alteraciones, en el cerebro, que luego condicionan a la homosexualidad no han podido demostrar que esto sea así, sino más bien todo lo contrario. Se consideran, hoy en día, los trabajos de un prestigioso científico, investigador en el campo de la antropología, de la genética, y de la neurociencias. Que actualmente vive. Él estudió una serie de personas: 9 mujeres homosexuales, 14 o 15 hombres homosexuales y además 16 personas heterosexuales, ¿Qué estudió? Los cadáveres de esas personas. Y buscó en el cerebro de esas personas, en una muestra amplia y variada de diversas razas, si había algo que pudiese apuntar que la homosexualidad era de naturaleza congénita, que se nacía con esa condición, y que la causa responsable de su conducta sexual estaría en una alteración en la estructura de su cerebro. Encontró que los hombres homosexuales y las mujeres heterosexuales tenían determinada zona del cerebro más pequeña. Ahí ya empezaron los defensores de la etiología congénita de la homosexualidad su apologética, dado que los hombres heterosexuales tenían esa zona más grande; pero la comparación es equívoca, porque compara toda esa muestra de homosexuales con una muestra de heterosexuales de los que no conoce su historia sexual. De los 16 heterosexuales que estudió solo se conocía la historia de dos, los otros 14 no sabemos si eran homosexuales si eran bisexuales o que es lo que eran; por lo tanto el estudio no tiene ningún valor científico. Estudió, también, una zona del cerebro, que vamos a denominar X3. Hay determinadas zonas del cerebro que serian X1, X2 y X4. El X3 es el que aparecía en las mujeres y en los homosexuales que se sabía que eran homosexuales cuando fallecieron y era más pequeño que en los supuestos heterosexuales que no se sabía que condición sexual tenían. Salvo en dos encontró que era más pequeño y a partir de ahí se hicieron deducciones elucubrativas que llegaron a un sector público muy amplio. En la revista Newsweek, una revista norteamericana de mucho prestigio, a raíz de todo esto, periodistas científicos, hacían esta pregunta: ¿Los homosexuales son homosexuales porque tienen un X3 más pequeño, como las mujeres, y esa es la razón de su homosexualidad, o el X3 es más pequeño como consecuencia de la acción, sobre su cerebro, de sus sentimientos, de sus pensamientos y de su conducta? Fíjense que la pregunta se las trae. ¿Por qué preguntan eso? Porque sabemos que el medio puede modificar las estructuras cerebrales. Esta es una realidad científicamente comprobada. El medio es capaz de modificar no solo las estructuras cerebrales, sino también el nivel de las hormonas en el organismo, y hasta el propio código genético. El medio tiene una influencia impresionante sobre el homo sapiens, y lo hace a través de la mente y la mente canaliza sus motivaciones a través del cerebro, y finalmente éste actúa sobre el organismo. Se hacían esta pregunta: ¿Por qué son homosexuales? ¿Por qué tienen un X3 más pequeño, por razones orgánicas congénitas o genéticas? ¿O son homosexuales, porque sus pensamientos, sus sentimientos, y su conducta homosexual ha alterado una determinada zona de su cerebro?
Otra revista científica, norteamericana, del máximo nivel, aclara un poco la contestación a estos interrogantes. Habla de que las personas que han sido videntes durante muchos años de su vida y posteriormente se han quedado ciegas y han aprendido a leer en el sistema braille; estas personas tienen la zona de su corteza cerebral correspondiente al dedo índice, que es con el que leen, más mucho más desarrollada que la tenían antes de quedar ciegos o que el resto de las personas videntes. Hagamos una incursión en los pueblos primitivos, a ver si encontramos una homosexualidad del 1 al 4 por ciento entre varones y del 1 por ciento entre mujeres; porque esos pueblos, están todavía enclaustrados en su cultura, y no han sido todavía culturizados por la llamada civilización. Tienen unos códigos éticos distintos a los nuestros. La realización del instinto sexual y el amor en los primitivos, tiene una finalidad común con otros seres vivos, y especialmente con aquellos que filogenéticamente denominamos como superiores, la satisfacción de un deseo que tiene como fin la conservación de la especie. Veíamos que la sexualidad estaba al servicio de dos finalidades fundamentales: la conservación de la especie y la realización de las personas. Ahora fíjense, que fisiológicamente ocurre lo mismo en los seres vivos en general, que en los seres humanos en particular. ¿Será ésta una de las razones por las que tan escasísimas manifestaciones de homosexualidad encontramos en el reino animal? Porque para encontrar homosexualidad en el reino animal hay que buscar como una aguja en un pajar. Y las supuestas manifestaciones de homosexualidad del reino animal, no pasan de ser pseudo manifestaciones, que intentan gratificar sus pulsiones libidinales en época de celo. ¿Y eso se considera una manifestación de homosexualidad?. No hay base sería para contestar de manera afirmativa. Fíjense entre algunos de los pueblos primitivos, los niños y los adolescentes, de ambos sexos, antes que llegue la pubertad se entregan a actos ocultos que nadie osaría calificar de anormales, dentro de sus tribus. No hay en ello nada de vicioso, ni degradante. Puesto que para que haya vicio o pecado es necesario que antes haya Ley moral que sancione. Dice la Escritura en Romanos 5:13: Donde no hay ley no se inculpa de pecado. ¿Y qué pasa? ¿Hay problemas de homosexualidad entre estos chicos y chicas? No. Cuando llega la pubertad tienen sus rituales de iniciación, autorizados por los mayores de la tribu, se casan y no tienen los problemas que los adolescentes tienen entre nosotros. Porque tienen un modelo para cuando son niños y un modelo para cuando son adultos. Y cuando llega la pubertad se les considera adultos y se les incluye en un rol para adultos. Están preparados para eso. Se casan muy jóvenes. Aquí, entre nosotros, hay un vacío porque hay un modelo para niños, y un modelo para adultos, pero no hay un modelo para adolescentes. Y ahí en ese vacío nosotros somos bastante más primitivos que los pueblos primitivos, que no necesitan mandar al adolescente al psicólogo o al psiquiatra, al psicoanalista o al mago del clan o de la tribu porque no tienen los problemas psicoemocionales que nuestros adolescentes padecen.
Pero prosiguiendo con nuestras consideraciones, en cuanto a las perversiones sexuales o inversiones sexuales de los salvajes, encontramos que son excepcionales. Voy a declararles en qué parte se encuentran y por qué. Se han encontrado en algunos puntos aislados de África casos de pederastia, pero casi siempre condicionados por la influencia de los europeos o de los árabes. El medio tiene mucha influencia. Entre los indios de América es extremadamente raro que pueda aparecer un caso de homosexualidad, y hablamos de homosexualidad masculina, porque femenina no existe. Hubo un tiempo en que en las islas Hawai se dieron casos de homosexualidad, limitada a los cortesanos del Rey a quien la ley prohibía contraer matrimonio. Como el instinto sexual es muy poderoso si no puede realizarse de manera heterosexual, intentará gratificar su deseo de manera homosexual. El instinto sexual tiene tanta fuerza que tiene que salir por alguna parte. Es decir no se le puede poner una coraza, la rompe. Pero si aquí había manifestaciones de homosexualidad es porque se les prohibía la realización natural, no solo fisiológica, del instinto sexual. Y una cosa para que se tome nota: a veces somos tan represores, que pretendiendo corregir un mal, terminamos por favorecerlo. En Melanesia, donde hay y hubo misioneros cristianos; los misioneros que fueron allí iban con las mejores intenciones, pero vestidos de puritanos. Intentar llegar a un pueblo que tiene una cultura milenaria, que tiene unas tradiciones para ellos sagradas, vestidos de puritanos, es tan alienante y desestructurado que puede generar una tragedia. El Evangelio no se puede llevar, como se llevó en el descubrimiento de América con la espada o la pistola en el pecho y la soga alrededor del cuello para decir: o te bautizas o te mato. En Melanesia los misioneros intentaron poner fin a la costumbre que reunía, a todos los chicos y chicas antes de la pubertad, cuando no podían concebir y tener hijos, en chozas y hablaban entre ellos y se divertían sin la maldad que se presumía que había en sus corazones... Cuando intentaron prohibir esas reuniones, en las que evidentemente había ciertas manifestaciones de realización sexual, -pero los melanesios no tenían los diez mandamientos, ni estaban sujetos a esa ley, ni tenían ese conocimiento de una moral puritana corrompida, intentando enseñarles qué decía la Palabra de Dios, asegurándoles que sus prácticas constituían un pecado terrible, y por consiguiente estaban abocados a la perdición eterna, ¿saben lo que consiguieron? Generaron un número elevado de casos de homosexualidad. Cuando consiguieron prohibir con mano dura y puño de hierro las prácticas, según ellos nefandas de los aborígenes, desencadenaron una pandemia de homosexualidad. Estas reflexiones son fuertes pero son reales. Se puede afirmar, en suma, desde el punto de vista científico que los vicios contra la naturaleza, como los llamaban los evangelizadores, han sido enseñados a los hijos de la selva por los blancos, quienes les han llevado también el conocimiento y padecimiento del alcoholismo y la sífilis. Esto es históricamente cierto. Establecido esto resultan banales las afirmaciones, de los que afirman que la homosexualidad es absolutamente natural, puesto que los hijos de la naturaleza la desconocen por principio. Los llamados salvajes, mientras esta civilización no les alcanza, no son ni invertidos ni pervertidos. Cuando llega, a algún lugar, la civilización llamada cristiana empieza a aparecer las perversiones y las inversiones.
Bien, una vez dicho esto, el pasaje que hemos leído de Romanos 1 que parece que condena cualquier actividad homosexual, yo entiendo que no puede considerarse así. Planteado de otra manera: ¿El Nuevo Testamento condena algún aspecto de la homosexualidad? Sí. Pero que lo condene ¿quiere decir que condena a las personas eternamente? De ninguna manera. Dios quiere la salvación de todos los seres humanos, pero parece ser que hay algunos que quedan excluidos por ser homosexuales. ¿Las iglesias por quién creemos que están formadas? Las iglesias están formadas por pecadores ¿O es que somos otra cosa? ¿O es que ya porque hemos conocido el evangelio, a nosotros lo del pecado no nos afecta? Y entonces hacemos tal exposición de la gracia que nos olvidamos de cosas que el Señor Jesucristo enseñó como fundamentales. Somos salvos por la gracia, por la fe, esto es verdad, y porque Dios nos ama y porque El nos ha querido regalar en Cristo la salvación. Esto es indiscutible, pero somos salvos ¿para qué? Si recordamos un poco lo que dice Efesios en el capítulo 2 (vs. 9-10): “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Solemos argumentar que la Ley murió para nosotros ¿dice la Biblia que la Ley murió? La Biblia dice que nadie se puede justificar intentando cumplir las obras de la Ley, pero no que la Ley esté muerta. La Biblia dice todo lo contrario. La Biblia dice que somos nosotros los que estamos muertos para Ley, no la Ley para nosotros. Y decir esto a la inversa tiene mucha importancia. Nosotros en Cristo hemos muerto, y nuestro cuerpo de pecado fue crucificado con Él en la cruz, hemos muerto nosotros a la Ley, pero la Ley no está muerta. ¿Qué dice Jesús en el sermón del Monte? : Yo no he venido para abrogar la Ley o los profetas, he venido para cumplirla, no para eliminarla; y en otra parte del sermón del Monte añade, que tendrán que pasar el cielo y la tierra antes de que se toque ni una letra ni una tilde de la Ley. Hasta que no pasen, la Ley no está muerta. Porque no podríamos predicar el Evangelio si la Ley estuviese muerta. ¿Con qué base se podría decir a la gente que son pecadores si la Ley está muerta? Dirían, ¿pecadores de qué? Eres un ladrón, eres un adúltero, eres un homicida, y ¿eso por qué? ¿Eso porque lo dice usted? Para mí todo eso de ser ladrón, de ser homicida, de ser homosexual, eso yo no lo veo como usted lo ve. La referencia que tenemos es la Ley de Dios. Y la Ley expresa la voluntad de Dios. No somos salvos por la Ley, pero la Ley es el ayo, el paidogogos, dice el griego, el maestro del niño para llevarnos a Cristo a fin de que seamos justificados por la fe en Él (Gál 3:24); por tanto la Ley no nos salva pero, es como una flecha que nos indica dónde nos podemos salvar, y quién es el Soter, el Salvador. Por otro dalo la Ley nos crea un sentimiento de culpa, necesario para buscar nuestra salvación. Y una vez que somos salvos, ¿Qué es cumplir la voluntad de Dios? Cumplir la voluntad de Dios es cumplir, intentar cumplir aquello que el Señor cumplió Y ¿qué fue lo que el Señor cumplió? La Ley, los diez mandamientos. Y a nosotros, la llamada al seguimiento y a la santificación es a no ser adúlteros, a honrar al padre y a la madre, a no ser ladrones, a no ser homicidas, etc. etc.; es decir, nosotros estamos muertos para la Ley, pero la Ley no está muerta. La Ley será innecesaria, escatológicamente hablando, cuando llegue el tiempo, que Dios tiene reservado, en Su propósito, para el establecimiento pleno de su Reino. Pero en el presente la Ley permanece como un espejo en el que al mirarnos podamos apreciar la fealdad de nuestro rostro.
Muchos piensan que en Romanos capítulo primero se condena todo tipo de homosexualidad. No es verdad. Aquí se condenan muchas cosas, no solo la homosexualidad. ¿Es que los homosexuales son los únicos que tienen una mente reprobada, que hacen cosas que no convienen, que están atestados de injusticia, de perversidad, de malicia, de maldad, llenos de envidia, los únicos que son homicidas, que entran en contiendas, en engaños, en malignidades, los únicos murmuradores, etc. Si solo aplicamos este pasaje a los homosexuales, parece que son solo los homosexuales los aborrecedores de Dios, los odiadores de Dios, los injuriosos, los soberbios, los altivos, los inventores de males, los desobedientes a los padres, los necios, los desleales, que están sin afecto natural, los implacables, los que no tienen misericordia. ¿Y cuando un homosexual da la vida por un ser humano, también es implacable y sin misericordia? Porque estas cosas pasan. Aplicar este capítulo primero, de Romanos, que esta describiendo las consecuencias de la caída y de la represión de Dios en lo más profundo de corazón del hombre, solo a los homosexuales, -yo les digo, y no pretendo ser dogmático- me parece horrible. Los dogmatismos destruyen la comunión entre las iglesias, y a una iglesia dentro de sí misma. Entonces ¿qué homosexualidad es la que se critica y condena aquí? Aquí no que se critica al niño que cuando tiene cinco años empieza a sentirse niña por dentro, y cuando nadie le está imbuyendo ese pensamiento, empieza a cambiar sus costumbres y va desarrollándose, y crece y llega a la pubertad y resulta que se da cuenta de que no le gustan las niñas como pareja amorosa, sino que le gustan los niños. Pero como tiene una conciencia (hay una conciencia y una ética social que reprueba la homosexualidad) se siente culpable. ¿Qué se reprueba aquí? ¿cualquier tipo de homosexualidad? En absoluto. Yo sostengo que muchos homosexuales, no todos, están emocionalmente enfermos y no lo saben. Lo que saben es que es un chico y se siente chica por dentro, o que es una chica y se siente chico, o que no le gusta o no se enamora de una persona del otro sexo sino de una de su mismo sexo, y cuando le llegan los mensajes de que la homosexualidad es igual que la heterosexualidad, que no importa, que eso es natural, que es que ya nació así, que es que tiene un gen que dirige ese proceso, que es que tiene una alteración en el cerebro que informa esa conducta, etc. Para amortiguar los sentimientos de culpa de su propia conciencia, termina aceptándolo, como mecanismo de defensa, para encontrar un equilibrio psicoemocional en su vida. Pero también puede llegar a la adolescencia y no inclinarse ni a una parte ni a otra, y quedarse en una situación preocupante, anímicamente hablando. Pues aquí solo se condena a aquellas personas que siendo heterosexuales durante una parte importante de su vida, decidieron ellas voluntariamente cambiar esa situación. Esto es otra historia. Esto no tiene nada que ver con el homosexual que no sabe por qué es homosexual, que incluso no quiere ser homosexual, y lucha denodadamente, cuando no agónicamente, para superar esa tendencia y no lo consigue. Sufre en lo más profundo de su alma, se desgarra por dentro esperando la liberación que nunca llega. A mi consulta han llegado personas con la siguiente actitud: “Yo creo que soy un chico normal desde el punto de vista físico y desde el punto de vista genital, ¿entonces por qué a la mayoría de chicos como yo, les gustan las chicas y a mí me gustan los chicos?. Cuando a esa persona que busca la verdad, enterrada y reprimida en lo más profundo de su ser, se le somete a un tratamiento de psicoterapia y se descubren las causas generadoras de su homosexualidad, muchas de esas personas se liberan y cambian. Otras deciden que no van ni en una dirección ni en otra. Otros, después de conocer la verdad, deciden seguir el camino de la homosexualidad, pero con una diferencia, ahora ya saben por qué son homosexuales; y el hecho de saber por qué lo son y cómo llegaron a eso, haciendo consciente lo inconsciente, les permite mantener una homeostasis emocional que antes no podían conseguir. No obstante, en estas circunstancias su conciencia seguirá funcionando y no lograrán erradicar completamente las raíces de amargura que sigue habiendo en el fondo de su corazón. En el corazón del hombre hay muchos contenidos que cuando ascienden a la conciencia (al YO) contaminan y desestructuran su vida. Pero además en el corazón del hombre hay un arquetipo, un tipo psicológico universal, de la imagen reprimida de Dios desde la caída. Soy una de las pocas personas en el mundo que defiende esto. Pero les puedo decir que algún psiquiatra eminente de verdad, discípulo de Sigmund Freud, pero que orientó sus conocimientos en un sentido psicoanalítico, muy particular, escribió un libro que se llama LA PRESENCIA IGNORADA DE DIOS. Un libro pequeñito, pero un libro precioso donde dice exactamente lo que yo estoy intentando trasmitirles... LA PRESENCIA IGNORADA DE DIOS de Víctor Franlk sostiene que en lo más profundo de nuestro ser existe una imagen arquetípica de Dios reprimida.
Desde mi punto de vista la conversión consiste en que esa Imago Dei reprimida asciende a la conciencia desde lo más profundo de nuestro corazón. El Dios reprimido se hace consciente, y la persona vivencia su campo yóico inundado por la Trascendencia y toda su realidad y su vida toman una dimensión de realización eterna, de la vivencia por el tiempo indefinido. Cuando una persona se convierte es cuando ese Dios que tenemos sepultado y reprimido en lo más profundo del corazón se hace consciente. Y la civilización humana en la medida que avanza deviniéndose en la filosofía nefasta de Frederic Nietzsche del Superhombre y de la Muerte de Dios, refuerza la represión de la imagen de Dios, que el hombre lleva impresa en lo más profundo de su ser. Cuando en Romanos 1 dice que la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen (gr: reprimen) con injusticia la verdad, quizá se está hablando de aquél paso de la reflexión del que Teilhard de Chardin matizaba en su curva de la corpusculización. Habiendo realizado la interpretación de Romanos 1:18-32, dejaremos la exégesis y hermenéutica de los restantes textos novotestamentarios, que tratan de la homosexualidad, para el capítulo siguiente.

Fuente: Protestantedigital, 2015.

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