Vamos
a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e intentar
interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo.
Por.
José Manuel González Campa, España
El
primer libro que habla de que los seres humanos somos bisexuales, es la Biblia.
En la estructura o tectónica de la Personalidad, nos encontramos con las
siguientes instancias psíquicas, el superyó (o conciencia ético-moral), el yo
(conciencia de la realidad) y el ello, inconsciente o subconsciente (del que se
derivan las demás estructuras anímicas). Dentro de esta última esfera nos
encontramos con un inconsciente individual idiosincrásico y un inconsciente
colectivo común a todas las etnias humanas. (C.G. Jung, en mi criterio, el
científico que más ha profundizado en el conocimiento del hombre, demostró que
no había solo un inconsciente individual, sino, también, un inconsciente
colectivo). Y dentro de ese inconsciente colectivo se encontró que existían
unos complejos psicológicos arquetípicos, que constituyen los tipos
psicológicos más antiguos de la esfera de nuestra intimidad. Son complejos e
imágenes eidéticas que todos los seres humanos tenemos en común, seamos de la
etnia que seamos. La Biblia habla de la bisexualidad humana y lo hace en el
libro del Génesis escrito hace miles de años. Sin embargo en 2000 años de
Cristianismo muy pocas personas, leyendo y estudiando la Biblia, se han dado
cuenta de esta realidad, que es muy ¡importante! no solo para el tema de la
sexualidad, sino también para la vida y las relaciones humanas. Pero volvamos
con el tema, el tema de la homosexualidad. Tenemos que examinar todos los
contenidos del instinto sexual (ya que no hay un instinto sexual único, sino un
instinto sexual predominante y varios instintos sexuales componentes). El
predominante es el instinto heterosexual en un varón o una mujer. Y los
componentes, lo constituyen: el instinto homosexual, el instinto narcisista, el
instinto masoquista, el instinto sádico, y los diversos instintos componentes
que informan todas las conductas sexuales que se pueden dar en la vida de un
ser humano.
Vamos
a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e intentar
interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo. Hay que entender
todo lo que hay en la Escritura desde Cristo, incluido el problema de la
sexualidad. Y si lo entendemos así: pensemos si en una predicación de Jesús de
Nazaret apareciesen, mayoritariamente, personas homosexuales. ¿Qué les diría el
Señor? Sencillamente: la verdad. Les invitaría a que escudriñasen la Escritura,
porque en ella encontrarían la respuesta a todos sus interrogantes. Veamos lo
que pensaba Jesús de Nazaret sobre la sexualidad en general y sobre el instinto
sexual en particular. Para ello iremos al Evangelio de Marcos, capítulo 7, donde
se trata de lo que contamina, ética y moralmente, al hombre. El Señor
Jesucristo, a aquellos que pensaban que el hombre se contaminaba con lo que
venía de afuera de su cuerpo, les dice lo siguiente: “pero decía que lo que del
hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón, de los
hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones
(inmoralidades sexuales, pornografía, prostitución, etc.), los homicidios, los
hurtos, las avaricias.
(Ansia
de tener más y más), las maldades, el engaño (lo doloso), la lascivia (el
desenfrenado instinto sexual, desvergüenza, libertinaje, quitar el freno,
quitar la vergüenza), la envidia (el mal de ojo), la maledicencia, la soberbia,
la insensatez (lo inconsciente, la locura). Todas estas maldades de dentro
salen y contaminan al hombre”. Marcos 7:20-23. Reflexionemos y no seamos como
los hipócritas ¿Hay alguna iglesia que pudiese decir que entre sus miembros no
hay, algunos, con malos pensamientos? ¿Emprendemos alguna cruzada contra estos
hermanos/as? ¿Proponemos que se excomulgue a quien tiene malos pensamientos?
Los adulterios, desgraciadamente, también se dan en medios cristianos evangélicos
y tampoco, en muchos casos, se toma medida alguna contra los tales. Se corre un
tupido velo para que eso no trascienda; y si es posible, que no se entere
absolutamente nadie. Y se pasa página. Veamos si con los homosexuales se toma
la misma postura. Mi respuesta es un rotundo no.
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homosexualidad Vamos a ver como se devienen estos contenidos del corazón del
hombre e intentar interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo.
CIENCIA Y FE AUTOR José Manuel González Campa 19 DE ABRIL DE 2015 20:00 h El
primer libro que habla de que los seres humanos somos bisexuales, es la Biblia.
En la estructura o tectónica de la Personalidad, nos encontramos con las
siguientes instancias psíquicas, el superyó (o conciencia ético-moral), el yo
(conciencia de la realidad) y el ello, inconsciente o subconsciente (del que se
derivan las demás estructuras anímicas). Dentro de esta última esfera nos
encontramos con un inconsciente individual idiosincrásico y un inconsciente
colectivo común a todas las etnias humanas. (C.G. Jung, en mi criterio, el
científico que más ha profundizado en el conocimiento del hombre, demostró que
no había solo un inconsciente individual, sino, también, un inconsciente
colectivo). Y dentro de ese inconsciente colectivo se encontró que existían
unos complejos psicológicos arquetípicos, que constituyen los tipos
psicológicos más antiguos de la esfera de nuestra intimidad. Son complejos e imágenes
eidéticas que todos los seres humanos tenemos en común, seamos de la etnia que
seamos. La Biblia habla de la bisexualidad humana y lo hace en el libro del
Génesis escrito hace miles de años. Sin embargo en 2000 años de Cristianismo
muy pocas personas, leyendo y estudiando la Biblia, se han dado cuenta de esta
realidad, que es muy ¡importante! no solo para el tema de la sexualidad, sino
también para la vida y las relaciones humanas. Pero volvamos con el tema, el
tema de la homosexualidad. Tenemos que examinar todos los contenidos del
instinto sexual (ya que no hay un instinto sexual único, sino un instinto
sexual predominante y varios instintos sexuales componentes). El predominante
es el instinto heterosexual en un varón o una mujer. Y los componentes, lo
constituyen: el instinto homosexual, el instinto narcisista, el instinto
masoquista, el instinto sádico, y los diversos instintos componentes que
informan todas las conductas sexuales que se pueden dar en la vida de un ser
humano. Vamos a ver como se devienen estos contenidos del corazón del hombre e
intentar interpretarlos a la luz de Revelación de Dios: que es Cristo. Hay que
entender todo lo que hay en la Escritura desde Cristo, incluido el problema de
la sexualidad. Y si lo entendemos así: pensemos si en una predicación de Jesús
de Nazaret apareciesen, mayoritariamente, personas homosexuales. ¿Qué les diría
el Señor? Sencillamente: la verdad. Les invitaría a que escudriñasen la
Escritura, porque en ella encontrarían la respuesta a todos sus interrogantes.
Veamos lo que pensaba Jesús de Nazaret sobre la sexualidad en general y sobre
el instinto sexual en particular. Para ello iremos al Evangelio de Marcos,
capítulo 7, donde se trata de lo que contamina, ética y moralmente, al hombre.
El Señor Jesucristo, a aquellos que pensaban que el hombre se contaminaba con
lo que venía de afuera de su cuerpo, les dice lo siguiente: “pero decía que lo
que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón, de
los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones
(inmoralidades sexuales, pornografía, prostitución, etc.), los homicidios, los
hurtos, las avaricias (ansia de tener más y más), las maldades, el engaño (lo
doloso), la lascivia (el desenfrenado instinto sexual, desvergüenza,
libertinaje, quitar el freno, quitar la vergüenza), la envidia (el mal de ojo),
la maledicencia, la soberbia, la insensatez (lo inconsciente, la locura). Todas
estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre”. Marcos 7:20-23.
Reflexionemos y no seamos como los hipócritas ¿Hay alguna iglesia que pudiese
decir que entre sus miembros no hay, algunos, con malos pensamientos?
¿Emprendemos alguna cruzada contra estos hermanos/as? ¿Proponemos que se
excomulgue a quien tiene malos pensamientos? Los adulterios, desgraciadamente,
también se dan en medios cristianos evangélicos y tampoco, en muchos casos, se
toma medida alguna contra los tales. Se corre un tupido velo para que eso no
trascienda; y si es posible, que no se entere absolutamente nadie. Y se pasa
página. Veamos si con los homosexuales se toma la misma postura. Mi respuesta
es un rotundo no. Pero si pensamos que estas cosas, que salen del corazón del
hombre, a nosotros no nos afectan para nada. Si pensamos que hemos tenido toda
la vida un corazón limpio que nunca tuvo malos pensamientos, que nunca tuvo
problemas de adulterio; problemas de adulterio físicamente consumados quizá no,
pero si recordamos lo que dice Jesús de Nazaret sobre el adulterio entonces,
quizá tendríamos que callarnos casi todos. Porque dice: “Oísteis que fue dicho:
no cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” ¿Quién se puede salvar de
esto? La letra por sí sola, dice el Nuevo Testamento que mata; lo que importa
es el espíritu que informa esa letra y la interpretación de la Biblia hay que
hacerla desde esa perspectiva. El literalismo ha ejercido una acción
desestructuradora y tanática para la Iglesia.
Proseguimos con las cosas que salen del corazón: los hurtos, las avaricias, -el ansia de tener más y más, ¿Quién se puede librar de eso? ¿Qué pasa en una congregación? ¿Hay gente que no tenga ansia de tener más y más? ¿Se emprende alguna cruzada contra estas personas, se piensa que hay que disciplinarlas y ponerlas fuera de comunión porque lo único que esperan en la vida es tener más y más? Ahora si el problema es de homosexualidad ya estamos hablando de otra historia. Pero no se emprende ninguna acción contra las aberraciones que se dan en las relaciones sexuales dentro del matrimonio, porque dentro del matrimonio todo está permitido. La respuesta bíblica y la científica afirman: que no todo está permitido. Hay muchas prácticas sexuales que corrompen a los matrimonios (sean creyentes o no) y que les hacen enfermar como pareja. Los médicos, empezando por los psicoanalistas, intentan corregir esas actuaciones para que el matrimonio no se rompa y no termine como el rosario de la aurora. Pero no se aplica ninguna disciplina contra estas prácticas aberrantes y desestabilizadoras del equilibrio psico-emocional de una pareja. Todas estas maldades salen de dentro, y contaminan al hombre. Todo lo que hay en el corazón del hombre, incluido el instinto sexual, es lo que contamina al hombre cuando estas tendencias instintivas se salen fuera de los cauces homeostáticos, dentro de los cuales deben devenirse de manera equilibrada.
Proseguimos con las cosas que salen del corazón: los hurtos, las avaricias, -el ansia de tener más y más, ¿Quién se puede librar de eso? ¿Qué pasa en una congregación? ¿Hay gente que no tenga ansia de tener más y más? ¿Se emprende alguna cruzada contra estas personas, se piensa que hay que disciplinarlas y ponerlas fuera de comunión porque lo único que esperan en la vida es tener más y más? Ahora si el problema es de homosexualidad ya estamos hablando de otra historia. Pero no se emprende ninguna acción contra las aberraciones que se dan en las relaciones sexuales dentro del matrimonio, porque dentro del matrimonio todo está permitido. La respuesta bíblica y la científica afirman: que no todo está permitido. Hay muchas prácticas sexuales que corrompen a los matrimonios (sean creyentes o no) y que les hacen enfermar como pareja. Los médicos, empezando por los psicoanalistas, intentan corregir esas actuaciones para que el matrimonio no se rompa y no termine como el rosario de la aurora. Pero no se aplica ninguna disciplina contra estas prácticas aberrantes y desestabilizadoras del equilibrio psico-emocional de una pareja. Todas estas maldades salen de dentro, y contaminan al hombre. Todo lo que hay en el corazón del hombre, incluido el instinto sexual, es lo que contamina al hombre cuando estas tendencias instintivas se salen fuera de los cauces homeostáticos, dentro de los cuales deben devenirse de manera equilibrada.
Vamos,
ya, a la parte más concreta de lo que hemos leído en Romanos 1, pero antes de
entrar en esta parte quiero trasmitirles una reflexión: Para discernir un poco
la problemática de la homosexualidad recordemos a aquellos que defienden que es
una realidad congénita. Veíamos que esto no se ha demostrado científicamente,
como tampoco ha podido verificarse que exista un gen de la homosexualidad; por
otra parte aquellos que defienden que hay alguna/as alteraciones, en el
cerebro, que luego condicionan a la homosexualidad no han podido demostrar que
esto sea así, sino más bien todo lo contrario. Se consideran, hoy en día, los
trabajos de un prestigioso científico, investigador en el campo de la
antropología, de la genética, y de la neurociencias. Que actualmente vive. Él
estudió una serie de personas: 9 mujeres homosexuales, 14 o 15 hombres
homosexuales y además 16 personas heterosexuales, ¿Qué estudió? Los cadáveres
de esas personas. Y buscó en el cerebro de esas personas, en una muestra amplia
y variada de diversas razas, si había algo que pudiese apuntar que la
homosexualidad era de naturaleza congénita, que se nacía con esa condición, y
que la causa responsable de su conducta sexual estaría en una alteración en la
estructura de su cerebro. Encontró que los hombres homosexuales y las mujeres
heterosexuales tenían determinada zona del cerebro más pequeña. Ahí ya
empezaron los defensores de la etiología congénita de la homosexualidad su apologética,
dado que los hombres heterosexuales tenían esa zona más grande; pero la
comparación es equívoca, porque compara toda esa muestra de homosexuales con
una muestra de heterosexuales de los que no conoce su historia sexual. De los
16 heterosexuales que estudió solo se conocía la historia de dos, los otros 14
no sabemos si eran homosexuales si eran bisexuales o que es lo que eran; por lo
tanto el estudio no tiene ningún valor científico. Estudió, también, una zona
del cerebro, que vamos a denominar X3. Hay determinadas zonas del cerebro que
serian X1, X2 y X4. El X3 es el que aparecía en las mujeres y en los
homosexuales que se sabía que eran homosexuales cuando fallecieron y era más
pequeño que en los supuestos heterosexuales que no se sabía que condición
sexual tenían. Salvo en dos encontró que era más pequeño y a partir de ahí se
hicieron deducciones elucubrativas que llegaron a un sector público muy amplio.
En la revista Newsweek, una revista norteamericana de mucho prestigio, a raíz
de todo esto, periodistas científicos, hacían esta pregunta: ¿Los homosexuales
son homosexuales porque tienen un X3 más pequeño, como las mujeres, y esa es la
razón de su homosexualidad, o el X3 es más pequeño como consecuencia de la
acción, sobre su cerebro, de sus sentimientos, de sus pensamientos y de su
conducta? Fíjense que la pregunta se las trae. ¿Por qué preguntan eso? Porque
sabemos que el medio puede modificar las estructuras cerebrales. Esta es una
realidad científicamente comprobada. El medio es capaz de modificar no solo las
estructuras cerebrales, sino también el nivel de las hormonas en el organismo,
y hasta el propio código genético. El medio tiene una influencia impresionante
sobre el homo sapiens, y lo hace a través de la mente y la mente canaliza sus
motivaciones a través del cerebro, y finalmente éste actúa sobre el organismo.
Se hacían esta pregunta: ¿Por qué son homosexuales? ¿Por qué tienen un X3 más
pequeño, por razones orgánicas congénitas o genéticas? ¿O son homosexuales,
porque sus pensamientos, sus sentimientos, y su conducta homosexual ha alterado
una determinada zona de su cerebro?
Otra
revista científica, norteamericana, del máximo nivel, aclara un poco la contestación
a estos interrogantes. Habla de que las personas que han sido videntes durante
muchos años de su vida y posteriormente se han quedado ciegas y han aprendido a
leer en el sistema braille; estas personas tienen la zona de su corteza
cerebral correspondiente al dedo índice, que es con el que leen, más mucho más
desarrollada que la tenían antes de quedar ciegos o que el resto de las
personas videntes. Hagamos una incursión en los pueblos primitivos, a ver si
encontramos una homosexualidad del 1 al 4 por ciento entre varones y del 1 por
ciento entre mujeres; porque esos pueblos, están todavía enclaustrados en su
cultura, y no han sido todavía culturizados por la llamada civilización. Tienen
unos códigos éticos distintos a los nuestros. La realización del instinto
sexual y el amor en los primitivos, tiene una finalidad común con otros seres
vivos, y especialmente con aquellos que filogenéticamente denominamos como
superiores, la satisfacción de un deseo que tiene como fin la conservación de
la especie. Veíamos que la sexualidad estaba al servicio de dos finalidades
fundamentales: la conservación de la especie y la realización de las personas.
Ahora fíjense, que fisiológicamente ocurre lo mismo en los seres vivos en
general, que en los seres humanos en particular. ¿Será ésta una de las razones
por las que tan escasísimas manifestaciones de homosexualidad encontramos en el
reino animal? Porque para encontrar homosexualidad en el reino animal hay que
buscar como una aguja en un pajar. Y las supuestas manifestaciones de
homosexualidad del reino animal, no pasan de ser pseudo manifestaciones, que
intentan gratificar sus pulsiones libidinales en época de celo. ¿Y eso se
considera una manifestación de homosexualidad?. No hay base sería para
contestar de manera afirmativa. Fíjense entre algunos de los pueblos
primitivos, los niños y los adolescentes, de ambos sexos, antes que llegue la
pubertad se entregan a actos ocultos que nadie osaría calificar de anormales,
dentro de sus tribus. No hay en ello nada de vicioso, ni degradante. Puesto que
para que haya vicio o pecado es necesario que antes haya Ley moral que
sancione. Dice la Escritura en Romanos 5:13: Donde no hay ley no se inculpa de
pecado. ¿Y qué pasa? ¿Hay problemas de homosexualidad entre estos chicos y
chicas? No. Cuando llega la pubertad tienen sus rituales de iniciación,
autorizados por los mayores de la tribu, se casan y no tienen los problemas que
los adolescentes tienen entre nosotros. Porque tienen un modelo para cuando son
niños y un modelo para cuando son adultos. Y cuando llega la pubertad se les
considera adultos y se les incluye en un rol para adultos. Están preparados
para eso. Se casan muy jóvenes. Aquí, entre nosotros, hay un vacío porque hay
un modelo para niños, y un modelo para adultos, pero no hay un modelo para
adolescentes. Y ahí en ese vacío nosotros somos bastante más primitivos que los
pueblos primitivos, que no necesitan mandar al adolescente al psicólogo o al
psiquiatra, al psicoanalista o al mago del clan o de la tribu porque no tienen los
problemas psicoemocionales que nuestros adolescentes padecen.
Pero
prosiguiendo con nuestras consideraciones, en cuanto a las perversiones
sexuales o inversiones sexuales de los salvajes, encontramos que son
excepcionales. Voy a declararles en qué parte se encuentran y por qué. Se han
encontrado en algunos puntos aislados de África casos de pederastia, pero casi
siempre condicionados por la influencia de los europeos o de los árabes. El
medio tiene mucha influencia. Entre los indios de América es extremadamente
raro que pueda aparecer un caso de homosexualidad, y hablamos de homosexualidad
masculina, porque femenina no existe. Hubo un tiempo en que en las islas Hawai
se dieron casos de homosexualidad, limitada a los cortesanos del Rey a quien la
ley prohibía contraer matrimonio. Como el instinto sexual es muy poderoso si no
puede realizarse de manera heterosexual, intentará gratificar su deseo de
manera homosexual. El instinto sexual tiene tanta fuerza que tiene que salir
por alguna parte. Es decir no se le puede poner una coraza, la rompe. Pero si
aquí había manifestaciones de homosexualidad es porque se les prohibía la
realización natural, no solo fisiológica, del instinto sexual. Y una cosa para
que se tome nota: a veces somos tan represores, que pretendiendo corregir un
mal, terminamos por favorecerlo. En Melanesia, donde hay y hubo misioneros
cristianos; los misioneros que fueron allí iban con las mejores intenciones,
pero vestidos de puritanos. Intentar llegar a un pueblo que tiene una cultura
milenaria, que tiene unas tradiciones para ellos sagradas, vestidos de
puritanos, es tan alienante y desestructurado que puede generar una tragedia.
El Evangelio no se puede llevar, como se llevó en el descubrimiento de América
con la espada o la pistola en el pecho y la soga alrededor del cuello para
decir: o te bautizas o te mato. En Melanesia los misioneros intentaron poner
fin a la costumbre que reunía, a todos los chicos y chicas antes de la
pubertad, cuando no podían concebir y tener hijos, en chozas y hablaban entre
ellos y se divertían sin la maldad que se presumía que había en sus
corazones... Cuando intentaron prohibir esas reuniones, en las que
evidentemente había ciertas manifestaciones de realización sexual, -pero los
melanesios no tenían los diez mandamientos, ni estaban sujetos a esa ley, ni
tenían ese conocimiento de una moral puritana corrompida, intentando enseñarles
qué decía la Palabra de Dios, asegurándoles que sus prácticas constituían un
pecado terrible, y por consiguiente estaban abocados a la perdición eterna,
¿saben lo que consiguieron? Generaron un número elevado de casos de
homosexualidad. Cuando consiguieron prohibir con mano dura y puño de hierro las
prácticas, según ellos nefandas de los aborígenes, desencadenaron una pandemia
de homosexualidad. Estas reflexiones son fuertes pero son reales. Se puede
afirmar, en suma, desde el punto de vista científico que los vicios contra la
naturaleza, como los llamaban los evangelizadores, han sido enseñados a los
hijos de la selva por los blancos, quienes les han llevado también el
conocimiento y padecimiento del alcoholismo y la sífilis. Esto es
históricamente cierto. Establecido esto resultan banales las afirmaciones, de
los que afirman que la homosexualidad es absolutamente natural, puesto que los
hijos de la naturaleza la desconocen por principio. Los llamados salvajes,
mientras esta civilización no les alcanza, no son ni invertidos ni pervertidos.
Cuando llega, a algún lugar, la civilización llamada cristiana empieza a
aparecer las perversiones y las inversiones.
Bien,
una vez dicho esto, el pasaje que hemos leído de Romanos 1 que parece que
condena cualquier actividad homosexual, yo entiendo que no puede considerarse
así. Planteado de otra manera: ¿El Nuevo Testamento condena algún aspecto de la
homosexualidad? Sí. Pero que lo condene ¿quiere decir que condena a las
personas eternamente? De ninguna manera. Dios quiere la salvación de todos los
seres humanos, pero parece ser que hay algunos que quedan excluidos por ser
homosexuales. ¿Las iglesias por quién creemos que están formadas? Las iglesias están
formadas por pecadores ¿O es que somos otra cosa? ¿O es que ya porque hemos
conocido el evangelio, a nosotros lo del pecado no nos afecta? Y entonces
hacemos tal exposición de la gracia que nos olvidamos de cosas que el Señor
Jesucristo enseñó como fundamentales. Somos salvos por la gracia, por la fe,
esto es verdad, y porque Dios nos ama y porque El nos ha querido regalar en
Cristo la salvación. Esto es indiscutible, pero somos salvos ¿para qué? Si
recordamos un poco lo que dice Efesios en el capítulo 2 (vs. 9-10): “Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos
en ellas”. Solemos argumentar que la Ley murió para nosotros ¿dice la Biblia
que la Ley murió? La Biblia dice que nadie se puede justificar intentando
cumplir las obras de la Ley, pero no que la Ley esté muerta. La Biblia dice
todo lo contrario. La Biblia dice que somos nosotros los que estamos muertos
para Ley, no la Ley para nosotros. Y decir esto a la inversa tiene mucha
importancia. Nosotros en Cristo hemos muerto, y nuestro cuerpo de pecado fue
crucificado con Él en la cruz, hemos muerto nosotros a la Ley, pero la Ley no
está muerta. ¿Qué dice Jesús en el sermón del Monte? : Yo no he venido para
abrogar la Ley o los profetas, he venido para cumplirla, no para eliminarla; y
en otra parte del sermón del Monte añade, que tendrán que pasar el cielo y la
tierra antes de que se toque ni una letra ni una tilde de la Ley. Hasta que no
pasen, la Ley no está muerta. Porque no podríamos predicar el Evangelio si la
Ley estuviese muerta. ¿Con qué base se podría decir a la gente que son
pecadores si la Ley está muerta? Dirían, ¿pecadores de qué? Eres un ladrón,
eres un adúltero, eres un homicida, y ¿eso por qué? ¿Eso porque lo dice usted?
Para mí todo eso de ser ladrón, de ser homicida, de ser homosexual, eso yo no
lo veo como usted lo ve. La referencia que tenemos es la Ley de Dios. Y la Ley
expresa la voluntad de Dios. No somos salvos por la Ley, pero la Ley es el ayo,
el paidogogos, dice el griego, el maestro del niño para llevarnos a Cristo a
fin de que seamos justificados por la fe en Él (Gál 3:24); por tanto la Ley no
nos salva pero, es como una flecha que nos indica dónde nos podemos salvar, y
quién es el Soter, el Salvador. Por otro dalo la Ley nos crea un sentimiento de
culpa, necesario para buscar nuestra salvación. Y una vez que somos salvos,
¿Qué es cumplir la voluntad de Dios? Cumplir la voluntad de Dios es cumplir,
intentar cumplir aquello que el Señor cumplió Y ¿qué fue lo que el Señor
cumplió? La Ley, los diez mandamientos. Y a nosotros, la llamada al seguimiento
y a la santificación es a no ser adúlteros, a honrar al padre y a la madre, a
no ser ladrones, a no ser homicidas, etc. etc.; es decir, nosotros estamos
muertos para la Ley, pero la Ley no está muerta. La Ley será innecesaria,
escatológicamente hablando, cuando llegue el tiempo, que Dios tiene reservado,
en Su propósito, para el establecimiento pleno de su Reino. Pero en el presente
la Ley permanece como un espejo en el que al mirarnos podamos apreciar la
fealdad de nuestro rostro.
Muchos
piensan que en Romanos capítulo primero se condena todo tipo de homosexualidad.
No es verdad. Aquí se condenan muchas cosas, no solo la homosexualidad. ¿Es que
los homosexuales son los únicos que tienen una mente reprobada, que hacen cosas
que no convienen, que están atestados de injusticia, de perversidad, de
malicia, de maldad, llenos de envidia, los únicos que son homicidas, que entran
en contiendas, en engaños, en malignidades, los únicos murmuradores, etc. Si
solo aplicamos este pasaje a los homosexuales, parece que son solo los
homosexuales los aborrecedores de Dios, los odiadores de Dios, los injuriosos,
los soberbios, los altivos, los inventores de males, los desobedientes a los
padres, los necios, los desleales, que están sin afecto natural, los
implacables, los que no tienen misericordia. ¿Y cuando un homosexual da la vida
por un ser humano, también es implacable y sin misericordia? Porque estas cosas
pasan. Aplicar este capítulo primero, de Romanos, que esta describiendo las
consecuencias de la caída y de la represión de Dios en lo más profundo de
corazón del hombre, solo a los homosexuales, -yo les digo, y no pretendo ser
dogmático- me parece horrible. Los dogmatismos destruyen la comunión entre las
iglesias, y a una iglesia dentro de sí misma. Entonces ¿qué homosexualidad es
la que se critica y condena aquí? Aquí no que se critica al niño que cuando
tiene cinco años empieza a sentirse niña por dentro, y cuando nadie le está
imbuyendo ese pensamiento, empieza a cambiar sus costumbres y va
desarrollándose, y crece y llega a la pubertad y resulta que se da cuenta de
que no le gustan las niñas como pareja amorosa, sino que le gustan los niños. Pero
como tiene una conciencia (hay una conciencia y una ética social que reprueba
la homosexualidad) se siente culpable. ¿Qué se reprueba aquí? ¿cualquier tipo
de homosexualidad? En absoluto. Yo sostengo que muchos homosexuales, no todos,
están emocionalmente enfermos y no lo saben. Lo que saben es que es un chico y
se siente chica por dentro, o que es una chica y se siente chico, o que no le
gusta o no se enamora de una persona del otro sexo sino de una de su mismo
sexo, y cuando le llegan los mensajes de que la homosexualidad es igual que la
heterosexualidad, que no importa, que eso es natural, que es que ya nació así,
que es que tiene un gen que dirige ese proceso, que es que tiene una alteración
en el cerebro que informa esa conducta, etc. Para amortiguar los sentimientos
de culpa de su propia conciencia, termina aceptándolo, como mecanismo de
defensa, para encontrar un equilibrio psicoemocional en su vida. Pero también
puede llegar a la adolescencia y no inclinarse ni a una parte ni a otra, y
quedarse en una situación preocupante, anímicamente hablando. Pues aquí solo se
condena a aquellas personas que siendo heterosexuales durante una parte
importante de su vida, decidieron ellas voluntariamente cambiar esa situación.
Esto es otra historia. Esto no tiene nada que ver con el homosexual que no sabe
por qué es homosexual, que incluso no quiere ser homosexual, y lucha
denodadamente, cuando no agónicamente, para superar esa tendencia y no lo
consigue. Sufre en lo más profundo de su alma, se desgarra por dentro esperando
la liberación que nunca llega. A mi consulta han llegado personas con la
siguiente actitud: “Yo creo que soy un chico normal desde el punto de vista
físico y desde el punto de vista genital, ¿entonces por qué a la mayoría de
chicos como yo, les gustan las chicas y a mí me gustan los chicos?. Cuando a
esa persona que busca la verdad, enterrada y reprimida en lo más profundo de su
ser, se le somete a un tratamiento de psicoterapia y se descubren las causas
generadoras de su homosexualidad, muchas de esas personas se liberan y cambian.
Otras deciden que no van ni en una dirección ni en otra. Otros, después de
conocer la verdad, deciden seguir el camino de la homosexualidad, pero con una
diferencia, ahora ya saben por qué son homosexuales; y el hecho de saber por
qué lo son y cómo llegaron a eso, haciendo consciente lo inconsciente, les
permite mantener una homeostasis emocional que antes no podían conseguir. No
obstante, en estas circunstancias su conciencia seguirá funcionando y no
lograrán erradicar completamente las raíces de amargura que sigue habiendo en
el fondo de su corazón. En el corazón del hombre hay muchos contenidos que
cuando ascienden a la conciencia (al YO) contaminan y desestructuran su vida.
Pero además en el corazón del hombre hay un arquetipo, un tipo psicológico
universal, de la imagen reprimida de Dios desde la caída. Soy una de las pocas
personas en el mundo que defiende esto. Pero les puedo decir que algún
psiquiatra eminente de verdad, discípulo de Sigmund Freud, pero que orientó sus
conocimientos en un sentido psicoanalítico, muy particular, escribió un libro
que se llama LA PRESENCIA IGNORADA DE DIOS. Un libro pequeñito, pero un libro
precioso donde dice exactamente lo que yo estoy intentando trasmitirles... LA
PRESENCIA IGNORADA DE DIOS de Víctor Franlk sostiene que en lo más profundo de
nuestro ser existe una imagen arquetípica de Dios reprimida.
Desde
mi punto de vista la conversión consiste en que esa Imago Dei reprimida
asciende a la conciencia desde lo más profundo de nuestro corazón. El Dios
reprimido se hace consciente, y la persona vivencia su campo yóico inundado por
la Trascendencia y toda su realidad y su vida toman una dimensión de
realización eterna, de la vivencia por el tiempo indefinido. Cuando una persona
se convierte es cuando ese Dios que tenemos sepultado y reprimido en lo más
profundo del corazón se hace consciente. Y la civilización humana en la medida
que avanza deviniéndose en la filosofía nefasta de Frederic Nietzsche del
Superhombre y de la Muerte de Dios, refuerza la represión de la imagen de Dios,
que el hombre lleva impresa en lo más profundo de su ser. Cuando en Romanos 1
dice que la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen (gr: reprimen) con injusticia la verdad,
quizá se está hablando de aquél paso de la reflexión del que Teilhard de
Chardin matizaba en su curva de la corpusculización. Habiendo realizado la
interpretación de Romanos 1:18-32, dejaremos la exégesis y hermenéutica de los
restantes textos novotestamentarios, que tratan de la homosexualidad, para el
capítulo siguiente.
Fuente:
Protestantedigital, 2015.
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