Por.
Will Graham, España
Estoy
cada vez más preocupado por una apropiación no crítica de los escritos de
Bonhoeffer en nuestros círculos protestantes.
El 9
de abril celebramos los setenta años de la muerte del renombrado teólogo
luterano alemán Dietrich Bonhoeffer (1906-45). Con razón nos acordamos de su
vida con gratitud y admiramos su valentía en resistir al régimen nazi. No
obstante, estoy cada vez más preocupado por una apropiación no crítica de los
escritos de Bonhoeffer en nuestros círculos protestantes (sobre todo a causa
del Bonhoeffer ‘modificado’ presentado por Eric Metaxas en su bestseller
Bonhoeffer: Pastor, mártir, profeta, publicado en 2010). A lo largo de los
últimos años he llegado a la sorprendente conclusión de que el santo del
protestantismo del siglo XX no es para nada ortodoxo en cuanto a su teología
evangélica. ¿Bonhoeffer era evangélico? En realidad se trata una cuestión de
terminología. Es cierto que Bonhoeffer perteneció a la rama evangélica de la
Iglesia alemana de su tiempo, sin embargo, lo que pasa por evangélico en
Alemania sería considerado liberal en España.
La
dificultad principal relacionada con la teología de Bonhoeffer es que sigue la
división neo-kantiana entre historia secular por un lado (historie) e historia
religiosa por el otro (geschichte). A nivel práctico, esto quiere decir que los
grandes actos divinos registrados en las Escrituras no tienen por qué
corresponder a la realidad espacio-temporal tal y como lo conocemos. Los
evangélicos de España tenemos varios problemas con las ideas de Bonhoeffer. Hoy
quiero nombrar solamente algunas de ellas.
1.- Bonhoeffer no creyó en la
inspiración verbal de las Escrituras
Puesto
que la revelación es un evento, Bonhoeffer no cree que las palabras de la
Biblia puedan ser revelación de Dios. Además, las Escrituras –opina nuestro
teólogo- están repletas de mitos poco fidedignos. Los primeros tres capítulos
de Génesis, por ejemplo, no son nada más que una simple leyenda ficticia.[1] En
1933 comentó que las herramientas de la crítica bíblica son mucho más valiosas
que cualquier doctrina de inspiración divina.
2.- Bonhoeffer no creyó en el
nacimiento virginal de Cristo
Bonhoeffer
criticó a su maestro neo-ortodoxo Karl Barth (1886-1968) cuando éste empezó a
hacer hincapié en el nacimiento virginal de Cristo.[2] Bonhoeffer puso la
doctrina en tela de juicio por razones históricas y dogmáticas, aseverando que
el Nuevo Testamento no aclara bien el asunto. El nacimiento virginal del Señor
tiene que ser una “cuestión abierta” para nosotros ya que se trata de una
“cuestión abierta” en la Biblia.[3]
3.- Bonhoeffer no creyó en la
historicidad de la resurrección
Persuadido
de que la vida de Cristo señalada en el Nuevo Testamento está llena de
leyendas, Bonhoeffer no creía que se pudiese escribir una historia auténtica de
Jesús. Incluso la resurrección de Cristo resulta problemática para el alemán.
“Vacía o no vacía [la tumba de Jesús] sigue siendo una piedra de tropiezo. No
podemos estar seguros de su historicidad”.[4]
Y de
nuevo, “La confusión entre las afirmaciones ontológicas y el testimonio que
anuncia el Evangelio constituye la esencia de todo entusiasmo fanático. La
frase: Cristo resucitó y está presente, entendida ontológicamente, representa
la abolición de la unidad de la Escritura”.[5] Según Bonhoeffer, es erróneo
entender la resurrección de Cristo como una realidad ontológica, esto es, algo
que de verdad aconteció en la historia real. No fue un acto propiamente
histórico en el sentido empírico de la palabra.
4.- Bonhoeffer alabó a Rudolf Bultmann
Contrariamente
a muchos de los predicadores conservadores de su generación, Bonhoeffer habló
positivamente acerca del proyecto de desmitologización del teólogo luterano
Rudolf Bultmann. ¿De qué va? Se trata de una interpretación existencialista del
contenido bíblico donde se sacrifica todo lo milagroso en el nombre del hombre
moderno para que éste responda con fe ante la llamada de Cristo (que llega a
través del kerigma). Bultmann quería quitar todo el ropaje mítico de las Escrituras
con el fin de reformular el mensaje cristiano para el siglo XX. Bonhoeffer
compartió su visión. De hecho, en sus Cartas desde la cárcel Bonhoeffer llegó a
reprochar a Bultmann por haberse “quedado corto” con su método.
5.- Bonhoeffer no creyó en principios
éticos absolutos
Bonhoeffer
propone un modelo ético que podríamos llamar ‘ética de la situación’ o ‘ética
contextual’. En vez de seguir una ética tradicional basada en los decretos de
la Biblia (no matarás, no adulterarás, no robarás, etc.), la nueva ética
propuesta por Bonhoeffer resalta más bien la situación en la cual uno se
encuentra. Lo que hace falta es seguir a Jesús y ser “un hombre para los demás”
encarnando el amor. El amor, pues, se convierte en la medida de la ética
cristiana (y no la obediencia gozosa a un mandato absoluto). Bonhoeffer no
creía que la Biblia ofreciese contenido para tomar decisiones morales en el
siglo XX. Lo que hace falta es oír la voz de Dios en cada situación para saber
cómo actuar en ella.
6.- Bonhoeffer no creyó en un Dios de
poder
Escribiendo
desde la cárcel, Bonhoeffer negó la idea de que Dios nos ayudara por medio de
Su poder. Fundamentándose en Mateo 8:17 el teólogo razona que, “Cristo no nos
ayuda en base a su omnipotencia, sino por su debilidad y sus sufrimientos”.[6]
Bonhoeffer ya no creía en un Dios de milagros, de proezas, de hazañas
maravillosas. Declaró que, “Dios, clavado en la cruz, permite que le echen del
mundo. Dios es impotente y débil en el mundo y precisamente es así que está con
nosotros y nos ayuda”.[7]
Conclusión
Además
de los seis puntos mencionados, se sigue debatiendo sobre si Bonhoeffer era
universalista (alguien que cree que todos serán salvos). Creyó en el bautismo
de los niños y cuestionó si la salvación individual en realidad era tan importante
en los escritos bíblicos. Finalmente estaba muy abierto al diálogo ecuménico
con el Catolicismo. Con todo, setenta años después de la muerte del pensador,
creo que los evangélicos de España haríamos bien en darnos cuenta de estas
áreas preocupantes en el pensamiento de Bonhoeffer. Recordemos el principio
apostólico registrado en 1 Tesalonicenses 5:21, “Examinadlo todo; retened lo
bueno”. Esto es, desechar lo malo también. Así que de nuevo, demos gracias a
Dios por su valentía en oponerse a Hitler; pero tengamos cuidado a la hora de
leer su teología.
Referencias
bibliográficas:
1] Ver Creación y caída
(1933).
[2] BONHOEFFER,
Letters from Prison, p. 286.
[3] BONHOEFFER, D.,
Christology (Collins: London, 1966), p. 105.
[4]
Ibíd., p. 112.
[5]
BONHOFFER, D., Precio de gracia (Sígueme: Salamanca, 1968), p. 164.
[6] BONHOEFFER, D.,
Letters from Prison (Touchstone: New York, 2007), pp. 360-361. (Traducción
propia)
[7] Ibid. (Traducción propia)
Fuente: Protestantedigital, 2015.
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