Recuerdo que en mi niñez jugábamos entre
chicos y cuando una nena se acercaba a jugar con nosotros. Siempre alguien le
decía vos no podes jugar con nosotros; pues es un juego de varones, no de
niñas.
Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina
Cuántas veces hemos escuchado esta frase “No podemos
estar juntos porque somos diferentes”. Recuerdo que en mi niñez jugábamos entre
chicos y cuando una nena se acercaba a jugar con nosotros. Siempre alguien le
decía vos no podes jugar con nosotros; pues es un juego de varones, no de
niñas.
A diferencia de la ilustración, es el chico que
reclama su deseo de jugar con la nena, en nuestro caso era la niña que
reclamaba su derecho a jugar. A veces
pienso en esas etapas de mi vida, creo que lo hacíamos porque así nos decían
los adultos; ellos inculcaron esas barreras, esas exclusiones sociales, de
género, que sé yo.
Han pasado muchos años, pero la frase sigue estando
allí, muchos la siguen usando en todos los estatus sociales, y mucho mas en los
que profesamos una fe religiosa, en especial nuestras iglesias cristianas
conservadoras; aunque a algunos teólogos no están de acuerdo conmigo, de
llamarlo fundamentalismo conservador. Pues, ésta corriente por su doctrina
legalista y excluyente se niega a pensar, a dialogar y a aceptar las diferentes
formas de pensar, de vivir la fe cristiana, etc.
No comprenden, ni jamás comprenderán, que en la
diferencias se construye la obra de Dios, gracias a esas diferencias se dio
inicio la obra del Reino de Dios en la tierra.
El ejemplo lo tenemos en el grupo de los doce
apóstoles que Jesús escogió; eran de diferentes contextos sociales; diferentes
posiciones teológicas, políticas, culturales. Cada uno quería que Jesús
cumpliera sus ideales, pero Jesús no los marginó, al contrario trabajó con
ellos e hizo una comunidad inclusiva, que se expandió en una diversidad de
seguidores, de diferentes clases sociales...Pero todos, todas, estaban bajo un
mismo propósito no solo compartir su fe, sino hacer el bien a la gente.
El rico aportaba para ayudar a los necesitados; había
un grupo que administraba los fondos, ni Jesús ni sus seguidores atesoraron
dinero para si, ni hacían show, muchos menos hablaban estupideces, ni jugaban
con la buena fe de sus seguidores. Solo en el caminar hacían milagros, no había
jerarquía, todos y todas estaban en igualdad. Porque todos habían sido
justificado por su fe.
A pesar, de no comprender el mensaje de Jesús que volvería
por ellos, se dedicaron a expandir la obra; dejaron de preocuparse por sus
propios ideales, incluso algunos dejaron de cumplir con sus deberes maritales;
era tanta la preocupación por la venida del
Señor, que querían lograr llevar el mensaje a todos los rincones de la tierra...
Dicha preocupación se pasó a todo aquel que creía en
Jesús. Pablo también hizo lo mismo, aunque él trabajaba con sus manos para no
ser carga a la iglesia. Entendía, que si no estaba al 100% en la obra, era
injusto cobrarle; si él no dedicaba el tiempo necesario a pastorear. Pues, sabía
que su ministerio era con los de afuera, según la teología de su contexto: los
gentiles, los extranjeros, las viudas, las mujeres, los huérfanos...
Además, de ser un hombre como todos, podríamos decir:
era un hombre que se preocupaba por los que no eran judíos, de la clase
privilegiada, estaba con todos y con todas... Para él era importante ver una
generación dispuesta al cambio... me pregunto ¿estamos dispuesto para ser
generadores de cambio en nuestras comunidades, iglesias, etc.?
Hacer
un mundo posible para todos
El apóstol Pablo, trabajó siempre en equipo, rodeado
de diferentes grupos sociales; por ende, no los obligaba a pensar como él,
mucho menos excluirlos o hablar de ellos. Como acontece hoy en día en algunos
pastores que se expresan mal de aquellos colegas que optaron por una pastoral
abierta e inclusiva, que fracasaron en su matrimonio, etc. Solo ven en él una
persona no grata, porque no cumplió, según su pensamiento doctrinario, a raja
tabla el mandamiento inquebrantable del matrimonio para toda la vida.
O por la sencilla razón, porque piensa diferente,
hace teología a favor de los excluidos de las iglesias. De los que sufren por
las injusticias sociales... Pues, no está de acuerdo con los que creen que la
pobreza de América Latina es producto de haber abrazado la fe católica romana. Ni
que, por ellos estamos como estamos.
Lo triste es que estos “teólogos y teólogas”, solo
repiten como loro lo que aprendieron en su seminario fundamentalista, que los
adoctrinó así: les enseñaron que el catolicismo fue una maldición para nuestras
tierras. Pero, si leemos las cosas entre líneas, acompañados por las ciencias
sociales, deberíamos sentirnos orgullosos por no haber llegado primero el
protestantismo; porque ésta corriente ha sido la impulsora de una teología de
progresismo, prosperidad, que solo una
sociedad se enriquece a costilla de la implementación de una ideología
capitalista, que contrata manos de obra barata, que ha impulsado una teología
colonial...etc.
Esta teología sigue siendo impactante en nuestras
tierras latinoamericanas, es por eso que hoy si un evangélico se une a un
movimiento social, que lucha por los que no tienen tierra; por los que no
tienen acceso a la educación; por los que se unen a políticas y gobiernos que
ha tratado de repartir la riqueza entre los que no tienen, eso no es, según los fundamentalistas conservadores
evangélicos, ser fiel seguidor de Dios, porque “así
lo enseña la Biblia”.
Este camino de dualidad fue abonado por las enseñanzas
impuestas por los Misioneros al llegar a nuestras tierras, sembrando el conformismo
ideológico de que solo por fe, resignado a las cuatro paredes de la iglesia,
trabajando de sol a sol y dando los diezmos, el creyente podrá salir de la
escala de la pobreza, para convertirse en un nuevo rico...
Esta ideología fue la que predominó en la época del
desarrollismo (1945 hacia adelante). Se creía que esa era una forma para
erradicar la pobreza, pero lo que no sabíamos es que estos misioneros vinieron
sostenidos por los aportes de gentes con extraños intereses que dañan incluso a
la gente de sus propios países. El estatus social alcanzado en nuestras tierras
tuvo un poder de seducción notorio. Con sus reportes misioneros, aportaron
datos que fueron usados por quienes tenían ocultos intereses.
En medio de la necesidad, algunos pastores
nacionales colaboraban aceptando las dádivas que les permitían tener algo… Esta compleja trama, transformó a muchos
pastores nacionales en fervientes defensores de “la única verdad”, la cual fue
vigilada y protegida por los Misioneros. Los Seminarios estuvieron a la
vanguardia de esta tarea, siendo fiel copia de las instituciones foráneas,
descartando permanentemente toda identidad nacional.
La confrontación entre la visión teológica nacional
y contextual con la enseñanza internacional, generó dolores. Algunos fueron
excomulgados por pensar distinto, permaneciendo en sus posturas, resistiendo
con mucho esfuerzo desde Seminarios locales. Otros volvieron a las fuentes de
enseñanzas que cuentan con recursos económicos que les aseguran un seguro
respaldo.
Entretanto perdure esa dependencia, la enseñanza
tendrá que sortear barreras para ser: libre, integral, académica, etc., que
genere creyentes libres; con pensamientos propios. La literatura tendrá un
único cuño y la obediencia será sinónimo de sometimiento, bajo apercibimiento
de maldición. Status Quo que impide toda diferencia que enriquece.
Es hora de orar y dejar fluir una teología que de
respuesta a nuestra gente, a aquellos que trabajan de sol a sol y con esfuerzo
logran que sus hijos estudien. Como pastoral vivir junto a nuestro pueblo
luchando para su crecimiento en libertad y amor.
*LUIS
EDUARDO CANTERO, PhD. Es pastor bautista, Teólogo, Doctor en Filosofía y
docente universitario. Es fundador y director del Seminario Teológico ISETI de
Bs. As. Argentina
Fuente: Publicado en la Revista
INTERACCIÓN No. 58 - Sección INTERVISIONES
No hay comentarios:
Publicar un comentario