¡Vos podes ayudarnos!

---
;

viernes, 19 de diciembre de 2014

Una perspectiva teológica ecuménica, internacional e intercultural (II)



Por. Luis Rivera-Pagán, Puerto Rico*
Se requiere contrarrestar la xenofobia que contamina el discurso público en muchas naciones occidentales, repudiando enérgicamente la exclusión del extranjero, del forastero, del “otro”,xvi y, por el contrario, proponiendo y encarnando una postura existencial y eclesiástica que denominamos xenofilia, un concepto que incluye hospitalidad, amor y preocupación por el extranjero. En momentos de crecimiento de la globalización económica y política, cuando en megalópolis como Nueva York, Londres, Madrid o Ciudad de México convergen muchas y diferentes culturas, lenguas, memorias y legados,xvii xenofilia debería ser nuestro deber y vocación, como una afirmación de fe no sólo de nuestra humanidad común, sino también de la prioridad ética ante los ojos de Dios de aquellos que son seres vulnerables y viven en las sombras y en los márgenes de nuestras sociedades.
Hay una tendencia entre muchos expertos y líderes públicos a entrelazar su discurso sobre los inmigrantes tratándoles principal o incluso exclusivamente como trabajadores, cuya labor podría contribuir o no al bienestar de los ciudadanos nacionales. Esta clase de discurso público tiende a objetivar y a deshumanizar a los inmigrantes. Esos inmigrantes son seres humanos, concebidos y diseñados, de acuerdo con la tradición cristiana, a la imagen de Dios. Merecen ser plenamente reconocidos como tales, tanto en la letra de la ley como en el espíritu de la praxis social. Cualquiera que sea la importancia de los factores económicos de la nación receptora, desde una perspectiva teológica ética lo crucial debe ser el bienestar existencial de los “más pequeños”, de los miembros más vulnerables y marginados de la humanidad de Dios, entre los cuales se encuentran aquellos que emigran fuera de su tierra natal, constantemente escrutados por la degradante mirada de muchos ciudadanos nativos.
Una preocupación que alimenta el recelo hacia los residentes extranjeros son las posibles consecuencias para la identidad nacional, entendida como una esencia ya fijada. Este es un recelo que se ha extendido por todo el mundo occidental, propagando actitudes hostiles hacia las ya marginadas y privadas de derechos comunidades de exiliados y extranjeros, percibidas como fuentes de “contaminación cultural.” Lo que se ha olvidado con esto es, primero, que las identidades nacionales son construcciones diacrónicamente constituidas mediante intercambios con personas de herencias y tradiciones culturales diferentes y, segundo, que la alteridad cultural, el intercambio social con el “otro”, puede y debe ser una fuente de transformación y enriquecimiento de nuestra propia cultura nacional.
La migración es un problema internacional, una dimensión destacada de la globalización moderna.xviii La globalización implica no sólo la transferencia de recursos, productos y comercio. Es también la movilidad de personas, una transnacionalización del trabajo migratorio, de seres humanos que toman la difícil y frecuentemente penosa decisión de abandonar a su familia y amigos en la búsqueda de un futuro mejor. Según algunos expertos, estamos en plena “era de la migración.”xix Las fronteras se transforman en puentes de comunicación humana y no sólo barreras.
La intensidad de las desigualdades sociales ha hecho de la fuerza migratoria de trabajo una cuestión crucial.xx Esta es una situación que requiere un riguroso análisis desde: 1) un horizonte ecuménico universal; 2) un profundo entendimiento de las tensiones y malentendidos que surgen de la proximidad de las personas con tradiciones y memorias culturales diferentes; 3) una perspectiva ética que privilegie el apuro y las aflicciones de los más vulnerables como “voces sumergidas y silenciadas de extranjeros que necesitan ser descubiertos”xxi; y 4) para las comunidades e iglesias cristianas, una sólida base teológica ecuménicamente concebida y diseñada.
Las iglesias y las comunidades cristianas, por lo tanto, necesitan abordar esta cuestión desde una perspectiva ecuménica internacional e intercultural.xxii Una meta de este proceso discursivo podría ser la superación de la creciente tendencia de los países desarrollados y ricos a enfatizar la protección de los derechos civiles, entendidos exclusivamente como los derechos de sus ciudadanos, vis-à-vis la disminución del reconocimiento de los derechos humanos de los residentes no-ciudadanos.xxiii El papa Benedicto XVI en su encíclica de 2009 Caritas in veritate, recuerda de forma muy correcta a la comunidad global la urgente necesidad de desarrollar este tipo de perspectiva internacional y ecuménica de la inmigración:
“[Nos] enfrentamos a un fenómeno social de proporciones trascendentales que requiere políticas internacionales de cooperación valientes con visión de futuro… Todos somos testigos del nivel de sufrimiento, el distanciamiento y las aspiraciones que acompañan al flujo de migrantes… Estos obreros no pueden ser considerados como una comodidad o como una mera fuerza de trabajo. No deberían, por tanto, ser tratados como cualquier otro factor de producción. Cada migrante es una persona humana que, como tal, está en posesión de derechos inalienables que deberían ser respetados por todo el mundo en toda circunstancia.” (Caritas in veritate, 62).”
Permítanme concluir con unos versos de la canción del cantaautor español Pedro Guerra, Extranjeros, que alude a las angustias y esperanzas de millones de migrantes, entre ellos los incontables centroamericanos y mexicanos que intentan llegar a Norteamérica en búsqueda de un futuro de mayor significado existencial:
“Están por ahí, llegaron de allá
sacados de luz, ahogados en dos
vinieron aquí, salvando la sal
rezándole al mar, perdidos de Dios
Gente que mueve su casa
sin más que su cuerpo y su nombre
Gente que mueve su alma
sin más que un lugar que lo esconde
Están por aquí, cruzaron el mar
queriendo París, buscando un papel
llegaron de allí, vivieron sin pan
intentan seguir, no quieren volver
Por ser como el aire su patria es el viento
Por ser de la arena su patria es el sol
Por ser extranjero su patria es el mundo
Por ser como todos su patria es tu amor
Recuerda una vez que fuimos así
los barcos y el mar, la fe y el adiós
llegar a un lugar pidiendo vivir
huir de un lugar salvando el dolor.”
___________________________________
i Conferencia leída: (1) el 25 de enero de 2014 en la Red Afro, Indígena, Latino América y Caribe de Iglesias por la Paz, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México; (2) el 23 de abril de 2014 en la Conferencia Bautista Latinoamericana por la Paz, en Río de Janeiro, Brasil; (3) el 25 de octubre de 2014 en la V Asamblea Nacional Trienal de los Hombres Presbiterianos Hispanos Latinos, en Las Vegas, Nevada; y (4) el 29 de octubre de 2014 en el Taller sobre Desafíos Pastorales de la Migración, auspiciado por la Mesa Nacional del CLAI, en San Juan. Puerto Rico.
ii Profesor emérito del Seminario Teológico de Princeton. Es autor de varios libros, entre ellos, Evangelización y violencia: La conquista de América (1992), Entre el oro y la fe: El dilema de América (1995), Mito exilio y demonios: literatura y teología en América Latina (1996), Diálogos y polifonías: perspectivas y reseñas (1999), Essays from the Diaspora (2002), Teología y cultura en América Latina (2009), Peregrinajes teológicos y literarios (2013), Ensayos teológicos desde el Caribe (2013) y Essays from the Margins (2014).
iii Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera: The New Mestiza (San Francisco: Aunt Lute Books, 1999, orig. 1987), 217.
iv Franz Fanon, Peau Noir, Masques Blancs (Paris: Éditions du Seuil, 1952).
v Ver el conmovedor artículo de Jeremy Harding, “The Deaths Map,” London Review of Books, Vol. 33, No. 20, 20 October 2011, 7-13.
vi John Bowe, Nobodies: Modern American Slave Labor and the Dark Side of the New Global Economy (New York: Random House, 2007); Kevin Bales, Disposable People: New Slavery in the Global Economy (Berkeley, CA: University of CaliforniaPress, 2004); Zygmunt Bauman, Wasted Lives: Modernity and Its Outcasts (Cambridge: Polity, 2004).
vii Branko Milanovic, “Global Inequality and the Global Inequality Extraction Ratio: The Story of the Past Two Centuries,” (The World Bank, Development Research Group, Poverty and Inequality Group, September 2009); Peter Stalker, Workers Without Frontiers: The Impact of Globalization on International Migration (Geneva: International Labor Organization, 2000).
viii Elizabeth Kennedy, No Childhood Here: Why Central American Children Are Leaving Their Homes (Perspectives on Immigration: American Immigration Council, July 2014), accessed July 5 2014 in www.immigrationpolicy.org/sites/default/files/docs/no_childhood_here_why_central_american_children_are_fleeing_their_homes_final.pdf, Mission to Central America: The Flight of Unaccompanied Children to the United States, Report of the Committee on Migration of the United States Conference of Catholic Bishops, November 2013, accessed July 5 2014 in www.usccb.org/about/migration-policy/upload/Mission-To-Central-America-FINAL-2.pdf, and Children in Danger: A Guide to the Humanitarian Challenge at the Border (Immigration Policy Center, American Immigration Council, July 2014) accessed July 13 2014 in www.immigrationpolicy.org/special-reports/children-danger-guide-humanitarian-challenge-border.
ix José E. Ramírez Kidd, Alterity and Identity in Israel: The “ger” in the Old Testament (Berlin: De Gruyter, 1999).
x José Cervantes Gabarrón, “El inmigrante en las tradiciones bíblicas”, en José A. Zamora (coord.), Ciudadanía, multiculturalidad e inmigración (Navarra, España: Editorial Verbo Divino, 2003), 262.
xi Esta perícopa merece ser citada en su totalidad: “El Señor abre los ojos de los ciegos, el Señor levanta a los caídos, el Señor ama a los justos. El Señor protege a los extranjeros, sostiene al huérfano y a la viuda, pero trastorna el camino de los impíos.” (Salmos 146;8-9).
xii Para un cuidadoso análisis de la teología xenófoba y misógina que se esconde en Esdras y Nehemías, ver Elisabeth Cook Steicke, La mujer como extranjera en Israel: Estudio exegético de Esdras 9-10 (San José, Costa Rica: Editorial SEBILA, 2011). Snyder compara lo que ella denomina “la ecología del miedo” ejemplificada en el rechazo de las esposas extranjeras (y sus hijos) en Esdras y Nehemías, con una “ecología de la fe”, tal y como se expresa en las historias de Rut, “una mujer moabita”, y la madre sirofenicia que ruega a Jesús por la sanidad de su hija. Susanna Snyder, Asylum-Seeking, Migration and Church (Farnham, Surrey, UK/Burlington, VT: Ashgate, 2012), 139-194.
xiii Phyllis Trible, Texts of Terror: Literary-Feminist Readings of Biblical Narratives (Philadelphia: Fortress Press, 1984).
xiv Ver Clark Lyda’s and Jesse Lyda’s moving documentary, The Least of These (2009).
xv Peter Phan, “Migration in the Patristic Age,” in A Promised Land, A Perilous Journey: Theological Perspectives on Migration, eds. Daniel G. Groody and Gioacchino Campese (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 2008), 35-61.
xvi Cf. Miroslav Volf, Exclusion and Embrace: A Theological Exploration of Identity, Otherness, and Reconciliation (Nashville: Abingdon Press, 1996).
xvii William Schweiker, Theological Ethics and Global Dynamics In the Time of Many Worlds (Malden, MA and Oxford: Blackwell, 2004).
xviii Una tarea a la que no se le ha prestado suficiente atención es la relacionada con la defensa de la firma y ratificación de las naciones ricas y poderosas de la “International Convention on the Protection of the Rights of All Migrant Workers and Members of Their Families,” de 1990, que entró en vigor el 1 de julio de 2003.
xix Stephen Castles and Mark J. Miller, The Age of Migration: International Population Movements in the Modern World (Fourth Edition/Revised and Updated) (New York and London: Guilford Press, 2009).
xx Algunos expertos apuntan que la North American Free Trade Agreement, que entró con fuerza el 1 de enero de 1994, generó confusión en muchos segmentos de la economía mejicana y privó de su medio de subsistencia aproximadamente a 2,5 millones de pequeños granjeros y otros trabajadores que dependían del sector de la agricultura. La alternativa para muchos de ellos fue la dura decisión entre el clandestino y peligroso tráfico de drogas o pagar a los “coyotes” por la también clandestina y peligrosa travesía hacia el norte. Ben Ehrenreich, “A Lucrative War,” The New York Review of Books, Vol. 32, No. 20, 21 October 2010, 15-18.
xxi Susanna Snyder, Asylum-Seeking, Migration and Church, 31.
xxii Raúl Fornet-Betancourt, ed., Migration and Interculturality: Theological and Philosophical Challenges (Aachen, Germany: Missionswissenschaftliches Institut Missio e.V., 2004); Jorge E. Castillo Guerra, “A Theology of Migration: Toward an Intercultural Methodology,” in Groody and Campese, A Promised Land, A Perilous Journey, 243-270
xxiii Fernando Oliván, El extranjero y su sombra. Crítica del nacionalismo desde el derecho de extranjería (Madrid: San Pablo, 1998).

Fuente: Lupaprotestante, 2014.

No hay comentarios: