Hace 52 años, el pastor evangélico y activista
político Martin Luther King pronunció un discurso que marcaría la historia de
su país. “Yo tengo un sueño”, sus palabras más conocidas, fueron pronunciadas
ante los cientos de miles de congregados en Washington que ese 28 de agosto
marchaban reclamando un cambio en un país que arrastraba la lacra del racismo y
la desigualdad.
Martin Luther King Jr. nació en Atlanta (Georgia) el
15 de enero de 1929. Fue pastor bautista, como también lo fueron su padre y su
abuelo. Su fe impregnó asimismo su actividad social y política.
En 1954, King fue elegido pastor de la Iglesia Bautista
de Dexter Avenue en Montgomery, Alabama, liderando el boicot al bus de
Montgomery en 1955. En 1957 participó en la fundación de la Conferencia Sureña
del Liderazgo Cristiano (SCLC, siglas en inglés), creado para organizar el
activismo por los Derechos Civiles.
King Jr. fue formado en la “teología liberal blanca”
con énfasis en el activismo social, más allá de lo que se entiende como un
cristianismo ortodoxo, explica en una entrevista a Protestante Digital el
teólogo y periodista José de Segovia. “Pero en sus momentos de crisis en su
lucha social siempre volvía a la fe ortodoxa evangélica”, por lo que lo ve como
un continuo buscador de reencuentros con la fe que vivió de niño, “conviviendo
en tensión ambas experiencias, la intelectual o racional que duda y la
vivencial que quiere arraigarse en lo básico de la fe cristiana en
Jesús”.
Un discurso para la historia
Esto se percibe en el histórico discurso, del que ha
trascendido la frase “yo tengo un sueño”. Para José de Segovia no es sólo un
discurso político y social, sino que no se puede entender sin percibir la
implicación teológica del mismo.
“Está lleno de una esperanza que sólo puede ser de
origen divino”, con frases en las que existe “la fuerza de las palabras de
carácter bíblico, y una visión que creo que venía de Dios”. En este
sentido, y sobre todo ante la radicalización que suponía Malcom X, sólo la fe
de MLK le sirve para salir adelante, y en esto “creo que debemos ver la
providencia de Dios, que abrió el camino entre la tibieza blanca y el radicalismo
violento negro”.
“Podríamos decir que es la visión social del
Evangelio, y la injusticia social que entra en contradicción con el mensaje
bíblico lo que lleva a MLK a enfrentar el problema de la injusticia con los
negros”. El ve a todos los hombres como iguales, y busca un proceso pacífico de
lucha por los derechos civiles que es sumamente complicado y difícil, y que le
supuso “una tensión enorme”.
Pero entiende De Segovia que debemos reconocer que
había una inspiración cristiana en su vida y actividad, aunque también tenía
dudas sobre algunos aspectos concretos de la fe cristiana, él desde luego
“vivió su activismo como una misión de parte de Dios”.
Del “tengo un sueño” a su último discurso
Así como el “Yo tengo un sueño” nos muestra esa faceta
luchadora y llena de esperanza, el último discurso de MLK nos revela a alguien
que tras pasar dificultades, se aferra a Dios. Poco antes de ser asesinado, en
concreto la noche anterior, King Jr. hablaba en la iglesia de Mason: “Quisiera
tener una larga vida, pero eso no es lo importante, simplemente quiero hacer la
voluntad de Dios”.
Y de forma profética, recuerda José de Segovia,
expresó: “Dios ha permitido que llegara a la cima de la montaña y desde allí he
visto la tierra prometida. Y es posible que no vaya a la tierra prometida con
ustedes (…pero) Estoy feliz esta noche.
Nada me preocupa. No temo a hombre alguno. Mis ojos
han visto la gloria de la venida del Señor”. Esto demuestra de forma clara,
afirma De Segovia, que “MLK no es ya el mismo joven de las dudas de fe
iniciales de su vida pública, fruto de su educación teológica liberal, sino que
las crisis y la fragilidad le han llevado a sostenerse aferrado a la esperanza
en Dios y en la misión, con sus defectos y contradicciones, luchando contra el
pecado del racismo.
Sin duda fue utilizado por la providencia de Dios
para dar un giro a la situación injusta del pueblo negro en
EE.UU.”.
Fuente: protestantedigital.com
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