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domingo, 17 de abril de 2016

¿La aprobación del matrimonio igualitario viola la Constitución de un país? Entre el prejuicio y la discriminación



Por Luis Eduardo Cantero, Argentina*
El 7 de abril los medios colombianos (e internacionales) informaban el resultado de la Corte Suprema de Justicia que aprobó el matrimonio igualitario. Unos de los medios de la oligarquía colombiana como El Tiempo titulaba, tal acontecimiento como algo “Histórico: Colombia tiene matrimonio homosexual.” Otros diarios, con el mismo tinte xenófobos, anunciaban “matrimonio gays; matrimonio entre parejas del mismo sexo…” Ningún diario de la oligarquía, tampoco de los medios del conservadurismo evangelical y católico tituló: Matrimonio igualitario.
Creo que estos calificativos xenófobos son producto de personas con prejuicios; pues, el prejuicio es “Juicio prematuro o previo” hacia alguna persona, sin conocerla a fondo; se forma una idea u opinión de ella. Esa opinión no surge de la nada, son ideas incorporadas de la religión, de la cultura dominante, y, conservadora. Ya han establecido un patrón de vida, de conducta, etc…Y cualquiera que no se ajusta a ese molde se convierte en objeto de discriminación. Como les sucedió a los pueblos originarios, a los negros, a los judíos, a las mujeres. Por ejemplo: Si una mujer optaba por una “profesión de varón”: abogado, conducir camiones, autobuses, albañilería u otro; era objeto de prejuicio, era mal vista. Lo mismo sucedía con el hombre que optaba por una “profesión de mujer” como maestra, docencia, enfermería, modelaje, chef, entre otras…éste varón era mal visto y considerado: “afeminado”, “maricones”, “putos”, entre otros calificativos discriminatorios.
No es raro que nuestra sociedad latinoamericana hoy, muchos cristianos evangélicos y católicos estén tan enojado que se avasallan por doquier con insultos discriminatorios contra los magistrados y alentando a la sociedad a defender el modelo tradicional de familia, el país. Porque, si no defendemos nuestra “postura normal”, se nos viene el Armagedón.
Sus prejuicios están basados en la ignorancia (entre lo jurídico) y la dogmática (iglesia) de lo que le han enseñado históricamente, la sociedad machista prejuiciosa, discriminatoria, de la teología católica romana que ha sido tomada e instaladas en las iglesias evangélicas.
No es raro leer ciertos comentarios prejuiciosos y discriminatorios en las redes sociales, de estos evangélicos contra las comunidades gay…Ninguno de ellos, ha intentado ponerse como tarea de investigar sobre su prejuicio instalado, que dominan sus mentes…Este prejuicio tiende a reservar los prejuicios para juicios negativos, aseguran los psicosociólogos. Entonces, una persona con prejuicio, siempre va a tener actitudes negativas para toda persona que no esté de acuerdo y se comporte a lo que él creé, vive y actúa. Pero, esta persona que expresa prejuicios negativos hacia los grupos que son objeto de su prejuicio, no significa que ella siempre se comporte de manera agresiva hacia cada miembro de dicha colectividad. (Estudio la La Piere, 1934).
Ahora bien, “la expresión de una actitud, también, puede ser considerada como discriminatoria. Pues, la discriminación es un comportamiento violento dirigido contra las personas o grupos objeto del prejuicio.” Por ende, una persona prejuiciosa puede existir sin la discriminación, y viceversa. Luego entonces, una de ellas es más factible al cambio de aceptar y respetar los derechos de los otros.
Fui una persona prejuiciosa, no sabía el por qué, tenía actitudes negativas a ciertas personas que pensaban, vivían distinto a mí. Era uno de ellos, de los que suelen generar actitudes y expresiones negativas contra grupos distintos a los que nosotros creíamos de cómo debería ser la colectividad humana… En el pasado fueron objeto de prejuicios los comunistas, los negros, los evangélicos, etc. Me acuerdo que, si uno optaba por unirse a los movimientos sociales o acompañar a los grupos que pedían ser visibilizados, éramos considerados objeto de discriminación y de expulsión por parte de nuestras iglesias evangélicas.
Digo que fui uno de ellos, hasta que en el año de 1991 o más adelante, no me acuerdo; tuve la experiencia al convivir en el Seminario teológico de mi denominación. Había un compañero de profesión filósofos, estudioso, pensador y cuestionador de todo acto de dominación…Me acuerdo que cuando nos reuníamos a platicar en los pasillos del seminario y de los pabellones de varones, se generaban grandes tertulias, mezclada con discusiones acaloradas, que, para mí, me generaban pensar y leer. Al compañero se le tildó de ser ideólogo o hacer parte de un movimiento revolucionario del occidente colombiano, hasta se le expulsó del seminario; porque sencillamente él cuestionó el modelo de enseñanza de una profesora misionera yanquis.
El rumor (prejuicio) se instaló en toda la colectividad de estudiantes, profesores, etc., todo por el hecho de cuestionar un modelo de enseñanza basado en la educación bancaria… De todo lo que se le armó de parte de la directiva del seminario, como de los docentes y estudiantes al servicio del régimen impuesto… El compañero pensador tuvo que salir del molde que la oligarquía yanqui había establecidos en la colectividad seminarista…En las reuniones de celebración litúrgicas, como de reuniones académicas nos mostraban ese ejemplo de que, si nosotros hacíamos lo mismo, seriamos expulsados… Solo por un prejuicio que se instaló, los llevó a cometer injusticia.
Esa experiencia me llevó a comprender como un pensamiento marcado por los prejuicios en esa colectividad evangélica seminarista puede generar tanto daño; cuando no se investiga, no se lee, no se profundiza sobre las normas jurídica que rigen a todos los ciudadanos de un país. Los factores religiosos determinan formas de actuar y pensar de la gente de esa colectividad. A eso se añade la crisis económica y el aumento del desempleo en nuestros países provocan el auge de prejuicios irracionales en las clases dominantes y dominadas que creen en las virtudes de una clase superior sobre otras; de un modelo de matrimonio tradicional “católico y evangélico” y desprecio al matrimonio igualitario. Como se puede leer en el comunicado del Consejo Evangélico de Colombia “CEDECOL”:
“La Corte Constitucional ha decidido que las uniones entre parejas del mismo sexo pueden considerarse matrimonio, lo cual reforma automáticamente el artículo No.42 de la Constitución Nacional que dice textualmente: ‘La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por voluntad responsable de conformarla. El estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia’.”
En otra parte del comunicado, los pastores, quienes firman el documento, “instan a sus feligreses a hacer uso de la libertad de cultos y de expresión para que puedan expresar sus convicciones sin ser objetos de violencia legal o social.”
En esta parte me pregunto si todo lo que dice el comunicado no es más que un acto de violencia, porque en vez de sosegar a los feligreses y enseñarles a respetar los derechos de los otros. Se insta a hacer uso de las herramientas del prejuicio y la discriminación; e invitar a una desobediencia civil religiosa contra la decisión de la corte constitucional, con “la promesa de salvaguardar los derechos del pueblo colombiano, advirtiendo que estos no han sido custodiados por quienes les corresponde hacerlo”.
Me pregunto, ¿serán que los gays no son parte del pueblo colombiano? ¿No son seres humanos, que tienen los mismos derechos? ¿Qué dice la constitución de una nación? ¿A quienes debe proteger, según la mirada prejuiciosa de los pastores que firman el comunicado de CEDECOL: la constitución? ¿Cuál es la función del estado con respeto a sus conciudadanos? ¿La aprobación del matrimonio igualitario viola la Constitución de un País? ¿Qué es la Constitución? ¿Qué es la iglesia? ¿No son órganos diferentes?
Creo que, si realmente estos pastores y feligreses se dedicaran a conocer la constitución de su país, realmente tendrían que reconsiderar su postura, tendrían que pedir perdón a tal error… No se puede sumar en un país donde la violencia en todas sus expresiones, siga siendo un recurso para imponer sus ideas, su estilo; en vez de pensar proactivamente para el bien de toda la sociedad colombiana. Toda persona tiene derecho a ser visibilizado, como lo confirma la Declaración Universal de los D.H “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Nadie estará sometido a secuestro, ideología, torturas o tratos crueles y degradantes (esto incluye a las comunidades gays, etc.).” (Art. 3 y 5).
Cada ser humano por naturaleza es llamado a vivir en libertad, así lo afirmaba Juan Jacobo Rousseau, el estado natural del ser humano es la libertad. “Esta libertad común es consecuencia de la naturaleza humana”, es libertad a menos que haya enajenado el sentido de la misma. El anhelo de conservar su libertad, lo lleva a la búsqueda de seguridad y protección, las cuales se constituyen en una necesidad cuando son amenazadas o enajenadas. (1979: 4). De ahí, surge la urgencia de llenar un vacío jurídico que está perjudicando la libertad de parejas del mismo sexo, que desean ser protegidas y amparadas por el estado ante las amenazas e insultos de una sociedad homofóbica que no los acepta… cada ser humano debe esforzarse por el derecho a la vida, a la libertad, y vivir en paz entre todos los ciudadanos de un lugar…Esos permitirá vivir en una sociedad de iguales.

*El autor es Doctor en Filosofía, pastor bautista, Fundador y Rector del ISETI (Recinto universitario de la UENIC-MLK, Bs. As. Argentina). Dirige la revista online Transformando vida www.luiseduardocantero.blogspot.com

Fuente: ALCNOTICIAS, 2016.

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