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domingo, 9 de octubre de 2016

Los líderes religiosos lo volvieron a hacer: Suelten la guerra, crucifiquen la paz


Por. Por César Henríquez- Venezuela
Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús….Y respondiendo, el gobernador les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos respondieron: A Barrabás.… Pilato les dijo: ¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: ¡Sea crucificado! ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!…Mateo 27. 15-25
Parece que más de 50 años de guerra, muertes, sufrimientos, dolor, rabia, desplazamientos, fracturas, exilios, desesperanza, desaparecidos, heridas, lágrimas, no han sido suficientes para comenzar a darle forma a un camino de paz que se presentaba como una salida esperanzadora en medio de tanta violencia. El proyecto de Barrabás nuevamente sale airoso y además aupado por los líderes religiosos contemporáneos, los cuales abiertamente gritaron sus consignas y usaron sus “púlpitos” e “iglesias” para fundamentar “bíblicamente” su apoyo al NO colocándose como adversarios de la PAZ, asumiendo un papel bélico, antievangélico, hipócrita y acobijados en las falsas seguridades que le suministran su fundamentalismo religioso.
La indignación nos habita ante la actitud de quienes, en el hermano país de Colombia, en nombre de Dios invitaron a sus feligreses a votar a favor de Barrabás y a gritar a todo pulmón que se crucificara la PAZ bajo argumentos tan disociados como que si ganaba el SI se impondría lo que ellos llaman “la ideología de género”, entre otras.
Los acuerdos de PAZ no estaban signados por la perfección, (hay algo en esta vida que lo sea), no son inmaculados y carente de debilidades, pero por muy imperfectos y por muchas falencias que pudiera presentar, las posibilidades que abre supera con creces cualquiera carencia, empezando por el sólo hecho de “parar las balas”, comenzar procesos de perdón y reconciliación, donde se esperaría que los grupos religiosos desempeñaran un papel fundamental. Pero, es lamentable que un gran porcentaje de quienes votaron por el NO son parte del “pueblo evangélico”, quienes persuadidos por sus líderes optaron por pedir la crucifixión de la PAZ.
Es indignante como, estos líderes, cada domingo gastan litros de saliva hablando de la paz, el perdón, el amor y la reconciliación en sus comunidades eclesiales, y cuando tienen la oportunidad de encarnar sus discursos, entonces lo que vomitan es odio, violencia, guerra en nombre de un dios que no es el Dios de Jesús, sino un fetiche, construido a “su imagen y semejanza”.
Fuimos invitados a apagar el fuego de la violencia y en vez de agua lo que arrojamos fue gasolina: ¡SUELTEN LA GUERRA, CRUCIFIQUEN LA PAZ!

Fuente: ALCNOTICIAS, 2016

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