Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México
[Era necesario] seguir el viejo consejo del doctor
Mora de aprovechar la niñez para formar nuevos hombres. Había que arrancar la
educación de las garras del clero y difundir ampliamente la enseñanza.[1]
Josefina Z. Vázquez
Una figura imprescindible en la historia de
México
José María Luis Mora (Guanajuato,
12 de octubre de 1794-París, 14 de julio de 1850), considerado
como “el padre del liberalismo mexicano”, es una figura muy reconocida en el
ámbito político mexicano, además de que se ha señalado su papel como uno de los
precursores del ingreso del protestantismo por su colaboración con la Sociedad
Bíblica Británica y Extranjera y con su agente, el educador escocés James
Thomson, quien a su vez colaboró con el gobierno mexicano al introducir el
sistema lancasteriano. Fue abogado y en 1821 se unió al Plan de Iguala y
participó en la redacción de El Seminario Político y Literario. Como
diputado del Congreso del Estado de México, intervino en la redacción de la
primera constitución local y a través de esa tribuna se opuso tajantemente a la
implantación del imperio de Iturbide. Se ordenó sacerdote en 1819, perteneció a
la masonería y fue representante diplomático de México en Francia e Inglaterra,
luego de que debió exiliarse tras el golpe de estado de Antonio López de Santa
Anna. Algunos de sus libros son: México y sus revoluciones (1836, 3
vols.) y Obras sueltas (1838, 2 vols.). Una colección de cinco textos
políticos, bajo el título Filosofía republicana (2008) puede descargarse
en el sitio: https://es.scribd.com/document/9655337/Antologia-de-Jose-Maria-Luis-Mora.
Algunos autores se han ocupado de señalar su
relación con el protestantismo: muy tempranamente, en 1954, Pedro Gringoire
(seudónimo del notable polígrafo metodista Gonzalo Báez-Camargo) escribió un
estudio pionero en el que mostró con detalle la participación de Mora en la
distribución de la Biblia en México,[2] el cual
ampliaría después en una publicación de 1978.[3] Gringoire
menciona la referencia de que Mora quizá se convirtió al protestantismo
alrededor de 1529.[4] Jean Meyer, a
su vez, afirmó que Mora “se cuidó mucho de exteriorizar sus convicciones; su protestantismo
quedó en el terreno de la vida privada”.[5] Carlos
Martínez García se ha ocupado del tema en estas páginas y en otros espacios,[6] por lo que no
agregaremos nada a lo ya señalado.
El motivo de este artículo es dar a conocer y
comentar la publicación de José María Luis Mora: un hombre de su tiempo, coordinado
por Mario A. Téllez G. y Rafael Estrada Michel, publicado por el Instituto
Nacional de Ciencias Penales y otras instituciones en septiembre de 2014. En
casi 240 páginas, se recogen 10 trabajos que tratan de los ensayos de Mora en El
Observador de la República Mexicana (1830) (Catherine Andrews), su
pensamiento electoral (David Cienfuegos Salgado), el derecho en México en los
tiempos de Mora (Óscar Cruz Barney), su encuentro con Lucas Alamán (María José
García Gómez), su relación con el catecismo político (María del Refugio
González), el liberalismo jurídico (Manuel González Oropeza), sus avatares para
ser abogado (Mario A. Téllez G.) y “¿los pecados carnales de un santo liberal?”
(José Manuel Villalpando). Al volumen lo acompaña un DVD con los documentos del
archivo personal de Mora. En la presentación se explica muy bien uno de los
objetivos del libro: “Quizás el contenido de este libro no se ajuste a la
imagen ‘idílica’ que nos hemos formado de José María Luis Mora. Lo que resulta
cierto, a partir de la lectura de este valioso ejemplar, es que nos acerca más
al Mora humano y al idealista; también nos proporciona elementos para establecer
el auténtico rol que tuvo en la conformación del México liberal. En conjunto,
logramos atisbar al Mora más allá del personaje histórico”.[7]
Biblia y protestantismo en su vida y obra
Dos ensayos sobresalen en esta recopilación: “José
María Luis Mora y su relación con la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera:
¿conversión al protestantismo o concordancia con las ideas de un liberal?”, de
Arturo Argente Villareal (ITESM-Toluca) y Antonio de Jesús Enríquez Sánchez
(Universidad Autónoma del Estado de México), y “Mora y la Biblia”, de Anne
Staples (El Colegio de México). En el primero se recapitula la colaboración de
Mora en la distribución de Biblias en una época muy complicada para la
diversidad religiosa en el país, es decir, entre 1827 y 1833/34, años éstos
últimos en que por primera vez se intentó acotar la influencia del catolicismo.
La pregunta de fondo, sobre la conversión de Mora al protestantismo, se
relativiza al investigar, más bien, “el pensamiento del teórico liberal que
antecedió a Juárez y a su generación” (p. 38) y los motivos que lo llevaron a
“colgar los hábitos” en 1822 y a convertirse en un liberal convencido: “El
liberalismo que a fines del siglo XVIII y principios del XIX había hecho su
irrupción en el mundo occidental también hizo de las suyas. Mora, hombre de su
tiempo, no pudo escapar a su contexto y, así como los clérigos en Cádiz, abrazó
el constitucionalismo, se adhirió a la corriente liberal. Así, y con justa
razón, [Charles] Hale propone que para 1832 ‘era el teórico reconocido del
partido de la reforma nacional, campeón del anticlericalismo y de una visión
utilitarista del progreso social’” (pp. 43-44).
Con todo, no queda claro si en efecto Mora se hizo
protestante, pues su colaboración con la Sociedad Bíblica Británica no lo
obligaba a ello. En realidad, destacan los autores, se trató de una fuerte
afinidad ideológica, pues “jamás renunció a sus creencias religiosas, pero
nunca dejó de criticar el papel desempeñado por la Iglesia en la formación de
una nueva sociedad mexicana: la del progreso, tolerante y libre de toda
superstición” (p. 46). Asimismo, su interés por difundir la Biblia estuvo
dominado por el deseo de que ello pudiese contribuir a “socavar el poder
espiritual que una institución dominante, añeja, con fueros y dueña de la
educación como la Iglesia revestía en el México decimonónico” (p. 47). Para él,
los “verdaderos amantes del cristianismo” “debían leer libremente las Sagradas
Escrituras”, lo que lo llevó a dar pasos “para un ensayo de versión” de
traducciones bíblicas a los idiomas mejicano (náhuatl), otomí, tarasco y
huasteco, “empezando por el evangelio de San Lucas”, aunque “la pobreza del
país”, escribió en unas palabras que firma como “presidente de la Sociedad de
la Biblia, británica y extranjera.[8] Él mismo
colaboró en la traducción de dicho evangelio al náhuatl, que concluyó en mayo
de 1631 (p. 53), pero que finalmente se extravió (p. 56).
Staples,
por su parte, se basa en el ensayo de Gringoire y esboza las dificultades que
enfrentó la distribución de la Biblia en México desde la época virreinal y el
uso de que fue objeto en los años de la lucha por la Independencia para
oponerse a ella. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera al comenzar a
introducir ejemplares en México necesitaba personas dispuestas a enfrentar los
obstáculos tan grandes del momento para hacerlo, como lo fueron los ataques
que, desde septiembre de 1827 aparecieron en la prensa (p. 228), por causa de
que los ejemplares impresos por la agencia protestante no contaban con notas
explicativas. Mora publicó un artículo a favor de las Biblias protestantes (en
la versión católica autorizada del padre Scío de San Miguel) en noviembre de
ese año. Allí afirmó. “Ningún hombre que ame las letras y los progresos de la
especie humana podrá dejar de agradecer a sus dignos miembros el celo con que
procuran la circulación de la Biblia”,[9] en alusión,
obviamente, a los esfuerzos de la organización protestante inglesa. La
circulación de esas Biblias importadas inquietó demasiado a las jerarquías
católicas y en 1828 se prohibieron en Oaxaca y Guadalajara (p. 230). En el
texto mencionado, al referirse a las traducciones a idiomas originarios,
exclamó: “¡Al cabo los ingleses vendrán a hacer hoy lo que debiéramos nosotros
tener hecho desde hace tres siglos!”. Fue muy probablemente el párroco Mariano
Paz y Sánchez, de Santa María Chigmecatitlán (Puebla), quien hizo la traducción
(provisional) al náhuatl del evangelio de Lucas, de la cual Mora recibió un
paquete de 250 ejemplares (p. 232). Para Mora, publicar la Biblia con notas
“hubiera dado lugar a confusiones porque los sabios no se ponían de acuerdo en
el sentido de muchos pasajes” (pp. 233-234). Pero estos argumentos no lograron
convencer a la opinión pública.
El texto de María del Refugio González también es
relevante pues destaca la formación de Mora: “José María Luis Mora es, pues, un
personaje con formación teológica y jurídica, al igual que otros liberales de
la época, y, como varios de ellos, se fue volviendo anticlerical a partir del
razonamiento y el conocimiento de la historia de la propia Iglesia. En el
estudio de la teología se había familiarizado con la Sagrada Escritura, el
pensamiento de santo Tomás, de Duns Scoto y de Suárez, y las sentencias de
Pedro Lombardo” (p. 130).
Este volumen viene a cubrir la gran necesidad
histórica de ubicar a este personaje en su contexto y entender las razones de
su lucha personal por ampliar las libertades en un país todavía muy cerrado
ideológica y culturalmente, al que por cierto nunca volvió. El legado de Mora
pertenece, por igual, al liberalismo y al protestantismo mexicanos.
[2] P. Gringoire, “El ‘protestantismo’ del doctor Mora”,
en Historia Mexicana, vol. II, núm. 3, enero marzo de 1954, pp. 328-366;
puede leerse en el sitio de El Colegio de México: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/NFKUXLPN5JS3SPRPMGCNFCNIEXN8BF.pdf.
[3] Gonzalo Baéz Camargo, El doctor Mora. Impulsor
nacional de la causa bíblica en México. México, Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1978.
[6] Cf. C. Martínez García, “El padre del liberalismo
mexicano, ¿protestante?”, en La Jornada, 21 de octubre de 2009, www.jornada.unam.mx/2009/10/21/opinion/020a1pol;
Ídem, “México: Thomson y J. Mª Luis Mora”, en Protestante Digital,
21 de noviembre de 2010, http://protestantedigital.com/magacin/10109/Mexico_Thomson_y_J_Ma_Luis_Mora;
e Ídem, “Mora, Thomson y el Códice Chimalpahin”, en La Jornada,
1 de octubre de 2014. El segundo texto corresponde a un avance del libro
James Thomson: un escocés distribuidor de la Biblia en México, 1827-1830. México,
Maná Museo de la Biblia, 2013.
[7] “Presentación”, en José María Luis Mora. Un hombre
de su tiempo, p. xiii, www.inacipe.gob.mx/stories/publicaciones/temas_selectos/unhombretiempo.pdf.
[9] J.M.L. Mora, en El Observador de la República
Mexicana, 31 de octubre de 1827. “Se publicó también el 2 de noviembre de
1827 en Águila Mexicana, pp. 2 y 3. Mora lo incluyó en sus Obras
sueltas. París, Librería de Rosa, 1837, y fue reproducido en Lillian
Briseño Senosiain, Laura Solares Robles y Laura Suárez de la Torre [eds.], Obras
completas de José María Luis Mora. Varia. Vol. 8. México, SEP-Instituto
Mora, 1988, pp. 95-97” (nota 32, p. 231).
Fuente: Protestantedigital, 2016
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