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lunes, 28 de diciembre de 2009

La ética social y política en Juan Calvino. Algunos desafíos para América Latina

Por. Alberto F. Roldán
Resumen
En este artículo, Alberto F. Roldán expone la ética de Calvino en relación a las realidades sociales y políticas. Para el autor, el pensamiento de Calvino concerniente a esas esferas representa una forma de ética cristiana acerca de la sociedad y el Estado y no una teoría política en el sentido estricto. Un posible nombre que representa su pensamiento sería una “teología mundana” porque es una invitación para la acción de la Iglesia en el mundo. En el desarrollo de su pensamiento acerca de las esferas sociales y políticas, Calvino enfatiza la ley de Dios en un sentido dialéctico y el amor a Dios y al prójimo. Sobre la relación entre la Iglesia y el Estado, transferir directamente esa ética social y política no es posible porque nosotros vivimos en un mundo posmoderno caracterizado por la secularización, el pluralismo y la globalización, a pesar de lo cual esa ética representa nuevos desafíos para las iglesias y las sociedades latinoamericanas.

Abstract: In this article, Alberto F. Roldán analyzes Calvin’s Ethics in relation to social and political realities. According to the author, Calvin’s thought about these spheres represents a model of Christian Ethics concerning society and State and not strictly a political theory. A mundane theology is a possible name for his thought because it is an invitation to Church’s action in the world. In developing his thought on social and political spheres, Calvin emphazyses the law of God in a dialectic sense and the love to God and the fellow man. Regarding the relationship between the Church and the State, it is impossible to directly transfer this social and political Ethics because we live in a postmodern world characterized by secularization, pluralism and globalization, in spite of what such Ethics represents new challenges for the Latin American churches and societies.

1. El pensamiento de Calvino: ¿teoría política o ética política?
En contraste con el movimiento anabaptista(1), Calvino acepta la importancia del Estado en el propósito de Dios. Dedica el último capítulo de la Institución de la religión cristiana (Libro IV, capítulo XX) a esa cuestión. En primer lugar, Calvino indica la separación entre las dos esferas. Dice: “quien sabe distinguir entre el cuerpo y el alma, entre esta vida transitoria y la venidera, que es eterna, comprenderá a la vez con ello muy claramente que el reino espiritual de Cristo y el poder civil son cosas muy diferentes entre sí.”(2) El lenguaje de Calvino refleja la influencia de San Agustín y su énfasis en las dos ciudades o dos reinos que expone en La ciudad de Dios. Uno de esos ámbitos es eterno, el otro, histórico. El interés de Calvino por la política está en relación a sus estudios sobre la ley, y muchas lecturas en los tratados de Platón, Aristóteles, Séneca y Cicerón. John McNeill(3) indica que el interés de Calvino en el gobierno civil debe haber comenzado cuando estudió en la Universidad de París. Sin embargo, es necesario formular una pregunta: ¿El pensamiento de Calvino es una teoría política, una teoría filosófica o más bien representa una forma de ética? Alton Templin dice que cuando Calvino discute el orden civil o la autoridad civil como parte del plan de Dios, ofrece un modelo de teoría política.(4) Marta García Alonso no duda en afirmar que la obra de Calvino concerniente a los asuntos políticos representa una teología política.(5) Thomas Cook define el proyecto de Calvino como una teocracia a través de una aristocracia ética y una democracia incipiente.(6) Cook piensa que el interés de Calvino es mostrar el orden que viene directamente de Dios. “El gobierno es necesario entre los hombres desde que ellos son malos, han de alterar ese orden causando entonces el disgusto de Dios. Positivamente, el gobierno significa justicia, la justicia de la ley ordenada por Dios.”(7) En términos prácticos, Calvino creyó en el rol de jueces seleccionados por el pueblo sobre la base de su reputación. La incipiente democracia instalada en Ginebra representa el intento por el igualitarismo sin distinciones en términos de castas o clases.

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