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viernes, 7 de abril de 2017

La violencia dentro la cultura del AT



Por. Juan Stam, Costa Rica
Iniciamos la pasada semana algunas pautas para una mejor interpretación de estos relatos violentos del Antiguo Testamento, y que son muy chocantes para nosotros hoy.
Sin embargo, el concepto moderno de "guerra total" trae a veces acciones mucho más bárbaras que cualquier relato bíblico. Sería imperdonablemente anacrónico esperar en los autores antiguos normas de compasión humanitaria que nuestros propios gobiernos hoy están lejos de respetar.
Un estudio objetivo de estos relatos no pretenderá suavizarlos, pero sí entenderlos.
Con una sana hermenéutica podremos evitar los dos extremos peligrosos ante estos pasajes: (1) verlos como una negación total de la credibilidad de las escrituras hebreas y (2) encontrar en ellos alguna justificación para las guerras (ni mucho menos guerras santas), las conquistas territoriales, las torturas o la pena de muerte hoy día.
Seguimos con la última de las orientaciones hermenéuticas que nos podrán ayudar: D) Cultura y Hermenéutica.
Otro aspecto de este tema es la relación entre la cultura y la interpretación bíblica.  Este es un problema fundamental de la hermenéutica.  La Biblia es palabra divina en lenguaje humano, y ese lenguaje es un fenómeno social y cultural.  Al entrar en el mundo de lo humano, la revelación divina hace suyo ese contexto cultural.  Su propósito es revelar al pueblo de Dios la verdad y la voluntad de su Señor, y eso lo tiene que realizar dentro del marco de referencia fijado por la cultura.  Su propósito no es salirse del contexto actual para anticipar algún contexto futuro.  Debe ser un mensaje para el pueblo de Dios dentro de su cultura, o del todo no sería palabra de Dios.
Aún cuando cuestiona esa cultura, como hace muchas veces, lo hace dentro de ella.  La revelación bíblica se configura por la cultura, a la vez que la confronta.  De hecho, algunas tradiciones bíblicas se configuraban por los conceptos contemporáneos de la guerra y la violencia, mientras otras los cuestionaron radicalmente.
Las culturas por su naturaleza son cambiables y evolucionan a través de los siglos.  Pero tampoco van siempre mejorándose, como una especie de progreso inevitable.  En cuanto a la guerra y la violencia, es dudoso que nuestra cultura hoy sea superior a la de los tiempos bíblicos.  Hoy tenemos instrumentos mucho más destructivos de guerra.  Pero en otros aspectos las culturas han mejorado: el rechazo casi universal de la esclavitud, la igualdad de los derechos de las mujeres y el desarrollo de la democracia.
Aunque la enseñanza bíblica debe verse como normativa, según la intención del autor, el marco cultural no es necesariamente normativo.
La historia de la hermenéutica bíblica está repleta de ejemplos en que interpretaciones literales de la Biblia se oponían a los avances de la cultura.  Contra Copérnico y Galileo un sector de la iglesia afirmaba, con textos de prueba, que el universo es geocéntrico y que la tierra es plana.
Otros textos fueron manipulados para defender la esclavitud.  A principios del siglo XIX los obispos latinoamericanos defendían el derecho divino de los reyes contra el republicanismo, con textos de prueba.  Y en nuestros días, cuando distinguidas mujeres han sido presidentas de sus países y gerentas de grandes empresas, algunos cristianos quieren aplicar literalmente a nuestro mundo de hoy el patriarcalismo cultural de los tiempos bíblicos.[17]
Cuando tomamos en cuenta esta relación entre la cultura y la interpretación bíblica, el problema de la violencia en estos pasajes se ve con otros lentes.
Por una parte, no debe sorprendernos que el texto bíblico refleje su contexto cultural.  Por otra parte, el marco cultural de estos pasajes jamás debe utilizarse para justificar nuevas violencias, como pasó con las cruzadas y la conquista de América.

NOTAS AL PIE
[17] Otros ejemplos de esta relación entre cultura e interpretación pueden verse en el lavamiento de pies (que hoy día tiene un significado radicalmente distinto a los tiempos de Jesús) o el ósculo santo (las formas de saludo varían según cada cultura).
[18] Babilonia cayó ante Persia en el año 539 a.C.  El pasaje podría referirse también a un ataque por los medos.  Algunos otros autores lo relacionan con ataques por los asirios contra el antiguo Imperio Bablónico (c. 730 a.C.).

Fuente: Protestantedigital, 2017

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