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lunes, 17 de abril de 2017

Libros deuterocanónicos, guerra y violencia



Por. Juan Stam, Costa Rica
De los escritos deuterocanónicos, son primero y segundo Macabeo los que más se relacionan con nuestro tema.  Los macabeos (Matatías y sus hijos Judas, Jonatán y Simón) entablaron una larga lucha armada contra los reyes Seléucidas de Siria, y lograron la libertad religiosa y la independencia de su patria.
Son libros repletos de guerra y violencia, desde el primer momento cuando Matatías vio a un judío adelantarse al altar pagano a ofrecer un sacrificio y lo degolló a sangre fría sobre el altar (1 Mac 2:23-24).  Por otra parte, segúndo Macabeos acentúa la excesiva crueldad de los seléucidas y el cruel martirio de los siete hermanos (2 Mac 7).
Los relatos de la lucha macabea destacan a menudo los paralelos con las guerras bíblicas y describen a los macabeos con los mismos términos de los jueces, de David, y de otros próceres (1 Mac 2:49-64; 4:30-33).  Un modelo explícito fue Pinjás, que al descubrir a un isralita cuando fornicaba con una madianita, "se levantó lanza en mano, entró a la alcoba y los atravesó a los dos por el bajo vientre" (Nm 25:6-8; 1 Mac 2:54; Sir 45:23-24).  Schökel (1976:10, 226) afirma que primer Macabeos ve a Matatías como un nuevo Pinjás, y sus hijos como los nuevos jueces de Israel.
En importantes aspectos sus "combates de Israel" (1 Mac 3:2) conservaron rasgos de la antigua guerra santa.  Estaban plenamente convencidos de que Yahvéh los había llamado para liberar a su pueblo, y que el reinado asmoneo cumplía profecías bíblicas.  La exhortación de Judas a sus tropas, en el sitio histórico de Mizpá (Jue 20:1), correspondía a los requisitos de guerra santa (1 Mac 3:46-60; cf 3:18-19).  La tropa se movilizó según las mismas reglas básicas de Deuteronomio 20:5-8 (1 Mac 3:55-56).  Se prepararon para el combate con oración y ayuno (1 Mac 3:47; 4:30-33; 2 Mac 13:10-12) y abrieron el rollo de la ley para consultar a Dios, como los gentiles consultan a sus ídolos (1 Mac 3:48).  Tocan trompetas y lanzan consignas al aire (1 Mac 3:54; Nm 10:9).  Según segundo Macabeos, dos de sus gritos eran "Auxilio de Dios" (8:23; 13:15; cf 12:11) y "Victoria de Dios" (13:15).
Como en las anteriores guerras santas, los macabeos también estaban muy conscientes de que en último análisis el poder viene de Dios (1 Mac 12:15; 16:3).[27]  En su arenga a la tropa antes de atacar a Apolonio, cuando sus seguidores preguntaron con pesimismo, "¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, contra una multitud tan grande y tan fuerte?", Judás declaró que
Es fácil que una multitud caiga en manos de unos pocos.  Al Cielo le da lo mismo salvar con muchos o con pocos; que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo (1 Mac 3:17-19).[28]
 Antes de la batalla de Emaús, Judas exhortó al pueblo: No temáis a esa muchedumbre... Recordad cómo se salvaron nuestros padres en el mar Rojo, cuando Faraón perseguía con su ejército. Clamemos ahora al Cielo, a ver si nos tiene piedad, recuerda la alianza de nuestros padres y desbarata hoy este ejército ante nosotros.  Entonces reconocerán todas las naciones que hay quien libera y salva a Israel (1 Mac 4:9-11; cf 1 Sm 17:45-47).
Después de la victoria en esa misma batalla, el pueblo regresó cantando y bendiciendo al Cielo, "porque es bueno, porque es eterno su amor" y había dado gran liberación en Israel (1 Mac 4:24-25).  Después de sus triunfos, practicaban en mayor o menor grado la misma política de exterminio (1 Mac 3:8; 5:68).
Sin embargo, los macabeos emplearon el antiguo lenguaje de guerra santa para la nueva situación en que se encontraban.  Seguían convencidos de que la existencia de Israel dependía del poder divino, pero para ellos Dios no actúa sólo sino que comanda las fuerzas de insurrección armada y actúa por medio de ellas.[29]
En segundo Macabeos, ese papel divino fue simbolizado por el jinete celestial (angelical) que llevaba a las tropas en la batalla (2 Mac 10:29; 11:8; cf 5:1-4).  Puesto que el don profético ya no existía (1 Mac 4:46; 9:27; 14:41), éstos libros no atribuyen a sus protagonistas el mismo carácter carismático de los héroes antiguos, ni les atribuyen ninguna relación directa especial con Dios (de Vaux 1985:355).[30]  Por eso, tampoco afirman que Dios haya ordenado la guerra sobrenaturalmente. En cuanto al sábado, los macabeos aprobaron la lucha en día sábado para la defensa, pero no para el ataque (1 Mac 2:38,41; cf. 6:53-54).  Además, en directa contradicción a la guerra santa, Judas Macabeo aceptó ser nombrado sumo sacerdote por Alejandro Balas y buscó alianza con los romanos.  Simón fue nombrado sumo sacerdote, estratega y etnarca en la misma forma.
Los libros Macabeos no representan la única respuesta a esa insurrección.  Es probable que el libro de Daniel, que habla de estos mismos acontecimientos, se opone a la lucha armada y llama a la fe en la intervención exclusivamente divina.  Para este autor, va a ser "una piedrecita no hecha con manos" que vendrá a tumbar la gran imagen que simbolizaba los poderes imperiales de este mundo (Dan 2:34-35.45).
De los escritos deuterocanónicos conviene mencionar también el libro de Judit, escrito en la misma época macabea.  Cuenta el ataque de Holofernes, general mayor de Nabucodonosor, gran rey de Asiria (sic), con la misión de ocupar la tierra de Judá y destruir Jerusalén y el templo.  Judith era una joven viuda, hermosa y rica, que vivía en Betulia, ciudad pequeña pero estratégica porque controlaba las rutas de acceso a Jerusalén.
Holofernes acampó con sus 120,000 guerreros y 25,000 arqueros montados en Esdrelón, cerca de Betulia.  Cuando los israelitas tomaron el control de los angostos pasos de las montañas (4:6-8), Holofernes por su parte ocupó las fuentes de agua de Betulia (7:7,12-14) y levantó un estado de sitio que duraría 34 días (7:20).
Cuando los judíos de Betulia estaban desesperados y resignados a entregarse, Judit entró en el campamento enemigo so pretexto de ser desertora (Jud 10).  Aprovechando su gran belleza y su astucia, coqueteó con Holofernes, quien se enamoró locamente de ella.[31]  Por tres días ella evadió las invitaciones del militar enemigo, pero al cuarto día aceptó asistir a un banquete en la tienda de Holofernes (Jud 12).  Cuando se hizo tarde, todos los acompañantes salieron para dejar al general a solas con Judit, pero resultó que Holofernes  había tomado tanto vino que cayó totalmente ebrio en su cama.  De inmediato Judit tomó la espada de él, pidió fuerzas a Dios, y con dos golpes certeros lo decapitó.  Puso la cabeza en un saco y regresó victoriosa a su ciudad.  Cuando murió con sus 105 años, Judit repartió sus riquezas entre los pobres.   En todo el relato, es obvio que el autor anónimo elogia no sólo la persona de Judit, sino su violencia, astucia, engaño y seducción ("Señor Dios, dame una palabra seductora, para herir y matar...", 9:13).[32]
Igual que con la guerra santa, Israel clama a Dios y ayuna antes de asumir sus posiciones militares (Jud 4:9-15), y Judit hizo lo mismo antes de emprender su hazaña y durante su acción osada (8:5-6,16-17,31; 9:1; 11:17; 12:6-8; 13:4-5), además de observar las reglas dietéticas del judaismo más estricto (10:5; 11:12-15; 12:2-4; cf. Daniel) y todos los festivales obligatorios (8:6).
En varios pasajes, el libro insiste también en que Dios puede salvar con pocos, igual que con muchos: No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados (9:11).
Pero Yahvéh es un Dios ético, y defiende a su pueblo sólo cuando éste cumple las condiciones del pacto.  El ammonita Ajior, después de resumir para Holofernes la historia de Israel, concluye: Mientras no pecaron contra su Dios vivieron en prosperidad, porque está en medio de ellos un Dios que odia la iniquidad.  Pero cuando se apartaron del camino que les había impuesto, fueron duramente aniquilados por múltiples guerras, y deportados a tierra extraña... (5:17-18; cf. 11:10-11).
Llama la atención que ni los rollos de Qumran ni los escritos de Josefo hacen la menor alusión a la historia de Judit.  Además, en el mismo libro abundan los errores históricos y geográficos, la confusión y las contradicciones intencionales de nombres y eventos y fechas que constituyen un "guiño malicioso" (NBE 727) que advierte al lector que no debe tomar este escrito como literal o histórico. Es un cuento novelístico en que la figura de "Nabucodonozor" cuadra muy bien con el Antíoco Epifanes histórico; "Nínive" correspondería a Antioquía, "Asiria" a Siria, y quizá "Betulia" a Siquem.  "Holofernes" bien podría representar al general Nicanor, derrotado por Judas Macabeo.  El nombre "Judit" significa literalmente "una judía" y parece ser también una personificación simbólica.  Que Judit, después de su hazaña heroica, se retiró a su casa para volver a la vida privada, puede entenderse como una crítica implicita de los macabeos, que pronto estaban buscando el poder.

NOTAS AL PIE
[26] Gedeón llamó a su altar "Yahvéh-Shalom", "Yahvéh es paz" (Jue 6:24).  El Shalom es un don divino y el premio que el Señor promete por la obediencia al pacto (Lev 26:6).
[27]  Segundo Macabeo acentúa mucho más que primero Macabeos lo milagroso y la intervención directa sobrenatural.  Judas, por ejemplo, pide a Dios enviar un ángel delante de su tropa, y como respuesta a la plegaria, aparece en el cielo un jinete blandiendo armas de oro (11:8).  Más adelante, pide a Dios enviar un ángel para sembrar terror entre los enemigos (2 Mac 15:23).
[28] Cabe mencionar que los libros Macabeos suelen evitar el uso de los nombres de "Dios" y utilizan en su lugar el circunloquio "el cielo".
[29] También del período intertestamentario, es significativo que la Septuaginta suele cambiar las descripciones de Dios como guerrero en el texto hebreo con la frase opuesta de "el que destruye (o aplasta) la guerra" (Lxx Ex 15:3; Is 42:13; Jdt 9:7; 16:3).
[30]  De Vaux (1985:356) observa que primer Macabeos alude al mar rojo y el peregrinaje por el desierto (ej. Pinjás) y a Senaquerib, pero no al período de la conquista y de los jueces.
[31]  Esta historia puede compararse con la estrategia de seducción de Nora Astorga, el "Judit" nicaragüense.  En el año 1977 el General Vega del ejército somocista se enamoró de ella, y ella lo aprovechó para enamorarle a él y atraerlo a su casa.  Un escuadrón sandinista lo sorprendió al General en el dormitorio de ella, y cuando él resistió lo ejecutaron.
[32] Es evidente que el relato de Judit se calca en las historias bíblicas del magnicidio de Sísara por Yael (Jue 4) y por otra parte en la historia de Ester.  En Judit 5 el madianita Ajior le resume para Holofernes toda la historia de Israel, en un intento por el autor de vincular su historia con las hazañas de Dios en el pasado (cf 8:26-27; 9:1-4).

Fuente: Protestantedigital, 2017

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