Por.
Juan Stam, Costa Rica
De
los escritos deuterocanónicos, son primero y segundo Macabeo los que más se
relacionan con nuestro tema.
Los macabeos (Matatías y sus hijos Judas, Jonatán y Simón) entablaron una larga
lucha armada contra los reyes Seléucidas de Siria, y lograron la libertad
religiosa y la independencia de su patria.
Son
libros repletos de guerra y violencia, desde el primer momento cuando Matatías
vio a un judío adelantarse al altar pagano a ofrecer un sacrificio y lo degolló
a sangre fría sobre el altar (1 Mac 2:23-24). Por otra parte, segúndo
Macabeos acentúa la excesiva crueldad de los seléucidas y el cruel martirio de
los siete hermanos (2 Mac 7).
Los
relatos de la lucha macabea destacan a menudo los paralelos con las guerras
bíblicas y describen a los macabeos con los mismos términos de los jueces, de
David, y de otros próceres
(1 Mac 2:49-64; 4:30-33). Un modelo explícito fue Pinjás, que al
descubrir a un isralita cuando fornicaba con una madianita, "se levantó
lanza en mano, entró a la alcoba y los atravesó a los dos por el bajo
vientre" (Nm 25:6-8; 1 Mac 2:54; Sir 45:23-24). Schökel (1976:10,
226) afirma que primer Macabeos ve a Matatías como un nuevo Pinjás, y sus hijos
como los nuevos jueces de Israel.
En
importantes aspectos sus "combates de Israel" (1 Mac 3:2) conservaron
rasgos de la antigua guerra santa.
Estaban plenamente convencidos de que Yahvéh los había llamado para liberar a
su pueblo, y que el reinado asmoneo cumplía profecías bíblicas. La
exhortación de Judas a sus tropas, en el sitio histórico de Mizpá (Jue 20:1),
correspondía a los requisitos de guerra santa (1 Mac 3:46-60; cf
3:18-19). La tropa se movilizó según las mismas reglas básicas de
Deuteronomio 20:5-8 (1 Mac 3:55-56). Se prepararon para el combate con
oración y ayuno (1 Mac 3:47; 4:30-33; 2 Mac 13:10-12) y abrieron el rollo de la
ley para consultar a Dios, como los gentiles consultan a sus ídolos (1 Mac
3:48). Tocan trompetas y lanzan consignas al aire (1 Mac 3:54; Nm
10:9). Según segundo Macabeos, dos de sus gritos eran "Auxilio de
Dios" (8:23; 13:15; cf 12:11) y "Victoria de Dios" (13:15).
Como
en las anteriores guerras santas, los macabeos también estaban muy conscientes
de que en último análisis el poder viene de Dios (1 Mac 12:15; 16:3).[27]
En su arenga a la tropa antes de atacar a Apolonio, cuando sus seguidores
preguntaron con pesimismo, "¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos,
contra una multitud tan grande y tan fuerte?", Judás declaró que
Es
fácil que una multitud caiga en manos de unos pocos. Al Cielo le da lo
mismo salvar con muchos o con pocos; que en la guerra no depende la victoria de
la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo (1 Mac
3:17-19).[28]
Antes
de la batalla de Emaús, Judas exhortó al pueblo: No temáis a esa
muchedumbre... Recordad cómo se salvaron nuestros padres en el mar Rojo, cuando
Faraón perseguía con su ejército. Clamemos ahora al Cielo, a ver si nos tiene
piedad, recuerda la alianza de nuestros padres y desbarata hoy este ejército
ante nosotros. Entonces reconocerán todas las naciones que hay quien
libera y salva a Israel (1 Mac 4:9-11; cf 1 Sm 17:45-47).
Después
de la victoria en esa misma batalla, el pueblo regresó cantando y bendiciendo
al Cielo, "porque es bueno, porque es eterno su amor" y había dado
gran liberación en Israel (1 Mac 4:24-25). Después de sus triunfos,
practicaban en mayor o menor grado la misma política de exterminio (1 Mac 3:8;
5:68).
Sin
embargo, los macabeos emplearon el antiguo lenguaje de guerra santa para la
nueva situación en que se encontraban. Seguían convencidos de que la
existencia de Israel dependía del poder divino, pero para ellos Dios no actúa
sólo sino que comanda las fuerzas de insurrección armada y actúa por medio de
ellas.[29]
En
segundo Macabeos, ese papel divino fue simbolizado por el jinete celestial
(angelical) que llevaba a las tropas en la batalla (2 Mac 10:29; 11:8; cf
5:1-4). Puesto que el don profético ya no existía (1 Mac 4:46; 9:27;
14:41), éstos libros no atribuyen a sus protagonistas el mismo carácter
carismático de los héroes antiguos, ni les atribuyen ninguna relación directa
especial con Dios (de Vaux 1985:355).[30] Por eso, tampoco afirman que
Dios haya ordenado la guerra sobrenaturalmente. En cuanto al sábado, los
macabeos aprobaron la lucha en día sábado para la defensa, pero no para el
ataque (1 Mac 2:38,41; cf. 6:53-54). Además, en directa contradicción a
la guerra santa, Judas Macabeo aceptó ser nombrado sumo sacerdote por Alejandro
Balas y buscó alianza con los romanos. Simón fue nombrado sumo sacerdote,
estratega y etnarca en la misma forma.
Los
libros Macabeos no representan la única respuesta a esa insurrección. Es
probable que el libro de Daniel, que habla de estos mismos acontecimientos, se
opone a la lucha armada y llama a la fe en la intervención exclusivamente
divina. Para este autor, va a ser "una piedrecita no hecha con
manos" que vendrá a tumbar la gran imagen que simbolizaba los poderes
imperiales de este mundo (Dan 2:34-35.45).
De
los escritos deuterocanónicos conviene mencionar también el libro de Judit,
escrito en la misma época macabea. Cuenta el ataque de Holofernes,
general mayor de Nabucodonosor, gran rey de Asiria (sic), con la misión de ocupar la
tierra de Judá y destruir Jerusalén y el templo. Judith era una joven
viuda, hermosa y rica, que vivía en Betulia, ciudad pequeña pero estratégica
porque controlaba las rutas de acceso a Jerusalén.
Holofernes
acampó con sus 120,000 guerreros y 25,000 arqueros montados en Esdrelón, cerca
de Betulia. Cuando los israelitas tomaron el control de los angostos
pasos de las montañas (4:6-8), Holofernes por su parte ocupó las fuentes de
agua de Betulia (7:7,12-14) y levantó un estado de sitio que duraría 34 días
(7:20).
Cuando
los judíos de Betulia estaban desesperados y resignados a entregarse, Judit
entró en el campamento enemigo so pretexto de ser desertora (Jud 10).
Aprovechando su gran belleza y su astucia, coqueteó con Holofernes, quien se
enamoró locamente de ella.[31] Por tres días ella evadió las invitaciones
del militar enemigo, pero al cuarto día aceptó asistir a un banquete en la
tienda de Holofernes (Jud 12). Cuando se hizo tarde, todos los
acompañantes salieron para dejar al general a solas con Judit, pero resultó que
Holofernes había tomado tanto vino que cayó totalmente ebrio en su
cama. De inmediato Judit tomó la espada de él, pidió fuerzas a Dios, y
con dos golpes certeros lo decapitó. Puso la cabeza en un saco y regresó
victoriosa a su ciudad. Cuando murió con sus 105 años, Judit repartió sus
riquezas entre los pobres. En todo el relato, es obvio que el autor
anónimo elogia no sólo la persona de Judit, sino su violencia, astucia, engaño
y seducción ("Señor Dios, dame una palabra seductora, para herir y
matar...", 9:13).[32]
Igual
que con la guerra santa, Israel clama a Dios y ayuna antes de asumir sus
posiciones militares (Jud 4:9-15), y Judit hizo lo mismo antes de emprender su
hazaña y durante su acción osada (8:5-6,16-17,31; 9:1; 11:17; 12:6-8; 13:4-5),
además de observar las reglas dietéticas del judaismo más estricto (10:5;
11:12-15; 12:2-4; cf. Daniel) y todos los festivales obligatorios (8:6).
En
varios pasajes, el libro insiste también en que Dios puede salvar con pocos, igual
que con muchos: No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los
valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños,
apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados
(9:11).
Pero
Yahvéh es un Dios ético, y defiende a su pueblo sólo cuando éste cumple las
condiciones del pacto.
El ammonita Ajior, después de resumir para Holofernes la historia de Israel,
concluye: Mientras no pecaron contra su Dios vivieron en prosperidad, porque
está en medio de ellos un Dios que odia la iniquidad. Pero cuando se
apartaron del camino que les había impuesto, fueron duramente aniquilados por
múltiples guerras, y deportados a tierra extraña... (5:17-18; cf. 11:10-11).
Llama
la atención que ni los rollos de Qumran ni los escritos de Josefo hacen la
menor alusión a la historia de Judit.
Además, en el mismo libro abundan los errores históricos y geográficos, la
confusión y las contradicciones intencionales de nombres y eventos y fechas que
constituyen un "guiño malicioso" (NBE 727) que advierte al lector que
no debe tomar este escrito como literal o histórico. Es un cuento novelístico
en que la figura de "Nabucodonozor" cuadra muy bien con el Antíoco
Epifanes histórico; "Nínive" correspondería a Antioquía,
"Asiria" a Siria, y quizá "Betulia" a Siquem.
"Holofernes" bien podría representar al general Nicanor, derrotado
por Judas Macabeo. El nombre "Judit" significa literalmente
"una judía" y parece ser también una personificación simbólica.
Que Judit, después de su hazaña heroica, se retiró a su casa para volver a la
vida privada, puede entenderse como una crítica implicita de los macabeos, que
pronto estaban buscando el poder.
NOTAS
AL PIE
[26]
Gedeón llamó a su altar "Yahvéh-Shalom", "Yahvéh es paz"
(Jue 6:24). El Shalom es un don divino y el premio que el Señor promete
por la obediencia al pacto (Lev 26:6).
[27]
Segundo Macabeo acentúa mucho más que primero Macabeos lo milagroso y la
intervención directa sobrenatural. Judas, por ejemplo, pide a Dios enviar
un ángel delante de su tropa, y como respuesta a la plegaria, aparece en el
cielo un jinete blandiendo armas de oro (11:8). Más adelante, pide a Dios
enviar un ángel para sembrar terror entre los enemigos (2 Mac 15:23).
[28]
Cabe mencionar que los libros Macabeos suelen evitar el uso de los nombres de
"Dios" y utilizan en su lugar el circunloquio "el cielo".
[29]
También del período intertestamentario, es significativo que la Septuaginta
suele cambiar las descripciones de Dios como guerrero en el texto hebreo con la
frase opuesta de "el que destruye (o aplasta) la guerra" (Lxx Ex
15:3; Is 42:13; Jdt 9:7; 16:3).
[30]
De Vaux (1985:356) observa que primer Macabeos alude al mar rojo y el
peregrinaje por el desierto (ej. Pinjás) y a Senaquerib, pero no al período de
la conquista y de los jueces.
[31]
Esta historia puede compararse con la estrategia de seducción de Nora Astorga,
el "Judit" nicaragüense. En el año 1977 el General Vega del
ejército somocista se enamoró de ella, y ella lo aprovechó para enamorarle a él
y atraerlo a su casa. Un escuadrón sandinista lo sorprendió al General en
el dormitorio de ella, y cuando él resistió lo ejecutaron.
[32]
Es evidente que el relato de Judit se calca en las historias bíblicas del
magnicidio de Sísara por Yael (Jue 4) y por otra parte en la historia de
Ester. En Judit 5 el madianita Ajior le resume para Holofernes toda la
historia de Israel, en un intento por el autor de vincular su historia con las
hazañas de Dios en el pasado (cf 8:26-27; 9:1-4).
Fuente:
Protestantedigital, 2017
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