Por. Juan
Francisco Martínez, EE.UU
Una de las
complejidades de vivir en un país donde las leyes no cuadran con la realidad
vivida es tener pastores cristianos sin autorización legal para estar en el
país. Dentro de las comunidades cristianas pobres existen muchos
pastores/as que no tienen documentación para permanecer aquí. Esta situación se da por toda una serie de
razones. Una de las más comunes es la de personas que llegaron al país sin un
compromiso cristiano y tuvieron un encuentro con Dios estando acá. Por causa de
ese obrar divino han podido compartir las buenas nuevas del evangelio y Dios
los ha usado para traer a otros al camino de Cristo. En ese proceso se han
quedado como pastores. Dios comienza a bendecir y se levanta una obra. O una
iglesia ve el ministerio y llama a la persona a pastorear.
Por lo general
dicha persona no ha hecho preguntas teológicas o éticas sobre su situación.
Dios le tocó donde estaba y ahora la está usando para tocar las vidas de otros.
En cierto sentido ese es el evangelio, personas transformadas hablándole a
otros sobre la transformación que pueden tener en Cristo.
Siendo que no
eran pastores en sus países de origen y no tienen mayor capacitación teológica,
no pueden solicitar una visa religiosa para quedarse. Durante la administración
del Presidente Obama por lo general este tipo de persona se consideraba de baja
prioridad y se le permitía quedarse en el país, siempre y cuando se reportara
con migración de una forma regular. Pero la situación se ha hecho más
complicada bajo la presidencia Trump y no está claro si la nueva administración
seguirá esa política o si buscarán deportar a este tipo de persona.
La situación
del pastor/a sin documentación legal suscita toda una serie de preguntas éticas
y teológicas, aparte de la confusión legal. ¿Se debiera ordenar a una persona
que ha demostrado dones, llamado y bendición divina al ministrar, aunque no
tenga documentación legal? Siendo que en este país un pastor ordenado tiene
derechos legales, la situación se confunde más.
Las iglesias
han tomado decisiones diferentes con relación a este dilema. Algunas ordenan a
cualquier persona que ha mostrado el llamado y la bendición del Señor en el
ministerio. Unos tratan de acompañar a los pastores para que se queden,
mientras que otros buscan acompañarlos cuando son deportados. Son muchos los
“misioneros y misioneras comisionados” a ministrar en sus países de origen
después de ser deportados por los agentes de migración.
Los pastores
y pastoras indocumentados en este país no son las primeras personas que Dios
está usando a pesar de cargar con situaciones legales inciertas. El día de hoy hay
pastores y líderes alrededor del mundo que están infringiendo en la ley en su
país al seguir sus ministerios sin los permisos correspondientes. Para algunos
estas personas son héroes, para otros son criminales. Y para muchos otros
sencillamente son personas que Dios está usando para compartir las buenas
nuevas del evangelio que ha transformado sus vidas.
¿Cómo seremos
una iglesia fiel si mi pastor no tiene papeles?
Fuente:
Protestantedigital, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario