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lunes, 17 de noviembre de 2008

Masones y protestantes

Gustavo Vidal Manzanares, España

A principios del siglo XX, el 60% de los fieles evangélicos suramericanos eran masones (“Historia del protestantismo en América Latina”. Jean Pierre Bastian, Cupsa, México, 1990, pág. 138).
No obstante, el desconocimiento, el fanatismo o, simplemente, la prostitución intelectual pueden conducir a negar este hecho. Así, no faltan quienes autodenominándose cristianos apoyan bombardeos, injurias, calumnias, privatizaciones (es decir, saqueos) de servicios públicos y políticas económicas que arrasan, tarde o temprano, a la mayoría. Me refiero, como puede deducirse, a las posturas “neocon”, totalmente incompatibles con la pureza del Evangelio.
Estos “cristianos de salón” son los que se oponen más sañudamente a la masonería y racionalizan su conducta mediante proclamas de mojigatería sexual y frases floridas para consumo de mentes simples. Como sepulcros blanqueados, se cubrirán con una capa de pintura blanca, la moralina. Por dentro apestará la podredumbre. Cualquier mente libre y racional los “cala” desde lejos
Frente a estas posturas, me agradaría transcribir la declaración de principios adoptada por la Gran Logia de España en mayo de 1.931. Habrían de transcurrir casi 50 años para que en España se hablara de algo parecido…
Como principios generales proclama la Francmasonería la inviolabilidad del derecho humano en todas sus manifestaciones y por consiguiente:
El derecho a la vida y la seguridad de la misma. El derecho a la libre emisión y difusión del pensamiento. El derecho a la libre expresión de la conciencia y al libre ejercicio de los cultos.
La escuela única, neutra y obligatoria: enseñanzas superiores con cátedra libre, y tanto estas como la primaria, completamente gratuitas; enseñanza de un idioma universal hasta el segundo grado.
Trabajo obligatorio controlado por el Estado y repartido a medida de las fuerzas y aptitudes de cada uno, garantizando las necesidades del individuo tanto en su periodo activo como en su vejez.
La inviolabilidad del domicilio y la correspondencia.
La igualdad ante la ley
La justicia gratuita para todos los ciudadanos y en vigor el Jurado para toda clase de delitos.
La libertad de reunión, asociación y manifestación pacíficas.
El gobierno, genuina representación del pueblo, expresada en todos sus grados por medio del sufragio universal.
El matrimonio civil con ley del divorcio y legitimación de los hijos naturales.
Separación de Iglesia y Estado, abolición de la pena de muerte y de todas las perpetuas, estableciendo como jurisdicción única la civil para todos los delitos, régimen penitenciario sobre la base de la reeducación.
Servicio militar voluntario, limitada su actuación a la defensa del País en caso de agresión hasta que el espíritu pacifista entre todas las naciones lo haga innecesario.
Tan solo me resta invitar a cualquier lector para que me señale lo “anticristiano” de estos planteamientos, así como el fundamento bíblico en que base sus razonamientos. La Razón no es mala. De hecho, Dios nos diferenció en este punto de los animales. ¿Seremos capaces de usarla?
Fuente: Lupaprotestante

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