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sábado, 5 de septiembre de 2009

Respuesta a José Hutter (Reflexiones en torno al aborto)

Máximo García Ruiz, España
De manera absolutamente casual leo un escrito de José Hutter publicado en Teología Digital con fecha 14 de mayo, titulado Reflexiones en torno a lo que el presidente del Consejo Evangélico de Madrid entiende que la Biblia enseña sobre el aborto, en referencia al Cuaderno número 6 publicado en Lupa Protestante bajo el título “Reflexiones en torno al aborto”, en el que me ocupo de expresar mis opiniones sobre dicho tema.
En primer lugar, quiero agradecer al Sr. Hutter que me haya dedicado cinco folios, aunque lo haga con intenciones un tanto aviesas. Al parecer mi interlocutor es aficionado a publicar escritos “en respuesta” a diferentes colaboradores de Lupa Protestante, erigiéndose en todos ellos como defensor de la “sana doctrina”.
Como introducción a mi reacción al escrito mencionado, quiero aclarar al Sr. Hutter que, efectivamente, soy presidente del Consejo Evangélico de Madrid, elegido y reelegido por sus miembros, como también fui anteriormente secretario ejecutivo, a cuya posición renuncié voluntariamente a partir de la fecha en que fue posible remunerar dicho cargo, lo cual significa que siempre he servido y sirvo al CEM ad honorem. Pero, además de ser presidente del CEM, ocupo otras posiciones como profesor de teología, escritor, sociólogo, historiador, etc. y llevo sirviendo en diferentes organismos e instituciones evangélicas dentro de territorio español desde hace alrededor de cincuenta años.
Pero sigamos adelante. En mi calidad de presidente del Consejo Evangélico de Madrid, escribo también, de vez en cuando, en nuestro órgano Madrid Protestante, y ahí sí lo hago como presidente, por lo que mis escritos pueden juzgarse de forma institucional. Ahora bien, en otras publicaciones lo hago a título estrictamente personal, nunca en nombre y representación del CEM, ni de la institución teológica en la que enseño, ni de la denominación a la que pertenezco. Y entonces únicamente me represento a mí mismo. La conexión que establece mi comunicante, y de ahí mi calificación de aviesa utilizada anteriormente, entre mis escritos y el cargo que ostento, muestra ese impenitente vicio que se aprecia en algunas personas de manipular el pensamiento ajeno, sin ningún respeto ni al rigor ni a la ética.
Dicho lo anterior, conviene aclarar que el CEM es una entidad federativa no eclesial, que acoge a unas 150 iglesias y entidades evangélicas pertenecientes a un amplio espectro ideológico y denominacional, y jamás sus dirigentes se han arrogado la representación teológica de sus miembros. Su posicionamiento hacia determinados temas controvertidos únicamente es oficial cuando, o bien la Junta Directiva o bien la Asamblea, así lo manifiestan, cosa que ocurre en muy limitadas ocasiones. Ni sobre el aborto, ni sobre otros temas vinculados con doctrinas o cuestiones éticas análogas, existe una postura oficial de parte del Consejo Evangélico de Madrid que suponga un mandato para los dirigentes del Consejo, por lo que sus opiniones son forzosamente de índole personal. Nos consta que entre las iglesias y entidades representadas, las hay superconservadoras, conservadoras y liberales en temas como el que nos ocupa, y entre ellas se mantienen posturas no necesariamente coincidentes.
Manipula el Sr. Hutter a sus lectores cuando de forma simplista pretende homologar el pensamiento cristiano adjudicando a “los creyentes” sus posturas personales. ¿Pretende decir que los que no piensan como él no son creyentes, o tal vez que todos los creyentes (supongo que se refiere a cristianos evangélicos) piensan exactamente igual que él? ¿En qué estudio o encuesta se apoya para hacer una afirmación tan peregrina?
Manipula el Sr. Hutter el texto bíblico cuando le hace decir lo que no dice, como es su inconsistente exordio en torno a Exodo 21:22-25, pretendiendo levantar sobre ese texto, insisto que periférico en el conjunto de la Biblia, todo un tratado ético-teológico. Saca el texto de su contexto y, en lugar de hacer exégesis, hace eiségesis; y puesto que el Sr. Hutter se define como teólogo me libero de entrar en mayores explicaciones al respecto.
Manipula el Sr. Hutter la Biblia cuando hace de ella una lectura literal en unos casos y deductiva en otros, como ocurre en el apartado III de su respuesta. El Sr. Hutter se siente autorizado para determinar las razones por las que la Biblia no es más explícita sobre este tema y, supongo, sobre otros. Y muestra una gran arrogancia cuando pretende aliar a su bando a teólogos como Calvino, Bonhoeffer y Barth, pero ese es otro asunto.
Ahora bien, dicho lo que antecede, volvamos a mis “Reflexiones en torno al aborto”, que tanto escandalizan al Sr. Hutter. Yo creo que mi interlocutor ha hecho una lectura prejuicial de mi trabajo, ya que en ninguno de sus párrafos planteo una defensa a favor de la práctica del aborto. Así es que la primera recomendación que debo hacerle es que vuelva a leerlo. Persistir en su postura de pretender ver en mis reflexiones una defensa del aborto, o bien puede atribuirse a las posibles dificultades del Sr. Hutter para entender el castellano, puesto que deduzco de la grafía de su apellido que se trata de una persona extranjera, o a un manifiesto deseo de injuria. Yo hablo en mi escrito de “drama personal” y de “tragedia humana y social” mostrando el punto de vista humano, a la vez que delimito claramente los espacios de actuación de la Iglesia y el Estado, dejando expuesto de manera diáfana que muchos de nosotros no nos identificamos con un tipo de estado teocrático, en el que la Iglesia de turno marca a los gobernantes las leyes que tiene que proclamar el Estado. Y añado que la Iglesia y los creyentes nos reservamos la capacidad crítica, la labor profética. Afortunadamente España se ha convertido en un estado democrático y somos muchos los que deseamos que siga siendo así. Aporto argumentos históricos suficientemente explícitos de cómo ha sido tratado el tema por los Padres de la Iglesia. Obviamente, no voy a repetir la línea argumental que sigo en mi escrito, evitando con ello ser prolijo en exceso; ahí está para ser consultado.
Aunque tal vez el meollo del tema, el propósito del Sr. Hutter se reduzca únicamente a lo expresado en el último párrafo de su escrito: pedir mi dimisión como presidente del Consejo Evangélico de Madrid. Y debo decirle que para ese viaje no hacen falta alforjas. Es muy sencillo, en la próxima asamblea, en la que será renovado éste y otros cargos, lleve Ud. su propio candidato y, naturalmente, si se presentara mi candidatura, vote negativamente.
Por mi parte, de forma cordial, no me resta otra cosa más, aparte de recomendarle, a Ud. y a quienes le aplauden, que lean desapasionadamente mi artículo, que traten de no mezclar argumentos sociales y humanos con posturas teológicas y no lo juzguen a partir de sus prejuicios personales sino tomando en consideración las ideas que en él se defienden.
Fuente: Lupaprotestante

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