Por Luis Eduardo Cantero, Argentina
Introducción
Alfredo Roland considera el Renacimiento como un proceso histórico socio – cultural complejo, porque en él intervienen muchos factores de orden social, político, económico, filosófico, espirituales y teológicos (…). Gracias a la perspectiva histórica y especialmente a ciertos personajes que adquieren lineamientos arquetípicos; que polarizan aquellos rasgos definitorio por las cueles distingue el fenómeno. Las figuras a la que hace mención Roland y que realmente son antagónicas opuestas son San Francisco de Asís, Leonardo da Vinci y Nicolás Maquiavelo indaga en cada uno de ellos sobre sus sueños, pasiones, ideales, contradicciones; pero encuentra en ellos un común denominador que une sus vidas, ese común denominador es el marco de la sociedad renacentista. Roland nos lleva de un lado para el otro con su discurso científico mostrándonos las emociones, las angustias, los desvelos y las increíbles intrigas de una sociedad que se desgarraba en la búsqueda del autentico sentido de su existencia.
Como lo expresa Roland en su libro, realmente es una sociedad que buscaba una respuesta a los problemas que vivían; el ser humano de ésta época estaba interesado por su existencia. Esta es una de las razones del Renacimiento porque obedece, como hecho cultural a un modo de enfrentar la vida, a eso le llamó “concepción del mundo” (…). [2] El Renacimiento, como todo fenómeno histórico – cultural [3] no se presenta tan objetivo como hecho concreto y aislado. Según Roland sus limites son bastante imprecisos, aunque podamos señalar algunas aristas que los configuran, ellas aparecen entremezcladas con otras que sirven para particularizar a época anteriores distintas de la que definen del suceso que nos ocupamos en este trabajo como es el caso de Durero como renacentista.
Como doctorando en historia de la iglesia y lo que he aprendido con los profesores Jerónimo Granados y Diana Rocco que ha a medida que uno se mete en la historia del pasado y analiza los diferentes escenarios, éstos aparecerán tan diversificados, rico en matices y oposiciones tan particular de cada periodo que pueden resultar ficticias o caprichosa los mismo cree Roland. Y como teólogo puede invadirme una sensación de nihilismo que proviene de mi formación que si no me desprendo de ello caería en un análisis caprichoso, minúsculo e inconexo, sin dar lugar a una apreciación de conjunto como lo contemplaría un historiador del arte, esa es la tarea que me propongo analizar este periodo, por ello me pregunto: ¿Puede hablarse de un fenómeno? ¿En qué consistió? ¿Es Alberto Durero un renacentista? ¿Qué importancia tiene para la historia de la iglesia? Estas u otras cuestiones serán nuestro mapa de trabajo. Continue leyendo
Fuente: CAÑASANTA Revista sobre Arte y Literatura latinoamericana
Introducción
Alfredo Roland considera el Renacimiento como un proceso histórico socio – cultural complejo, porque en él intervienen muchos factores de orden social, político, económico, filosófico, espirituales y teológicos (…). Gracias a la perspectiva histórica y especialmente a ciertos personajes que adquieren lineamientos arquetípicos; que polarizan aquellos rasgos definitorio por las cueles distingue el fenómeno. Las figuras a la que hace mención Roland y que realmente son antagónicas opuestas son San Francisco de Asís, Leonardo da Vinci y Nicolás Maquiavelo indaga en cada uno de ellos sobre sus sueños, pasiones, ideales, contradicciones; pero encuentra en ellos un común denominador que une sus vidas, ese común denominador es el marco de la sociedad renacentista. Roland nos lleva de un lado para el otro con su discurso científico mostrándonos las emociones, las angustias, los desvelos y las increíbles intrigas de una sociedad que se desgarraba en la búsqueda del autentico sentido de su existencia.
Como lo expresa Roland en su libro, realmente es una sociedad que buscaba una respuesta a los problemas que vivían; el ser humano de ésta época estaba interesado por su existencia. Esta es una de las razones del Renacimiento porque obedece, como hecho cultural a un modo de enfrentar la vida, a eso le llamó “concepción del mundo” (…). [2] El Renacimiento, como todo fenómeno histórico – cultural [3] no se presenta tan objetivo como hecho concreto y aislado. Según Roland sus limites son bastante imprecisos, aunque podamos señalar algunas aristas que los configuran, ellas aparecen entremezcladas con otras que sirven para particularizar a época anteriores distintas de la que definen del suceso que nos ocupamos en este trabajo como es el caso de Durero como renacentista.
Como doctorando en historia de la iglesia y lo que he aprendido con los profesores Jerónimo Granados y Diana Rocco que ha a medida que uno se mete en la historia del pasado y analiza los diferentes escenarios, éstos aparecerán tan diversificados, rico en matices y oposiciones tan particular de cada periodo que pueden resultar ficticias o caprichosa los mismo cree Roland. Y como teólogo puede invadirme una sensación de nihilismo que proviene de mi formación que si no me desprendo de ello caería en un análisis caprichoso, minúsculo e inconexo, sin dar lugar a una apreciación de conjunto como lo contemplaría un historiador del arte, esa es la tarea que me propongo analizar este periodo, por ello me pregunto: ¿Puede hablarse de un fenómeno? ¿En qué consistió? ¿Es Alberto Durero un renacentista? ¿Qué importancia tiene para la historia de la iglesia? Estas u otras cuestiones serán nuestro mapa de trabajo. Continue leyendo
Fuente: CAÑASANTA Revista sobre Arte y Literatura latinoamericana
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