Por.
Samuel Pagan, Israel
El
Papa Francisco ha llegado al Vaticano para hacer cambios sustanciales no solo
en la administración y la burocracia, sino en la teología y la práctica
eclesial de la iglesia. Sus afirmaciones en contra de la corrupción son un
ejemplo fehaciente de que está en sintonía con los reclamos morales de la
sociedad; y sus comentarios respecto a la sexualidad humana y el divorcio,
revelan que entiende y atiende las vivencias y los reclamos de sus feligreses.
Su
estilo fraternal y sus prioridades programáticas, en efecto, ponen claramente
de relieve que tiene un proyecto serio para mover la Iglesia Católica al
futuro. Y para entender adecuadamente estos cambios, es importante revisar el
fundamento bíblico de sus decisiones, y el entorno teológico que las cobija.
Varias de sus acciones y declaraciones se fundamentan en la tradición profética
de la iglesia, que ciertamente es necesaria para llevar a los creyentes al
porvenir.
El
Papa Francisco se siente muy cómodo con el Jesús histórico y afirma el mensaje
original y básico del Reino, que caracterizó al fundador del cristianismo.
Francisco ha vuelto a las Sagradas Escrituras, para descubrir nuevamente el
corazón del mensaje cristiano: Más que estructuras y ceremonias, que pueden
tener algún valor simbólico, está interesado en el mensaje que es capaz de
transformar comunidades, renovar individuos y salvar familias.
El
mensaje de Jesús que informa las dinámicas relacionadas con las nuevas
políticas del Vaticano, revela un deseo ardiente de responder a las necesidades
humanas reales. Para el Jesús que caminó los parajes palestinos, las personas y
sus necesidades eran la fuerza que movía sus discursos y acciones. Su verbo
elocuente estaba al servicio de los pobres, marginados y menesterosos… Su
palabra profética desafiaba a las autoridades religiosas y políticas… Y sus
acciones liberadoras respondían a los cautiverios que les impedían a las
personas llegar a ser lo que Dios quería que fueran…
Ese
Jesús que confrontó la historia con autoridad y valor, es el modelo ideal para
la administración eclesiástica y el desarrollo de programas que impacten
positivamente a las sociedades. La Iglesia Católica, y en este sentido,
específicamente el Papa Francisco, se ha percatado que el mundo que nos ha
tocado vivir está interesado en redescubrir el valor transformador de la fe
cristiana. Y esa virtud liberadora del mensaje de Jesús, es la que se necesita
el día de hoy.
Para
Francisco, las iglesias no deben invertir sus recursos en palacios pomposos que
revelan el amor por el lujo y la adulación humana, sino en proyector redentores
que permitan a las personas más necesitadas del mundo redescubrir el gozo de
vivir en paz, y ese tipo de paz se fundamenta en la justicia. Este programa
redentor toma seriamente en consideración los reclamos de las personas
divorciadas que quieren participar más activamente en la vida de las
congregaciones; y respeta a los individuos y las comunidades que han optado por
estilos de vida no tradicionales.
La
gran enseñanza del Papa Francisco, y el desafío que le presenta al resto de las
iglesias cristianas, es que los recursos de las instituciones eclesiásticas
deben servir de apoyo a los programas que tienen como prioridad al ser humano y
su necesidad. Las iglesias no existen para tener más edificios o aumentar sus
cuentas bancarias, sino para representar el mensaje liberador de Jesús en medio
de la sociedad, y ese mensaje reclama la transformación de las estructuras
eclesiásticas para que sirvamos a los niños y a las niñas que viven en
ambientes disfuncionales; para que apoyemos a las mujeres que son víctimas de
la violencia intrafamiliar, y reeduquemos a los maridos abusadores; y para que
le demos la mano a la gente caída, para poder levantarlas en el nombre del
Señor.
El
Dr. Samuel Pagán es profesor de
Biblia Hebrea en Dar al-Kalima College en Belén. El Dr. Pagán es un ministro
ordenado de la Iglesia de Cristo (Discípulos de Cristo). Prolífico escritor, ha
publicado más de 35 libros sobre temas teológicos, bíblicos y pastorales. Ha
sido decano académico y presidente de instituciones teológicas de grado en
Puerto Rico y EE. UU., y ha sido director del departamento de traducción de la
Biblia de la United Bible Societies en las Américas.
Fuente:
Lupaprotestante, 2015
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