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martes, 7 de julio de 2015

¿Un Papa “Ecologista”?



Por. Leonardo de Chirico, Italia
Como se esperaba, la publicación de la encíclica Laudato si’ (“Alabado seas”) del Papa Francisco fue exaltada como una contribución importante a la urgente necesidad que hay de mantener un esfuerzo prolongado para proteger el medio ambiente. Dada la envergadura de los temas argumentados, con este documento el Papa desea involucrar no sólo a los cristianos y a gente de ideas afines, sino a “cada una de las personas que viven en este planeta”. Es posible que Laudato si’ tenga eco en los círculos más amplios de la opinión pública (p.e. los movimientos verdes y los sectores políticos de izquierda) y durante un tiempo más prolongado que una encíclica papal habitual. Sin duda es el máximo documento autoritativo que el Papa actual ha escrito hasta ahora, puesto que su primera encíclica Lumen Fidei (“La Luz de la Fe”) de 2013, fue básicamente redactada por su predecesor Benedicto XVI y que su Exhortation Evangelii Gaudium (“La Alegría del Evangelio”) de 2013 es jerárquicamente inferior en la clasificación de los documentos magisteriales. Más que exponer puntos doctrinales tradicionales, Francisco quiere subrayar las inquietudes generalizadas y mostrar la visión de amplitud de miras católico romana para dirigirlas. La referencia a la conocida oración de Francisco de Asís en el título refuerza la intención de recordar una larga tradición y atraer una considerable atención.
Las preocupaciones ambientales y el énfasis católico romano
En 192 páginas (una longitud bastante considerable para una encíclica), seis capítulos, la habitual invocación a María “la Madre y la Reina de toda la creación” y dos plegarias finales, el Papa Francisco perfila un trazado de sus ansiedades por el deterioro de la salud del planeta tierra y llama a la humanidad a adoptar medidas con el fin de detener el proceso degenerativo. El remedio para la degradante trayectoria es la adopción de una “ecología integral” que conduzca a un “desarrollo integral y sostenible”. Después de analizar lo que sucede en nuestro “hogar común” en términos de contaminación y cambio climático, el acceso al agua, la pérdida de biodiversidad, la disminución de la calidad de la vida humana y la desigualdad global, el Papa toca el tema de las distorsiones sociales y culturales que causan la actual crisis ecológica (p.e. una tecnocracia generalizada y un antropocentrismo distorsionado) y recomienda como solución el “evangelio de la creación” basado en los principios del “bien común” y aplicarlo a los niveles culturales y sociales. El documento llama la atención sobre la extendida mentalidad ecologista. Al mismo tiempo es parte integrante de la Doctrina Social de la Iglesia Católico Romana. Esto significa que sus análisis y propuestas están intercalados con los elementos típicamente católicos romanos. Por ejemplo, aparte del título mariano de “la Madre y la Reina de toda la creación”, está expresado con un poderoso lenguaje sacramental en la parte final del documento mediante el que se presenta la Eucaristía como la “mayor exaltación” de la creación: “Unidos al Hijo encarnado, presente en la Eucaristía, todo el cosmos da gracias a Dios. En efecto, la Eucaristía es de por sí un acto de amor cósmico”. “En el pan eucarístico, la creación está orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo” (236).
Otro énfasis católico característico en la llamada para una “conversión ecológica” es la insistencia en el papel de las agencias y organizaciones globales mientras se pone un escaso acento sobre la conversión personal. En el documento papal el pecado tiene más dimensión social que individual. La concienzuda referencia al rol de la educación para superar la crisis ecológica tiende a ser un espejismo humanístico más que una observación cristiana moderada, que tenga un punto de vista realista de la capacidad de la humanidad para manejar sus problemas.
Recursos Evangélicos Paralelos Laudato Si’ resultará una lectura útil para penetrar en lo que el Papa considera central según su punto de vista: los pobres, la fraternidad universal, una visión sacramental del mundo y un llamamiento a la opinión pública secular. Para comprender esta encíclica los evangélicos deben ser conscientes de lo que su propia tradición ya ha promovido acerca de estos apremiantes temas. El Lausanne Occasional Paper “An Evangelical Commitment to Simple Life-Style”(El Documento Ocasional de Lausana “UnCompromiso Evangélico de Estilo Sencillo de Vida”) de 1980 es un recordatorio convincente de nuestra vocación bíblica de vivir sobriamente y de promover la justicia. El documento de 2008 publicado por la Alianza Evangélica Mundial “Statement on the Care of Creation” (“Declaración sobre el Cuidado de laCreación”): aborda los retos de ser administradores fieles de la creación de Dios de una forma responsable bíblicamente. 
Finalmente, el Cape Town Commitment (El Compromiso de Ciudad del Cabo) de 2010 es una apasionada llamada a un estilo de vida cristiano caracterizado por la humildad, la integridad y la sencillez. Estos documentos están mucho mejor fundamentados en la doctrina bíblica de la creación, la caída y la redención de Cristo que la encíclica papal. También están enmarcados en el contexto de una preocupación evangélica por el evangelismo y la misión, reflejando así un enfoque más bíblico y global que Laudato Si’. Un estudio comparativo entre estos documentos evangélicos y la encíclica de Francisco será un buen ejercicio para todos los que quieren llegar a un acuerdo con lo que las dos principales familias cristianas globales dicen y hacen sobre el medio ambiente.

Fuente: Protestantedigital, 2015.

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