El
legado de quien fuera el más férreo defensor de los derechos humanos y civiles,
la libertad y la igualdad de clases en Estados Unidos, continúa vigente en este
país donde la población afrodescendiente sufre los embates de la
discriminación.
Hace
50 años el activista afrodescendiente, Martin Luther King, fue condecorado con
el Premio Nobel de la Paz en Suecia, por su constante lucha en defensa de
los derechos humanos, en contra de la segregación racial, la pobreza y las
guerras promovidas por el Gobierno de Estados Unidos.
Luther
King comenzó la batalla contra el apartheid desde Montgomery, Alabama
(sureste de EE.UU), siendo un teólogo y consagrado pastor de la iglesia
Bautista en 1954. Promovió la sublevación contra la segregación, sobretodo
en autobuses, colegios y universidades.
Organizó
y llevó cabo diversas manifestaciones pacíficas para lograr el voto de la
población afrodescendiente, la no discriminación y otros derechos civiles
desde la ciudad de Selma, Alabama. Fue encarcelado en 1962 en Georgia (sur) por
encabezar manifestaciones contra el racismo, y liberado en 1963, tras pagar
una cuantiosa multa.
Su liderazgo se hizo sentir en una multitudinaria marcha realizada en Washington (capital) por el Trabajo y la Libertad, en 1963, en la que pronunció su profético discurso "I have a dream" (yo tengo un sueño), que lo consolidó como uno de los más grandes oradores de la historia.
Su liderazgo se hizo sentir en una multitudinaria marcha realizada en Washington (capital) por el Trabajo y la Libertad, en 1963, en la que pronunció su profético discurso "I have a dream" (yo tengo un sueño), que lo consolidó como uno de los más grandes oradores de la historia.
“Sueño
que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país en el que no serán
juzgados por el color de su piel", rezaba el famoso discurso.
Logró
conseguir el derecho al voto y otros beneficios sociales como el acceso a
bibliotecas, estacionamientos para la gente de color, pero no bastó
esa lucha, pues la represión policial y el ensañamiento de movimientos racistas
como el Ku Klux Klan, provocaron el "domingo sangriento" en marzo de
1965, cuando más de 600 defensores de los derechos civiles fueron reprimidos y
la activista Viola Luizzo fue asesinada por el grupo radical en medio de
una marcha pacífica hacia Montgomery.
En
esa ocasión, Luther King insistió en cambiar la cultura discriminatoria en
EE.UU. con el discurso, "How Long, not Long"
(Cuánto tiempo, no mucho), en el que destacó que "el arco de historia
gira hacia la justicia".
Camino Pacifista
Desde
los 15 años, el pastor bautista se empeñó en trazar un camino pacífico e
igualitario en el país norteamericano, donde en la mayoría de estados, la
segregación racial predominaba, y de hecho aún se promueve contra la
población de color.
Luther
King alternó su labor pacifista con la revolución contra la guerra
Vietnam y la pobreza; el gobierno de Estados Unidos impulsaba
políticas bélicas, que fustigó enérgicamente. "No es justo", fue
el argumento que le costó la persecución mediática y racista. No obstante,
el 4 de abril de 1967, pronunció en Nueva York (noreste) "Más
allá de Vietnam: el momento de romper el silencio", en rechazo al
Gobierno.
Sus
sueños de libertad fueron truncados el 4 de abril de 1968, tras ser impactado
por una bala en Memphis, Tennessee (este). El
segregacionista, James Earl Ray le disparó un día después de
que pronunció su discurso de presagio, "I've Been to the
Mountaintop" (He estado en la cima de la montaña).
"Yo
solo quiero cumplir la voluntad de Dios. ¡Y él me ha autorizado a subir a la
montaña! Y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida", dijo
Luther King ante miles de personas.
Legado
Dejo
un legado antidiscriminatorio perpetuo en Estados Unidos, que le
valió reconocimientos post-mortem como luchador insigne de la no
violencia: la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy
Carter en 1977 y la Medalla de oro del congreso de los
Estados Unidos en 2004.
Aunque
desde 1986 Estados Unidos celebra el Día de Martin Luther King Jr., la
discriminación a la población negra, los movimientos racistas que han
permeado las estructuras de poder y la violación de los derechos
civiles siguen cultivando el racismo y las desigualdades en el
país norteamericano.
Fuente:
Telesurtv.
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