Por.
Óscar Margenet, España
Esta
serie es un modesto tributo al espíritu de la Reforma del siglo XVI, en el año
de su 500º aniversario. Su finalidad es demostrar que Martín Lutero se inspiró
en el Cristo de las Escrituras y honró el testimonio de los mártires de la fe.
Mucho antes de rebelarse con sus ‘tesis’ contra la corrupción dominante en el
Vaticano el cura agustino ya había denunciado la servil complicidad del clero y
la nobleza europeos con la pomposa autoridad papal.
La
magnitud de la Reforma que le siguió se puede medir por la reacción que generó
de parte de los sectores corruptos al verse expuestos abiertamente ante la
opinión pública.
Basados
en La Marcha del Cristianismo’ del autor J. C. Varetto (01), los
reformistas que precedieron a Lutero se cuentan por millares. Fueron cristianos
que se negaban a abjurar de su fe, aún a costa de perder sus vidas por
Jesucristo.
En
estos tiempos, muchos comentaristas coinciden en que la Reforma no acabó;
algunos también piden que no se detenga; que siga hoy, más que nunca antes.
¿Por qué?
Es
sabido que desde hace décadas las iglesias son invadidas por desviaciones
doctrinales y herejías merecedoras del más amplio repudio. Millones de seres
son sacados de sus iglesias por carismáticos líderes que, sin piedad, hacen
mercadería de ellos (02). No buscan atraer a los que viven sin
Cristo sino llenar sus mega-iglesias con los creyentes de otras denominaciones.
Este
autor ha escrito en P+D sobre los fenomenales ataques al centro del Evangelio,
que es Cristo (03); y de igual o mejor manera lo vienen
haciendo otros autores, gracias a Dios.
En
las mismas iglesias en las que se dice atacan la idolatría, se usan símbolos e
imágenes en el culto a Jesucristo. El tradicional púlpito pasó a ser un enorme
escenario con ‘reality shows’. En contraste, veamos cómo era la adoración
en las primeras iglesias cristianas. Dice Varetto:
La
música y el canto eclesial
El
canto era también una parte importante del culto. Se cantaban Salmos, es decir,
los del Antiguo Testamento; e himnos compuestos por los cristianos y que hacían
referencia más directa a las verdades de la gracia del Nuevo Pacto.
Los
instrumentos musicales eran desconocidos en las reuniones de las iglesias
durante los primeros siglos. El canto era del todo sencillo, tanto en la música
como en la letra. Reproducimos aquí, en toda su simplicidad y grandeza, dos
cánticos que remontan a la época que nos ocupamos y que son citados por von Busen
(04). Se cree que son los más antiguos que se conservan:
HIMNO
DE LA MAÑANA
Gloria
a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, Buena voluntad para con los hombres.
Te
alabamos, Te alabamos, Te damos gracias,
Porque
grande es tu gloria. ¡Oh, Señor, nuestro rey celestial!
Dios,
Padre todopoderoso, Señor Dios. Cordero de Dios, Hijo del Padre,
Que
quitas los pecados del mundo. ¡Ten piedad de nosotros! ¡Escucha nuestra
oración!
¡Tú
que estás sentado a la diestra del Padre!
Porque
sólo tú eres santo, Único Señor, ¡Oh Jesucristo!
¡A
la gloria de Dios el Padre! Amén.
HIMNO
DE LA NOCHE
Hijos,
cantad al Señor, Cantad al nombre del Señor.
Te
alabamos, te celebramos, te bendecimos, Porque grande es tu gloria,
¡Oh
Señor, rey nuestro, Padre del Cristo!
Cordero
sin defecto que quitas los pecados del mundo,
Eres
digno de alabanza, Eres digno de ser aclamado, Eres digno de gloria, Dios y
Padre.
Por
tu Hijo en el Espíritu Santo.
Por
los siglos de los siglos. Amén
La
oración era una de las partes esenciales del culto. Los cristianos se reunían
no tanto para oír hablar de Dios, como para hablar con Dios. El lenguaje de la oración era austero
evitándose toda retórica innecesaria. Las oraciones estaban llenas del lenguaje
de las Escrituras, especialmente de los Salmos y Profetas; no eran largas,
evitándose toda vana repetición. La oración pertenecía a toda la asamblea y era
dirigida en una lengua inteligible.
Estas
eran las características del culto primitivo, según resulta de los escritos de
los autores de aquella época. En todo prevalecía la simplicidad. Dios era
adorado en espíritu y en verdad (05), sin los ritos, ceremonias, y pompas
que caracterizaban al culto pagano.
En
todo culto, antes de distribuirse el pan y el vino de la comunión, todos se daban
el beso de paz; los hombres a los hombres y las mujeres a las mujeres. Basta
recordar esta costumbre piadosa para formarse una idea del amor que unía a
todos los que eran hermanos en Jesucristo.
Costumbres
de los cristianos
Nada
impresionaba tanto al mundo como la vida santa y costumbres limpias que
caracterizaban a los cristianos (06). Sabemos que la sociedad pagana había llenado la copa de
sus abominaciones. Los edictos de algunos emperadores que quisieron detener el
avance de la corrupción, no dieron resultado, ni tampoco tuvieron éxito los
filósofos que querían hacerlo por medio de la ética.
Lo
que necesitaba el mundo no era una moral escrita sobre pergaminos, sino un
poder capaz de matar las malas pasiones, y crear aspiraciones nobles y obras
saludables. Los cristianos poseían ese poder en el evangelio. Cristo vivía en
ellos, y el Espíritu que les guiaba les permitía andar en una pureza que los
paganos nunca llegaron ni a imaginar.
Una
de las cosas que el cristianismo hizo en aquellos días fue la de elevar el
carácter y dignidad de la mujer.
Entre los paganos la mujer era sólo un mueble bello. Entre los cristianos se
sienta al lado del hombre en las asambleas, participa del mismo pan en la
comunión, toma parte activa en la obra de la iglesia, y cuando llega la hora
del martirio, desciende a la arena con tanto heroísmo como el hombre, o aun
mayor (07).
El
Vestido
La
modestia de los cristianos debía hacerse manifiesta aun en el modo de vestir.
Esto se aplicaba especialmente a la mujer, que siempre ha sido la más expuesta
a la tentación del lujo. Las joyas estaban proscriptas de la vestidura
femenina. Los trajes llamativos e indecorosos, comunes a las mujeres paganas,
eran detestados.
Las
cristianas se vestían con suma sencillez. Esto no implicaba un desprecio a lo
bello (08). Por lo contrario; Clemente favorece
a los vestidos blancos, símbolos de la pureza y ataca el uso de los vestidos
llamativos que cuadran más bien con las pompas de un espectáculo que con el
testimonio del cristiano.
La
Frugalidad
En
aquellos días de orgías inmorales y excesos de intemperancia, los cristianos
daban testimonio de la nueva vida renunciando a los banquetes y comidas
exquisitas. No es
porque fuese para ellos ilícito comer o dejar de comer tal o cual cosa, porque "el
reino de Dios no es comida ni bebida", sino porque tenían
preocupaciones más serias que las referentes a estas cosas (09).
Una
comida modesta, con acción de gracias, valía más que los toros engordados que
hacían el deleite de los glotones. No por esto la mesa cristiana carecía de sus
horas de inocente alegría; alegría pura que nace del amor y no del exceso del
vino. Los Ágapes, fiestas de amor, que acostumbraban celebrar los cristianos,
ya en familia ya en la congregación, ofrecían momentos de solaz y expansión
inocente a los hermanos, sin necesidad de entregarse a la glotonería y bebidas
embriagantes. Eran comidas sencillas, como lo atestigua Plinio el Menor, en las
que, entre cánticos y ósculos de paz, se manifestaba el amor puro que los
vinculaba.
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En
el próximo continuaremos describiendo el matrimonio, el rol del padre y la
madre en las primeras congregaciones de creyentes. Hasta entonces si el Señor
lo permite.
Notas
Ilustración: esta foto es muy difundida en todo el
mundo. Es de la ‘iglesia’ en Willow Creek. Para tener una idea de cómo es,
basta con ver su ‘home page’ en: http://www.willowcreek.org/
01. Obra citada, tomando párrafos de las páginas 99
a 107, sobre las que continuará el próximo artículo.
02. 2ª Pedro 2:3. En los Estados Unidos de América
un efecto se conoce en los pueblos pequeños que se expandió a América Latina.
Es ‘el efecto Walmart’, donde llega esa firma quiebran los negocios pequeños.
Igualmente ha sucedido con las iglesias pequeñas que han sido absorbidas, como
negocios familiares forzados a cerrar. Las mega-iglesias ofrecen mejores
productos: amplio aparcamiento, buena música, excelente sonido, mayor variedad
de ministerios, y personalidades con mensajes de fácil aplicación. Mientras que
las viejas denominaciones luchan por sobrevivir. Uno de los modelos mundiales
de mega-iglesias está hoy en decadencia y buscando reinvertarse. Bill Hybels,
pastor de la famosa iglesia Norteamérica Willow Creek (la de la ilustración),
llegó a admitir en una conferencia de liderazgo “hemos gastado millones de
dólares pensando si ayudaría realmente a nuestra gente”. Pero, no sucedió.
Igualmente ocurrió con la ‘Catedral de Cristal’ que quebró debido a sus deudas
millonarias.
Quienes deseen saber más: https://despiertaiglesiaya.wordpress.com/2012/02/03/el-derrumbe-de-las-mega-iglesias/
03. La serie, de nueve entregas, comenzó con este
artículo: http://protestantedigital.com/magacin/13964/La_prosperidad_como_meta_humana
04. Christian Charles Josías von Bunsen
(1791-1860), académico, diplomático y activo protestante alemán. Su genial
personalidad le llevó a armonizar las relaciones entre el Vaticano y Prusia, a
crear una representación conjunta con Inglaterra en Jerusalén y a profundizar
en el estudio de las características originales de las primeras iglesias
cristianas.
05. Esta es la adoración que le anticipó Jesús a la
mujer samaritana junto al pozo de Jacob, Juan 4:19-24.
06. Hechos 2:42-47 revela el estilo de vida de los
cristianos en el primer siglo; que continuó en siglos posteriores.
07. Jesús no condenó a la mujer acusada de
adulterio, Juan 8:11; amó a la mujer de la misma manera que amó al hombre, Juan
11:5; dignifico ante los hombres a la mujer que lavó sus pies, Lucas 7:37-50;
Blandina es un ejemplo de mártir, ver más: http://protestantedigital.com/magacin/41096/En_occidente_nadie_celebra_estas_fiestas
08. 1ª Pedro 3:3,4.
09. El Apóstol Pablo reconvino seriamente a los
corintios por sus excesos al reunirse, 1ª Corintios 11:20,21.
Fuente:
Protestantedigital, 2017
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