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viernes, 26 de mayo de 2017

La compasión de Dios: Una hospitalidad radical (Recordando a Paulo Freire)



Por. Carmelo Álvarez, EE.UU
La persona que nos convoca hoy, en este acto inaugural de la Cátedra Paulo Freire, es un ser humano excepcional e influyente intelectual, ampliamente conocido en el mundo entero. Sus aportes innovadores y revolucionarios, hacia una educación transformadora, han trastocado pensamientos y afectado sistemas y estructuras sociales y educativas. Sí, Paulo Freire merece ser recordado por múltiples razones. Pero se me antoja pensar que debemos rescatar una dimensión que da sustento a su vida y pensamiento: su espiritualidad liberadora.
Para subrayar esa perspectiva liberadora tomo prestada una bella imagen bíblica que nos recuerda al Dios hospedador y compasivo. El pastor suplidor y sustentador, tan bellamente presentado en el Salmo 23, nos ayuda a hilvanar unas ideas que nos ayuden a comunicar lo que llamaría, una hospitalidad radical. Para ello me apoyo en el excelente comentario de Leonardo Boff, El Señor es mi pastor. Boff ha logrado combinar una dimensión teológico-pastoral con una creatividad poética exquisita y diáfana, que nos va configurando el carácter y la fisonomía de esta personalidad egregia que es nuestro Paulo Freire.
He de subrayar, en primera instancia, la fortaleza espiritual de Paulo Freire. En segundo lugar, destacar cómo la mesa es apertura para recibir un aliciente necesario en medio de diferentes crisis y fuerzas opositoras. En tercer lugar, el rostro bondadoso de Dos, que se muestra como una certeza de esa compañía que confirma una presencia duradera y firme.
La fortaleza espiritual de Paulo Freire. No cabe duda que a lo largo de su actividad intelectual, el compromiso político e implementación de sus principios y convicciones educativas, Freire tuvo que enfrentar desafíos grandes, incluyendo la cárcel, el escarnio y el abandono. Cuando trazamos su peregrinaje intelectual, con claros perfiles proféticos, vamos percibiendo un movimiento que va de la pedagogía del oprimido, hacia la pedagogía de la esperanza y la pedagogía del corazón, como él mismo la fue hilvanando en tres libros. Podríamos, incluso, conjeturar que logró vencer amarguras y tristezas, y afirmarse en una esperanza que nutrió su fe en una sociedad distinta y nueva, libre de tantas cadenas. El salmo 23, en una de sus traducciones, nos comunica ese motivo, “y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero”. (v.3).
La metáfora de la mesa (v.5) ofrece un espacio para recibir aliento, unción, celebración de la alegría. Aquí debemos resaltar la dimensión ecuménica de Paulo Freire, no sólo porque fue asesor educativo del Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra, sino por esa cosmovisión que le llevó a ser solidario con países de África, Asia, Latinoamérica y el Caribe. Lo que era un exilio se transformó en una gestión solidaria en un contexto global.
La dimensión de la compañía (v.6) Paulo Freire la compartió en tantas iniciativas de asesoramiento, charlas y diálogos provocadores sobre la concientización, el compromiso para transformar sistemas educativos opresores y la capacidad de soñar en una “gran escuela” cercana a la vida y la creatividad.
Deseo citar un párrafo de Paulo Freire, de su breve escrito, “Las iglesias, la educación y el proceso de liberación humana en la historia” p. 47, (Buenos Aires: La Aurora, 1986)
Naturalmente, en la misma línea profética, la educación se instauraría como un método de acción transformadora. Como praxis política al servicio de la permanente liberación de los seres humanos, que no se da, repitamos, sólo en sus conciencias, sino en la radical transformación de las estructuras, en cuyo proceso se transforman las conciencias.
Creo que este párrafo resume acertadamente la acción y pensamiento de Paulo Freire. Y me lleva a confirmar el talante profético de este latinoamericano tan nuestro. Que tanto nos ha enseñado con su vida, testimonio y pensamiento.
Mi más profunda convicción cristiana me asegura que la compasión de Dios, manifestada en el buen pastor, Jesús, alumbró a Paulo Freire y le resucitó en la hora crucial de su agonía existencial, para reafirmarse como un agente de la verdadera educación, la que libera para la vida.
(Versión en español, Reflexión, Culto inaugural Cátedra Paulo Freire, Capilla, Seminario Evangélico de Teología Garrett, Evanston, IL – 23 de marzo de 2017).

Fuente: ALCNOTICIAS, 2017

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