Por.
Carmelo Álvarez, EE.UU
La
persona que nos convoca hoy, en este acto inaugural de la Cátedra Paulo Freire,
es un ser humano excepcional e influyente intelectual, ampliamente conocido en
el mundo entero. Sus aportes innovadores y revolucionarios, hacia una educación
transformadora, han trastocado pensamientos y afectado sistemas y estructuras
sociales y educativas. Sí, Paulo Freire merece ser recordado por múltiples
razones. Pero se me antoja pensar que debemos rescatar una dimensión que da
sustento a su vida y pensamiento: su espiritualidad liberadora.
Para
subrayar esa perspectiva liberadora tomo prestada una bella imagen bíblica que
nos recuerda al Dios hospedador y compasivo. El pastor suplidor y sustentador,
tan bellamente presentado en el Salmo 23, nos ayuda a hilvanar unas ideas que
nos ayuden a comunicar lo que llamaría, una hospitalidad radical. Para ello me
apoyo en el excelente comentario de Leonardo Boff, El Señor es mi pastor.
Boff ha logrado combinar una dimensión teológico-pastoral con una creatividad
poética exquisita y diáfana, que nos va configurando el carácter y la fisonomía
de esta personalidad egregia que es nuestro Paulo Freire.
He
de subrayar, en primera instancia, la fortaleza espiritual de Paulo Freire. En
segundo lugar, destacar cómo la mesa es apertura para recibir un aliciente
necesario en medio de diferentes crisis y fuerzas opositoras. En tercer lugar,
el rostro bondadoso de Dos, que se muestra como una certeza de esa compañía que
confirma una presencia duradera y firme.
La
fortaleza espiritual de Paulo Freire. No cabe duda que a lo largo de su
actividad intelectual, el compromiso político e implementación de sus
principios y convicciones educativas, Freire tuvo que enfrentar desafíos
grandes, incluyendo la cárcel, el escarnio y el abandono. Cuando trazamos su
peregrinaje intelectual, con claros perfiles proféticos, vamos percibiendo un
movimiento que va de la pedagogía del oprimido, hacia la pedagogía de la
esperanza y la pedagogía del corazón, como él mismo la fue hilvanando en tres
libros. Podríamos, incluso, conjeturar que logró vencer amarguras y tristezas,
y afirmarse en una esperanza que nutrió su fe en una sociedad distinta y nueva,
libre de tantas cadenas. El salmo 23, en una de sus traducciones, nos comunica
ese motivo, “y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero”. (v.3).
La
metáfora de la mesa (v.5) ofrece un espacio para recibir aliento, unción,
celebración de la alegría. Aquí debemos resaltar la dimensión ecuménica de
Paulo Freire, no sólo porque fue asesor educativo del Consejo Mundial de
Iglesias en Ginebra, sino por esa cosmovisión que le llevó a ser solidario con
países de África, Asia, Latinoamérica y el Caribe. Lo que era un exilio se
transformó en una gestión solidaria en un contexto global.
La
dimensión de la compañía (v.6) Paulo Freire la compartió en tantas iniciativas
de asesoramiento, charlas y diálogos provocadores sobre la concientización, el
compromiso para transformar sistemas educativos opresores y la capacidad de
soñar en una “gran escuela” cercana a la vida y la creatividad.
Deseo
citar un párrafo de Paulo Freire, de su breve escrito, “Las iglesias, la
educación y el proceso de liberación humana en la historia” p. 47, (Buenos
Aires: La Aurora, 1986)
Naturalmente,
en la misma línea profética, la educación se instauraría como un método de
acción transformadora. Como praxis política al servicio de la permanente
liberación de los seres humanos, que no se da, repitamos, sólo en sus
conciencias, sino en la radical transformación de las estructuras, en cuyo
proceso se transforman las conciencias.
Creo
que este párrafo resume acertadamente la acción y pensamiento de Paulo Freire.
Y me lleva a confirmar el talante profético de este latinoamericano tan
nuestro. Que tanto nos ha enseñado con su vida, testimonio y pensamiento.
Mi
más profunda convicción cristiana me asegura que la compasión de Dios,
manifestada en el buen pastor, Jesús, alumbró a Paulo Freire y le resucitó en
la hora crucial de su agonía existencial, para reafirmarse como un agente de la
verdadera educación, la que libera para la vida.
(Versión
en español, Reflexión, Culto inaugural Cátedra Paulo Freire, Capilla, Seminario
Evangélico de Teología Garrett, Evanston, IL – 23 de marzo de 2017).
Fuente:
ALCNOTICIAS, 2017
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