Por.
Juan Francisco Martínez, EE.UU
Siendo
que estamos viviendo en momentos de mucho cambio y desorientación, es
indispensable que estemos atentos a como Dios está obrando en nuestro mundo
hoy. Porque creemos que Dios sigue obrando queremos estar atentos a lo que Dios
está haciendo hoy. ¿Pero dónde debemos buscar?
El
Espíritu sopla donde quiere - ¿Dónde estamos buscando?
Al
leer la Biblia y la historia de la Iglesia nos encontramos con momentos en que
la historia humana parece estar fuera de control. Sociedades, naciones o
comunidades han perdido su norte. El pueblo de Dios, o se encuentra en el mismo
dilema, o no parece poder ver donde Dios está trabajando. Durante estos tiempos
de cambios discontinuos muchos se dan por vencidos. Pero algunos oran y buscan
renovación divina y el cambio y la reforma surgen de estos momentos tan
difíciles.
Siendo
que sabemos que el Espíritu obra en maneras nuevas y que el Espíritu ha guiado
al pueblo de Dios en medio de situaciones complejas en el pasado, queremos
estar atentos a lo nuevo que Dios está haciendo hoy. Uno de los lugares donde
podemos encontrar directrices para el futuro es por ver hacia el pasado, a las
maneras que Dios ha obrado en otros momentos de crisis. Los movimientos de
avivamiento a través de la historia de la iglesia apuntan hacia factores claves
que podemos anticipar al buscar nuevas maneras de ver hacia el futuro y esperar
el obrar divino. Necesitamos nuevos ojos para ver los lugares nuevos donde Dios
está cumpliendo su misión para el mundo.
En
su libro La fe en la periferia de la historia (Ediciones SEMILLA, 1997),
Juan Driver nos invita a estudiar los movimientos de reforma y renovación para
entender como Dios obra en la periferia entre los que están listos para verlo
obrar de maneras nuevas. Nos ayuda a pensar sobre lo que debemos estar
buscando. ¿Dónde encontraríamos al Espíritu y cómo podríamos saber que es el
Espíritu? Driver nos invita a buscar movimientos que “han demostrado una
capacidad singular para discernir la intención salvífica y restauradora de Dios
y se han atrevido a vivir esa alternativa redentora, sirviendo como fuente de
auténtica bendición para sus respectivas sociedades” (p. 30). Driver utiliza
estos criterios para identificar varios movimientos a través de la historia de
la iglesia que ha vivido esta manera de ser iglesia en misión, respondiendo
efectivamente a los retos discontinuos de ese momento y contexto. Al comenzar a
caminar nos pueden orientar los movimientos e iglesias que fielmente han
respondido a situaciones complejas en otros momentos de la historia.
Otro
lugar donde necesitamos ver es entre las iglesias de las periferias globales. En este momento muchas de las iglesias
más vitales están en el sur, mientras que muchas iglesias en el norte están
menguando. Aunque sabemos que hay muchas razones por estas diferencias, también
sabemos que necesitamos estar atentos al crecimiento en otras partes del mundo.
¿Qué podemos aprender de su situación y respuesta? Hay diferencias contextuales
claras que imposibilitan comparaciones simplistas. Pero si el sur global es uno
de los lugares donde el Espíritu está obrando, los que queremos estar atentos
nos haremos preguntas difíciles sobre las razones de las diferencias entre el
norte y el sur, particularmente con relación Al desarrollo de congregaciones
fieles que están involucradas en la misión de Dios en el mundo.
Una
cosa clara que podemos aprender del sur es ministrar desde abajo. Muchas de
estas iglesias son pobres y están en las periferias de sus sociedades, como
muchas iglesias minoritarias en el primer mundo. ¿Por qué es importante hacer
misión y ministerio desde abajo? ¿Qué podemos aprender los del norte que muchas
veces creemos que la tarea no se puede hacer por la falta de recursos? ¿Cómo es
que el Espíritu se mueve entre los poderes y marginalizados?
La
capacidad de estar atentos a lo espiritual se intensifica en contextos
multiculturales, transculturales o inter-culturales. Este tipo de ambiente nos
impulsa a ver las diferentes maneras que Dios está obrando en situaciones
nuevas. También llegan a ser los lugares donde la gente puede estar más
fácilmente atenta a nuevas maneras de hacer ministerio, siendo que los
encuentros nuevos nos llaman a relativizar nuestros marcos culturales y nos
invitan a reconocer que otras maneras de ser iglesia en misión tal vez sean más
útiles en nuestros ambientes urbanos cada vez más inter-culturales. Por
supuesto, también es posible que “no nos quede otra”, siendo que este es el ambiente
en que muchas iglesias ya están haciendo misión.
Pero
también necesitamos buscar dentro de los lugares donde estamos localizados. Necesitamos estar atentos a las
señales de vida y del Espíritu en nuestros vecindarios. Debiéramos estar
particularmente atentos a esas señales que están fuera de nuestro foco común de
misión. Si creemos que Dios está trabajando a través del mundo no nos debiera
sorprender encontrar señales de vida que nuestras iglesias pueden apoyar.
Sin
embargo, cuando vemos hacia nuestras comunidades también necesitamos
identificar y confrontar las señales de muerte y ego-centrismo. Parte de
nuestra tarea misional es la necesidad de ser proféticos. Necesitamos
discernimiento para identificar los poderes y potestades que influyen en los
lugares donde Dios nos ha llamado a servir en su nombre.
[Sigue]
Fuente:
Protestantedigital, 2017
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