Por. Leonardo De
Chirico, Italia.
Sí o No. Esta es la
única forma en la que un Papa (o la Congregación para la Doctrina de la Fe, la
Oficina Vaticana responsable de la doctrina católica) puede contestar a una
pregunta planteada por un cardenal o un grupo de cardenales cuando intentan
informarse sobre la correcta interpretación o aplicación de la enseñanza
católica.
Sí o No era la
respuesta que esperaban y que nunca llegó a una carta escrita al Papa por
cuatro cardenales en Setiembre de 2016, rogándole una mayor claridad
concerniente a la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (La Alegría del Amor).
La carta hacía cinco preguntas
cortas al Papa acerca del exacto significado de algunas declaraciones
contenidas en el documento referentes a si o no las personas divorciadas que
viven una nueva relación afectiva pueden tener acceso a la Eucaristía. Puesto
que diferentes obispos de todo el mundo están dando contestaciones diferentes
(algunos dicen Sí, otros No) los cuatro cardenales se dirigieron al Papa
esperando recibir una interpretación autoritativa e unívoca del asunto.
Hasta ahora no ha
llegado ninguna respuesta y el Papa ha hecho saber que ésta no llegará nunca. El
silencio del Papa está causando perplejidad y algunas inquietudes en muchos
círculos católicos. ¿Está la enseñanza católica sujeta a muchos tonos de
gris?
Este incidente
también da la oportunidad de reflexionar sobre el enfoque completo del Papa a
la estabilidad de la doctrina. Esta ausencia de Sí o No, ¿está limitada a este
caso específico o es una característica de la visión teológica general que
carece de puntos de referencia rígidos?
Magisterio en
Movimiento
Este no es un
problema desagradable. Uno de los teólogos católico romanos más respetados de
Italia, Severino Dianich, hizo la misma pregunta en su reciente libro
Magistero in movimento (Magisterio en Movimiento).
En la Iglesia
Católica hay veces en que su enseñanza parece moverse a partir de los modelos
tradicionales bien establecidos. La última época de movimiento fue el Vaticano
II cuando, por ejemplo, la iglesia cambió su mentalidad sobre la libertad
religiosa (a la que anteriormente se había opuesto enérgicamente) y también
acerca de las religiones no cristianas (las cuales antes sólo habían recibido
valoraciones negativas).
Ahora, bajo el
reinado de Francisco, Dianich argumenta que estamos presenciando otra fase del
movimiento doctrinal. Además, haciéndose eco del título de un libro que fue
publicado en los años ochenta, Dianich se pregunta si estamos siendo testigos
de un “magisterio incierto”.
Para responder a esta
pregunta, Dianich examina la estructura teológica “clásica” basada en los
modelos argumentativos y en las formas de pensamiento derivados de la cultura
grecorromana. Este patrón teológico estuvo fundamentado sobre valores unívocos
y fijos y transmitidos en lenguaje jurídico.
Esta estructura ha
sido suprema e indiscutible durante siglos. Ahora, más de 50 años después
del Vaticano II (1962-1965), la estructura teológica a la que Francisco está
dando voz parece ser el resultado de los diversos idiomas diferentes y las
contaminaciones de varios géneros.
Dianich identifica
una serie de razones que han acelerado el cambio: (1) la iglesia extrovertida
que Francisco imagina necesita usar el lenguaje sencillo que emplean los medios
de comunicación populares; (2) la mayor atención que él da al corazón de las
personas en detrimento de su mente o su razón hace que la comunicación sea más
“emocional” que “cognitiva”; (3) su interés en la “teología del pueblo” hace
que se interese más en los sentimientos y las aspiraciones de los fieles
corrientes en lugar de los intelectuales.
Todo ello hace que su
enseñanza sea menos definitiva, más evocadora, menos permanente, más
hospitalaria, menos rígida y más dinámica.
La Evolución de la
Enseñanza en Términos de “Ambos se complementan”
Junto con otros
observadores, Dianich también arguye que la enseñanza de Francisco es más
“pastoral” que “doctrinal”. No está interesado en cuestionar la doctrina
tradicional como tal, aunque el estilo y el contenido de su ministerio son muy
diferentes del “magisterio doctrinal” de sus predecesores, es decir, Juan Pablo
II y Benedicto XVI.
Él parece sentirse
atraído para conseguir que esta enseñanza sea más “misericordiosa” y abierta.
Programáticamente, Francisco dijo en la Conferencia de la Iglesia Católico
Italiana en 2015 que la doctrina cristiana “no tiene un rostro duro; su cuerpo
se mueve y crece, tiene la carne tierna: la doctrina cristiana se llama
Jesucristo”. Es tierna en lugar de áspera. Una persona más que un cuerpo de
creencias.
Este parece ser el
significado de la doctrina según el Papa. A la luz de estos comentarios, es
posible razonar que en Amoris Laetitia destina este modelo “pastoral” al tema
de la admisión en la Eucaristía de las personas divorciadas.
Aquí el Papa no niega
formalmente ninguna enseñanza tradicional de la iglesia (¿cómo podría
hacerlo?), sino que hace que evolucionen pastoralmente hacia formas más inclusivas
de acceso a los sacramentos.
Según Dianich el Papa
está implementando “las consecuencias más decisivas de la enseñanza del
Vaticano II”. El papa “pastoral” está aplicando el concilio “pastoral”. El
resultado es que la enseñanza está avanzando hacia perspectivas más abiertas y
“católicas”.
La estructura
teológica tradicional estaba orientada para dar contestaciones de Sí o No. La
estructura del post-Vaticano II está más inclinada a recomendar ambos tipos de
respuesta en toda clase de cuestiones.
El Papa está
incorporando este nuevo enfoque “pastoral” y ésta es la razón por la cual no
responderá a las cinco preguntas que se le hicieron. La Iglesia Católico Romana
solía considerarse como un baluarte de una enseñanza clara y definitiva,
atrayendo así a mucha gente que buscaba un refugio seguro en las turbulencias
del mundo moderno.
El Vaticano II “puso
al día” todo esto. El Papa Francisco ahora está mostrando lo que significa para
la Iglesia Romana actual vivir con una enseñanza que es “tierna” y elusiva.
Fuente:
Protestantedigital, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario