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martes, 28 de marzo de 2017

La “Enseñanza Incierta” del Papa Francisco



Por. Leonardo De Chirico, Italia.
Sí o No. Esta es la única forma en la que un Papa (o la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Oficina Vaticana responsable de la doctrina católica) puede contestar a una pregunta planteada por un cardenal o un grupo de cardenales cuando intentan informarse sobre la correcta interpretación o aplicación de la enseñanza católica.
Sí o No era la respuesta que esperaban y que nunca llegó a una carta escrita al Papa por cuatro cardenales en Setiembre de 2016, rogándole una mayor claridad concerniente a la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (La Alegría del Amor).
La carta hacía cinco preguntas cortas al Papa acerca del exacto significado de algunas declaraciones contenidas en el documento referentes a si o no las personas divorciadas que viven una nueva relación afectiva pueden tener acceso a la Eucaristía. Puesto que diferentes obispos de todo el mundo están dando contestaciones diferentes (algunos dicen Sí, otros No) los cuatro cardenales se dirigieron al Papa esperando recibir una interpretación autoritativa e unívoca del asunto.
Hasta ahora no ha llegado ninguna respuesta y el Papa ha hecho saber que ésta no llegará nunca. El silencio del Papa está causando perplejidad y algunas inquietudes en muchos círculos católicos. ¿Está la enseñanza católica sujeta a muchos tonos de gris?
Este incidente también da la oportunidad de reflexionar sobre el enfoque completo del Papa a la estabilidad de la doctrina. Esta ausencia de Sí o No, ¿está limitada a este caso específico o es una característica de la visión teológica general que carece de puntos de referencia rígidos?
Magisterio en Movimiento
Este no es un problema desagradable. Uno de los teólogos católico romanos más respetados de Italia, Severino Dianich, hizo la misma pregunta en su reciente libro Magistero in movimento (Magisterio en Movimiento).
En la Iglesia Católica hay veces en que su enseñanza parece moverse a partir de los modelos tradicionales bien establecidos. La última época de movimiento fue el Vaticano II cuando, por ejemplo, la iglesia cambió su mentalidad sobre la libertad religiosa (a la que anteriormente se había opuesto enérgicamente) y también acerca de las religiones no cristianas (las cuales antes sólo habían recibido valoraciones negativas).
Ahora, bajo el reinado de Francisco, Dianich argumenta que estamos presenciando otra fase del movimiento doctrinal. Además, haciéndose eco del título de un libro que fue publicado en los años ochenta, Dianich se pregunta si estamos siendo testigos de un “magisterio incierto”.
Para responder a esta pregunta, Dianich examina la estructura teológica “clásica” basada en los modelos argumentativos y en las formas de pensamiento derivados de la cultura grecorromana. Este patrón teológico estuvo fundamentado sobre valores unívocos y fijos y transmitidos en lenguaje jurídico.
Esta estructura ha sido suprema e indiscutible durante siglos. Ahora, más de 50 años después del Vaticano II (1962-1965), la estructura teológica a la que Francisco está dando voz parece ser el resultado de los diversos idiomas diferentes y las contaminaciones de varios géneros.
Dianich identifica una serie de razones que han acelerado el cambio: (1) la iglesia extrovertida que Francisco imagina necesita usar el lenguaje sencillo que emplean los medios de comunicación populares; (2) la mayor atención que él da al corazón de las personas en detrimento de su mente o su razón hace que la comunicación sea más “emocional” que “cognitiva”; (3) su interés en la “teología del pueblo” hace que se interese más en los sentimientos y las aspiraciones de los fieles corrientes en lugar de los intelectuales.
Todo ello hace que su enseñanza sea menos definitiva, más evocadora, menos permanente, más hospitalaria, menos rígida y más dinámica.
La Evolución de la Enseñanza en Términos de “Ambos se complementan”
Junto con otros observadores, Dianich también arguye que la enseñanza de Francisco es más “pastoral” que “doctrinal”. No está interesado en cuestionar la doctrina tradicional como tal, aunque el estilo y el contenido de su ministerio son muy diferentes del “magisterio doctrinal” de sus predecesores, es decir, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Él parece sentirse atraído para conseguir que esta enseñanza sea más “misericordiosa” y abierta. Programáticamente, Francisco dijo en la Conferencia de la Iglesia Católico Italiana en 2015 que la doctrina cristiana “no tiene un rostro duro; su cuerpo se mueve y crece, tiene la carne tierna: la doctrina cristiana se llama Jesucristo”. Es tierna en lugar de áspera. Una persona más que un cuerpo de creencias.
Este parece ser el significado de la doctrina según el Papa. A la luz de estos comentarios, es posible razonar que en Amoris Laetitia destina este modelo “pastoral” al tema de la admisión en la Eucaristía de las personas divorciadas.
Aquí el Papa no niega formalmente ninguna enseñanza tradicional de la iglesia (¿cómo podría hacerlo?), sino que hace que evolucionen pastoralmente hacia formas más inclusivas de acceso a los sacramentos.
Según Dianich el Papa está implementando “las consecuencias más decisivas de la enseñanza del Vaticano II”. El papa “pastoral” está aplicando el concilio “pastoral”. El resultado es que la enseñanza está avanzando hacia perspectivas más abiertas y “católicas”.
La estructura teológica tradicional estaba orientada para dar contestaciones de Sí o No. La estructura del post-Vaticano II está más inclinada a recomendar ambos tipos de respuesta en toda clase de cuestiones.
El Papa está incorporando este nuevo enfoque “pastoral” y ésta es la razón por la cual no responderá a las cinco preguntas que se le hicieron. La Iglesia Católico Romana solía considerarse como un baluarte de una enseñanza clara y definitiva, atrayendo así a mucha gente que buscaba un refugio seguro en las turbulencias del mundo moderno.
El Vaticano II “puso al día” todo esto. El Papa Francisco ahora está mostrando lo que significa para la Iglesia Romana actual vivir con una enseñanza que es “tierna” y elusiva.

Fuente: Protestantedigital, 2017

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