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domingo, 29 de octubre de 2017

Mujeres y violencias

Por. Adelaida Jiménez Cortes- Colombia
Seguimos como mujer insumisa nuestra caminada, intentando hacer escuchar nuestras voces ante un estado que pareciera ciego, sordo e indiferente al  dolor y  sufrimiento,  de las mujeres afectadas por un sistema patriarcal que devora nuestra existencia. En el recorrido por el país, venimos  encontrando miles de historias de mujeres con las vidas inconclusas,  con sus rostros marcados, desfigurados, y con la autoestima destrozada por unas violencias que no se tiene, sino que se incrementa cada día más y arremete como una locomotora sobre la vida de las mujeres y todo lo que las rodea.
Ante esto, es importante, seguir repensando en las causas de las violencias psicológica, sexual, emocional, verbal, física, patrimonial, económica, socio-política y feminicida y como esta se da en nuestra sociedad mediante toda una cultura de violencia. Entonces, es importante comprender lo que nos dice, Croatto” que La violencia es siempre una manifestación de poder, y es desencadenada por el deseo egoísta de “ser/tener/poder” más que otro, el cual se convierte en su receptor y en el perjudicado real. La violencia no se ejercita en el vacío sino sobre una persona y sus cosas.” Teniendo en cuenta lo anterior, nos damos cuenta que justo por estas razones es que las violencias ejercidas dentro del sistema patriarcal enraizada en la sociedad fruto de todo un proceso de colonialidad se torna mucha más difícil superarla porque en este proceso no solo el territorio fue colonizado sino toda la vida de las personas con repercusiones profundas hacia las mujeres. Además, porque está siempre aparece mediada por las relaciones de poder y por el deseo de posición, sumisión de la otra persona y en nuestro caso de las mujeres o como lo refiere la cultura patriarcal a lo que considere femenino.
Por esto, ante los actos de violencia androcéntrica siempre se busca mostrar quien tiene el poder y quien manda en las relaciones entre hombres y mujeres, igualmente sucede ante los feminicidios,  el agresor o victimario busca desfigurar, marcar, destrozar todo lo que representa la feminidad en las mujeres, es decir, su rostro, los senos, la vagina, a través de esas marcas demuestra de quien es el cuerpo de la mujer, el victimario concibe el cuerpo como un objeto y como es objeto es su posesión y con una posesión se puede hacer lo que el victimario quiera, todo esto fundamentado bajo principios machistas de poder y control.
Por lo tanto, se hace fundamental que las mujeres y hombres reflexionemos sobre el tema: Mujeres y violencias, porque estas no solo existen hace mucho tiempo en la sociedad expresadas en el sistema patriarcal, sino que hoy, se continúan reconfigurando y manifestándose de formas distintas que a veces no las percibimos, y estas se dan través del proceso de colonialidad. Tal como lo indica, Quijano,  el sistema se reconfigura en “ la re-privatización de los espacios públicos,(…),  en la reconcentración del control del trabajo, de los recursos de producción y de la producción – distribución; la polarización social extrema y creciente de la población mundial; en la exacerbación de la “explotación de la naturaleza”; en la manipulación y control de los recursos tecnológicos de comunicación y de transporte (…) en la mercantilización de la subjetividad y de la experiencia de vida de los individuos, principalmente de las mujeres; (…). La “fundamentalización” de las ideologías religiosas y de sus correspondientes éticas sociales, lo que re-legitima el control de los principales ámbitos de la existencia social”
En este sentido, nosotras percibimos las reconfiguraciones de las violencias desde lo cotidiano a través de los referentes de la economía del mercado, de las concepciones del cuerpo, de la sexualidad, de los espacios políticos y religiosos a los cuales pertenecemos y que aún se fundamentan androcéntricamente, los percibimos a través de los modelos de mujer que los medios masivos de comunicación nos venden cada día.
Finalmente, la realidad de las violencias que afectan directamente e indirectamente las vidas de las mujeres están ahí, presentes en las esferas de la sociedad, internalizadas en las prácticas cotidianas de las personas, en las relaciones de poder, en nuestras formas de pensamientos y discursos. Es por esto, que necesitamos avanzar en el estudio sobre las violencias y en la construcción de mecanismos y estrategias que nos ayuden a pensar en vidas y lugares libres de las violencias. ¿Te apuntas a reflexionar sobre las violencias que afectan tu vida y la de tu comunidad?
La autora es parte del Grupo de Investigación OIDHPAZ de la Corporación Universitaria Reformada.
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Publicado en http://lalibertad.com.co/- con permiso de la autora y Alcnoticias 

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