Por.
Juan Stam, Costa Rica
"Descanso
eterno": ¿Qué significa? Adolf Deissmann (1995:313), al comentar este
versículo, cita un epitafio en una tumba en el cementerio de Bushney,
Inglaterra, con fecha cerca de 1860. La fallecida se describe en términos muy
sencillos y reales como "una mujer pobre que siempre estaba cansada".
Después
de esa identificación, ella inscribió el siguiente verso conmovedor: No llores
por mí ahora. No llores por mí jamás, pues estaré ya sin hacer nada por toda la
eternidad. Es fácil entender que para una mujer atribulada y fatigada, la
esperanza de "no hacer nada para siempre" sería una esperanza muy
pertinente y muy legítima. Fue precisamente a personas como ella que invitó
Jesús cuando dijo, "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y
agobiados, y yo les daré descanso" (Mt 11:28). Cristo sigue extendiendo
esa invitación a todos los que están aplastados y aplastadas por las fatigosas
cargas de la pobreza y la opresión, y de la vida misma.
En el
designio de Dios, el trabajo debía ser creatividad, a la imagen y semejanza del
Creador. Génesis 3 interpreta la fatiga como resultado del pecado, que no
permite al trabajo ser libertad creadora. Pero ¿no resultaría muy aburrida toda
una eternidad de "no hacer nada"? No cabe duda que esa "pobre
señora pobre", que en su vida nunca conocía más que afanes y angustias,
merecía esas agradables "vacaciones" con que ella soñaba. Y a juzgar
por el vigor y la creatividad con que ella anticipaba su descanso eterno,
podemos estar seguros de que sabrá disfrutarlo en plenitud. Estará libre al fin
para seguir escribiendo poesía.
Los
mártires del quinto sello (Ap 6:9-11), estando ya en la misma presencia del
Señor, protestaban contra Dios por demorar tanto en vengar la sangre de ellos y
en traer justicia al mundo. Este texto, el único otro pasaje en el Apocalipsis
donde ocurre el verbo "descansar", habla de una especie de
"descanso inquieto" de los santos glorificados. Aunque están con Dios
en el cielo, después de todas las luchas de la vida, Dios tiene que mandarles
que descansen. El descanso eterno no será pasivo ni inactivo, y de seguro no
será aburrido.
Es
interesante que aquellos mártires gritaban su protesta a voz en cuello (6:10).
Según el Apocalipsis, el cielo es un lugar muy bullicioso. El silencio de la
muerte pertenece a los cementerios. En el cielo, suenan trompetas y arpas,
truenos y cataratas, los ángeles gritan de gozo y celebración y los mártires
gritan sus quejas ante Dios. Es importante observar que el texto dice
específicamente que los fieles "descansarán de sus fatigas" (14:13).
En las escrituras hebreas, como también en la epístola a los hebreos, esa frase
recuerda a Génesis 2:2. La esperanza de "descanso eterno" se basa en
el sentido teológico del sábado, partiendo del primer relato de la creación,
que "Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en ese día
descansó de toda su obra creadora" (Gn 2:3). Si el resultado del pecado es
la fatiga y el desagrado en el trabajo, el don de Dios es un día de descanso
cada semana. Es muy significativo que el decálogo de Éxodo 20 fundamenta el
sábado en la creación y el de Deuteronomio 5 en el éxodo como liberación de la
opresión.
El
libro de Hebreos combina Salmo 95:7-11 con Génesis 2:2 para relacionar el
"descanso" de Dios con el "reposo sabático" de los fieles.
En su versión contextualizada de esos pasajes, la antigua oferta de reposo
todavía queda abierta para el "hoy" del propio tiempo del autor ya en
la era cristiana. En una frase parecida a Apocalipsis 14:13, afirma, "El
que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios
descansó de los suyos" (Hb 4:10). Sin embargo, es obvio el hecho, del cual
Jesús nos hace recordar en Juan 5:17, que Dios sigue actuando en su
"sábado".
Su
descanso sabático, a través de toda la historia, no es de pasividad ni
inactividad, y el nuestro tampoco lo será. El descanso que nos promete la
Biblia tampoco será una entropía eterna, una especie de inercia y aburrimiento
sin fin o una permanente ociosidad. El verbo que emplea Apocalipsis 14:13,
anapauô ("descansar") tiene una gama amplísima de sentidos. Aunque
"descansar" y "dormir" son simbolismos apropiados para el
morir, ese sentido es muy secundario para este verbo. Se usaba, por ejemplo,
para el relevo de deberes públicos o para albergues para pasar la noche en un
viaje. Un significado frecuente es "refrescar, refrescarse" (Ex
23:12, cf. 1 Sm 16:16; Mr 6:31; Lc 12:19; y siempre en Pablo: 1 Co 16:18; 2 Co
7:13). En la amplísima gama de sus significados, este verbo reunía todo lo que
es vida sana, la "vida en abundancia" que Cristo promete (Jn 10:10).
Es
importante recordar también que de hecho la esperanza cristiana se concentra
mucho más en "la nueva creación" que en "ir al cielo" o en
el "estado intermedio". Al final de la historia, Dios hace nuevas
todas las cosas. Personas humanas, con cuerpos resucitados, viven en la armonía
de una comunidad nueva que se llama "La Nueva Jerusalén". De la
fuente de agua viva Dios satisface la sed más profunda de todo ser humano
(21:6), y un río de agua viva fluye desde el trono de Dios y del Cordero
(22:1-2). Las naciones entran y salen de la ciudad y comparten sus riquezas de
toda índole (21:24-26). Los redimidos reinarán y servirán y adorarán en la
presencia del Señor. La visión de Apocalipsis 21-22 es todo lo contrario de un "descanso"
estático e inactivo; es un cuadro vibrante con energía y entusiasmo.
Como
descanso de las fatigas, la nueva creación será liberación del trabajo como
necesidad y tedio, para realizarnos plenamente en el trabajo como libertad,
creatividad y comunidad. No será el fin del trabajo humano sino el fin de su
alienación y explotación. El trabajo será hacer lo que queremos, porque
"lo que queremos" será lo que Dios quiere y será nuestro bien y
nuestra plena realización. Esta visión bíblica corresponde al "reino de la
libertad" del que hablan los sociólogos.
Estará
aburrida nuestra amiga, la "pobre mujer pobre", sin hacer nada por
toda la eternidad? Podemos estar seguros de que su innato don poético estará
floreciendo en versos para los himnos siempre nuevos que cantaremos con gozo al
Señor. Y no puede haber música sin músicos. Si se tocan arpas, ¿qué manos harán
vibrar esas cuerdas, o qué bocas tocarán las trompetas y cuáles voces estarán
cantando? Y esa rica herencia cultural de la cual nos habla Apocalipsis
21:24-26, ¿cuáles manos la estarán produciendo y quiénes la estarán llevando a
los pies de Cristo para el disfrute de toda la comunidad? Las artes de toda
índole florecerán como nunca antes, y las conversaciones nos llenarán de
deleite. Y eso sí, de seguro, ¡Nadie va a estar aburrido!
Fuente:
Protestantedigital, 2017
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