Por.
Samuel Escobar, España
América
Latina: protestantismo popular y misionología católica (III) Las
aproximaciones misionológicas han tenido su efecto en los cambios que empezaron
a darse al interior de la Iglesia Católica Romana. Quizás el indicador más
preciso fuese el Sínodo de Obispos para América que reunió a cerca de 300
obispos y cardenales, del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997 en Roma.
En forma explícita se juntó a los jerarcas de América Latina con los de Estados
Unidos y Canadá, lo cual muestra una estrategia destinada a conseguir mayor
cooperación oficial entre estas regiones. Se puso énfasis en la llamada
"nueva evangelización" de modo que "la iglesia en el
pasado había acentuado las soluciones sociológicas para la pobreza mientras que
ahora el énfasis estaría en la conversión".[1] Esta nueva estructura
regional significará en la práctica, por ejemplo, más ayuda financiera del
norte para el sur, y coordinación de esfuerzos en relación con los hispanos en
Estados Unidos que se han estado haciendo evangélicos a un ritmo preocupante
para los católicos.
El
Documento Ecclesia in America es el texto de la "Exhortación Apostólica
Post-sinodal" que el Papa presentó en Mexico el 22 de enero de 1999. Aquí
se encuentra un resumen oficial de la agenda pastoral y social de la Iglesia de
Roma para los próximos años. El párrafo No. 73 del documento se ocupa de los
evangélicos y lo que dice de ellos es revelador. Roma siempre distingue entre
las iglesias protestantes que participan en el diálogo ecuménico dirigido desde
Ginebra por el Consejo Mundial de Iglesias, y las iglesias evangélicas y
pentecostales, más dinámicas y evangelizadoras a las cuales denomina
"sectas".[2] Ecclesia in America afirma: "La acción proselitista
que las sectas y nuevos grupos religiosos desarrollan en no pocas partes de
América, es un grave obstáculo para el esfuerzo evangelizador". Luego hace
referencia a actitudes ecuménicas que los católicos deben tener, pero no deja
lugar a dudas en cuanto al exclusivismo católico: "...estas actitudes no
han de poner en duda la firme convicción de que sólo en la Iglesia católica se
encuentra la plenitud de los medios de salvación establecidos por
Jesucristo."
Hay
también un esfuerzo autocrítico que tiene dos aspectos significativos.
1.-
Uno se refiere a las metodologías pastorales y propone que ante el avance
evangélico la Iglesia se embarque en "un profundo estudio que se ha de
realizar en cada nación y también a nivel internacional para descubrir los
motivos por los que no pocos católicos abandonan la Iglesia". Esto deberá
llevar a "una revisión de los métodos pastorales empleados de modo que
cada Iglesia particular ofrezca a los fieles una atención religiosa más personalizada,
consolide las estructuras de comunión y misión y use las posibilidades
evangelizadoras que ofrece una religiosidad popular purificada, a fin de hacer
más viva la fe de todos los católicos en Jesucristo por la oración y la
meditación de la Palabra de Dios."
2.- El
segundo punto de autocrítica se refiere a un cambio de énfasis de lo social a
lo espiritual. El documento hace referencia a las observaciones de algunos de
los participantes en el Sínodo, en el sentido de que "hay que
preguntarse si una pastoral orientada de modo casi exclusivo a las
necesidades materiales de los destinatarios no haya terminado por defraudar el
hambre de Dios que tienen estos pueblos, dejándolos así en una situación
vulnerable ante cualquier oferta supuestamente espiritual".
Como
señalábamos antes en esta serie de artículos, varios estudiosos católicos del
Protestantismo latinoamericano habían venido señalando esta cuestión, haciendo
referencia especial a las iglesias evangélicas populares donde lo principal que
las personas encuentran no es dinero ni ayuda social sino "una experiencia
de Dios". El documento llega a la conclusión de que "Una
Iglesia que vive intensamente la dimensión espiritual y contemplativa, y que se
entregue generosamente al servicio de la caridad, será de manera cada vez más
elocuente testigo creíble de Dios para los hombres y mujeres en búsqueda de un
sentido para la propia vida".
Lo que
el documento sinodal señala es algo que hemos empezado a notar en toda América
Latina: sacerdotes y laicos católicos están imitando muchos de los métodos
pastorales y de evangelización que han sido creados y usados por los
protestantes, en especial por las iglesias populares. Así, por ejemplo, muchos
programas de televisión católicos tienen la misma estructura de los programas
evangélicos, la himnología popular de la década de los años 70 y 80 fue
incorporada a los cancioneros católicos, y se usan tanto el estudio bíblico en
pequeños grupos como las reuniones en casas con su tiempo de testimonio,
meditación bíblica y oración. En algunos casos estos métodos se han modificado
y adaptado, pero en otros casos es difícil distinguir entre lo católico y lo
evangélico.
CONCLUSIÓN
Los
cambios en el Catolicismo constituyen un desafío a la identidad de los
evangélicos y a su creatividad. Nos hacen pensar en muchos aspectos de la vida
práctica de las iglesias en los que puede haber también un aprendizaje de lo
que este despertar católico está creando. Hoy en día, por ejemplo, sobre
estudio bíblico, dinámica de grupos, trabajo con gente joven y adolescentes,
uso del arte para la enseñanza cristiana, videos sobre temas cristianos y
bíblicos, las librerías católicas tienen material producido originalmente en
castellano o traducido, mucho más abundante y variado que las librerías
evangélicas. Sin embargo, más allá de las cuestiones metodológicas, los cambios
en el Catolicismo nos obligan a definir cuáles son los distintivos de nuestra
fe evangélica.
Si hay
una iglesia que imita los métodos evangélicos en forma exitosa, cabe
preguntarse ¿en qué nos distinguimos de ella? ¿Por qué seguimos existiendo como
iglesias diferentes? Esto nos plantea el problema teológico de los fundamentos
de la fe evangélica expresada en los varios "rostros del
Protestantismo" para usar la frase del teólogo metodista José Míguez
Bonino. Las cuestiones teológicas y de identidad son importantes y los
evangélicos tienen que usar los recursos misionológicos que les provee la
comprensión de su historia y su teología. Aunque una actitud posmoderna ante la
fe relega las cuestiones teológicas a un segundo plano, éstas son
indispensables para la comprensión de la realidad misionera que plantea el
Protestantismo popular.
Notas
[1].Thomas
J. Reese "The Synod points out needs" America (revista jesuita de
Estados Unidos) Enero 3, 1998; p. 3.
[2].Un
resumen de literatura al respecto se puede ver en mi capítulo del mencionado
libro Historia y Misión. pp. 17-22.
Fuente:
Protestantedigital, 2017
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