Por. Carlos Martínez García, México.*
Ya vimos la pasada semana que inicialmente James Thomson hace el viaje a Latinoamérica como representante del sistema de escuelas lancasterianas. Fue luego que paulatinamente crece su compromiso con los objetivos de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
En tres años de labores en la propagación de las escuelas lancasterianas en Argentina, Thomson acumula aceptación y prestigio entre los cuadros dirigentes.
Durante su estancia en Argentina el promotor de las escuelas lancasterianas visita Montevideo, lo hace en 1820, y para difundir aquel sistema escolar. Por invitación del gobierno de Chile, Thomson decide trasladarse a ese país, al que llega a principios de julio de 1821. Con los apoyos oficiales se facilitan las tareas de capacitar a grupos extensos para que éstos a su vez sean difusores del lancasterianismo.
Tras un año en tierras chilenas James Thomson acepta el llamado proveniente de Perú, no sin antes ser reconocido por su labor mediante el otorgamiento de la ciudadanía chilena. El honor es firmado por Bernardo O´Higgins, quien fungiera como Director Supremo del país entre 1817 y 1823. O´Higgins es considerado el Padre de la Patria en Chile.
El reconocimiento a Thomson es el siguiente:
Atendiendo el notorio patriotismo de Don Diego Thomson, natural de Inglaterra, y al relevante mérito que ha labrado en Chile, como director de las escuelas de enseñanza mutua según el sistema de Lancaster establecido en esta capital, la normal y otras que se han abierto por los conocimientos que han adquirido los sujetos que recibieron sus instrucciones; las que, propagadas como se propagarán por todo el país, abrirán un campo expansivo a la buena educación de la juventud, y la consiguiente mejora de costumbres en lo general de sus habitantes, deseando remunerarle del modo que está a los alcances del gobierno: he venido en declararle, como lo declaro, por ciudadano chileno y en consecuencia, que es y debe reputarse como tal chileno, igual en derechos a todos los moradores naturales del país, y gozar de todas las gracias y privilegios propios de ellos. En su virtud, todos los habitantes del Estado de Chile, le habrán y le reputarán por ciudadanos de él. Tendrán lo entendido todos los tribunales, jefes y justicias, y por todos, en la parte que a cada uno tocare, se dará el cumplimiento debido a mi carta. Tómese razón en el excelentísimo cabildo. Dado en el palacio directorial de Santiago de Chile a 31 de mayo de 1822.
No obstante los buenos resultados para sus intereses y la posibilidad de incrementarlos en Chile, James Thomson decide aceptar la invitación que le hace José de San Martín para trasladarse a Perú. Para el momento del ofrecimiento que le hace San Martín, éste ya tenía un bien labrado prestigio por su destacado papel en las guerras de Independencia de Argentina y Chile. Durante el traslado de Thomson al Perú la Independencia del país se encuentra en una etapa definitoria. El colportor escocés desembarca en el Callo el 28 de junio de 1822, exactamente un mes después San Martín declara la Independencia del Perú y recibe el título de Protector de la Patria.
Como en Argentina y Chile, en Perú el respaldo del gobierno es generoso para Thomson. Tan sólo una semana después de haberse entrevistado con San Martín éste hace publicar en la Gaceta del Gobierno, 6 de julio de 1822, “un decreto que autorizaba el establecimiento de una escuela normal según el sistema lancasteriano y el uso del convento dominicano como plantel. Se estipuló que todos los maestros de las escuelas públicas tendrían que asistir a la escuela normal lancasteriana, junto con sus dos mejores alumnos, para después poder establecer escuelas lancasterianas en todas las capitales provinciales”.(1)
A pesar de los apoyos oficiales, y debido a vaivenes políticos acaecidos después del decreto de San Martín, el sistema pedagógico representado por Thomson tiene innumerables obstáculos para hacerse efectivo. A la vez se le abre una posibilidad más halagüeña para la distribución de la Biblia, lo que ocasiona que James Thomson considere la oportunidad de dar más tiempo a la promoción y venta de los materiales bíblicos. Además se convence de que es necesario traducir alguna porción de la Biblia al quechua, labor para la que contrata a una persona que considera capacitada en llevar a cabo la encomienda. En noviembre de 1823 Thomson informa a las oficinas de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera que se han traducido al quechua dos evangelios, los Hechos y las dos epístolas del apóstol Pedro.(2)
Un hecho relevante es el que consigna Thomson en una misiva fechada el primero de diciembre de 1823, y que hace llegar a Sociedad Bíblica londinense. Se trata de su encuentro personal con Simón Bolivar: “Algunos días después de su llegada [a Lima] le fui presentado y fui recibido muy favorablemente. Se trata, en apariencia, de un hombre muy modesto, al menos por lo que puedo juzgar por la corta conversación que mantuvimos. Se le ve muy activo e inteligente, pero no pude leer nada de naturaleza extraordinaria en su aspecto. No tiene los ojos de San Martín, cuya mirada fulminaría a cualquiera en su momento. El rostro de Bolivar, curtido por la intemperie, muestra que no ha sido un hombre ocioso. No hay hombre, creo, que haya soportado todo el peso, o haya trabajado tan afanosamente al calor de la lucha por la causa de la independencia de Sud América como Bolivar. Sus afanes en su propio país ya han sido coronados con un éxito casi completo, Colombia puede considerarse libre e independiente”.
La siguiente etapa en el periplo de James Thomson por las nuevas repúblicas latinoamericanas es la Gran Colombia, en cuya geografía se localizaba entonces el actual Ecuador. Instalado en Guayaquil, a principios de octubre de 1824, notifica con optimismo a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera de la decisión tomada en Perú, sobre su disposición a dedicarse completamente a la representación de la organización promotora de la Biblia.
Tras haber hecho varios altos en su camino a Bogotá, entre ellos Quito y Popayán para promover la Biblia y dar charlas sobre el contenido del libro, Thomson concluye el largo viaje y llega a su objetivo el 29 de enero de 1825. El clima político que encuentra le es favorable, ya que al llegar el gobierno del país estaba en manos del vicepresidente Francisco de Paula Santander (y lo estaría hasta 1826), en ausencia del presidente Simón Bolivar.
Pocas semanas después de su arribo Thomson logra concitar simpatías y apoyos como para que el 15 de marzo de 1825 quede fundada la Sociedad Bíblica Colombiana.(3) Tal vez confiado de haber logrado que un grupo de nacionales se decidiese a tomar en sus manos la promoción y venta de materiales bíblicos, por lo cual su presencia no era necesaria en el país, James Thomson opta por regresar a Londres, y emprende el viaje a principios de abril. Tras casi dos años de estancia en Inglaterra, Thomson acepta la invitación que le hace la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera para trasladarse a México, y fungir como distribuidor de la Biblia y el Nuevo Testamento. A diferencia de su recorrido sudamericano, realizado solo, esta vez le acompaña su esposa, ya que había contraído matrimonio con ella durante su permanencia en territorio inglés. Contaba entonces con 39 años.
BIBLIOGRAFÍA
Birkel, Michael L., Silence and Witness: The Quaker Tradition, Orbis Books, New York, 2006.
Canclini, Arnoldo, Diego Thomson: apóstol de la enseñanza y distribución de la Biblia en América Latina y España, Asociación Sociedad Bíblica Argentina, Buenos Aires, 1987.
Dandelion, Pink, An Introduction to Quakerism, Cambridge University Press, Cambridge-New York, 2007.
Kessler, Juan B. A., Historia de la evangelización en el Perú, Ediciones Puma, Lima, 1993.
Nelson, Wilton M. (coord.), Diccionario de historia de la Iglesia, Editorial Caribe, Miami, Florida, 1989.
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1) Juan B. A. Kessler, 1993:55.
2) Ibid., p. 57.
3) www.sociedadbiblicacolombiana.com
Artículos anteriores de esta serie:
1 James Thomson, el colportor que recorrió Sudamérica
* Carlos Mnez. Gª es sociólogo, escritor, e investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano.
Fuente: © Carlos Martínez García, ProtestanteDigital.com (España, 2009).
Ya vimos la pasada semana que inicialmente James Thomson hace el viaje a Latinoamérica como representante del sistema de escuelas lancasterianas. Fue luego que paulatinamente crece su compromiso con los objetivos de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
En tres años de labores en la propagación de las escuelas lancasterianas en Argentina, Thomson acumula aceptación y prestigio entre los cuadros dirigentes.
Durante su estancia en Argentina el promotor de las escuelas lancasterianas visita Montevideo, lo hace en 1820, y para difundir aquel sistema escolar. Por invitación del gobierno de Chile, Thomson decide trasladarse a ese país, al que llega a principios de julio de 1821. Con los apoyos oficiales se facilitan las tareas de capacitar a grupos extensos para que éstos a su vez sean difusores del lancasterianismo.
Tras un año en tierras chilenas James Thomson acepta el llamado proveniente de Perú, no sin antes ser reconocido por su labor mediante el otorgamiento de la ciudadanía chilena. El honor es firmado por Bernardo O´Higgins, quien fungiera como Director Supremo del país entre 1817 y 1823. O´Higgins es considerado el Padre de la Patria en Chile.
El reconocimiento a Thomson es el siguiente:
Atendiendo el notorio patriotismo de Don Diego Thomson, natural de Inglaterra, y al relevante mérito que ha labrado en Chile, como director de las escuelas de enseñanza mutua según el sistema de Lancaster establecido en esta capital, la normal y otras que se han abierto por los conocimientos que han adquirido los sujetos que recibieron sus instrucciones; las que, propagadas como se propagarán por todo el país, abrirán un campo expansivo a la buena educación de la juventud, y la consiguiente mejora de costumbres en lo general de sus habitantes, deseando remunerarle del modo que está a los alcances del gobierno: he venido en declararle, como lo declaro, por ciudadano chileno y en consecuencia, que es y debe reputarse como tal chileno, igual en derechos a todos los moradores naturales del país, y gozar de todas las gracias y privilegios propios de ellos. En su virtud, todos los habitantes del Estado de Chile, le habrán y le reputarán por ciudadanos de él. Tendrán lo entendido todos los tribunales, jefes y justicias, y por todos, en la parte que a cada uno tocare, se dará el cumplimiento debido a mi carta. Tómese razón en el excelentísimo cabildo. Dado en el palacio directorial de Santiago de Chile a 31 de mayo de 1822.
No obstante los buenos resultados para sus intereses y la posibilidad de incrementarlos en Chile, James Thomson decide aceptar la invitación que le hace José de San Martín para trasladarse a Perú. Para el momento del ofrecimiento que le hace San Martín, éste ya tenía un bien labrado prestigio por su destacado papel en las guerras de Independencia de Argentina y Chile. Durante el traslado de Thomson al Perú la Independencia del país se encuentra en una etapa definitoria. El colportor escocés desembarca en el Callo el 28 de junio de 1822, exactamente un mes después San Martín declara la Independencia del Perú y recibe el título de Protector de la Patria.
Como en Argentina y Chile, en Perú el respaldo del gobierno es generoso para Thomson. Tan sólo una semana después de haberse entrevistado con San Martín éste hace publicar en la Gaceta del Gobierno, 6 de julio de 1822, “un decreto que autorizaba el establecimiento de una escuela normal según el sistema lancasteriano y el uso del convento dominicano como plantel. Se estipuló que todos los maestros de las escuelas públicas tendrían que asistir a la escuela normal lancasteriana, junto con sus dos mejores alumnos, para después poder establecer escuelas lancasterianas en todas las capitales provinciales”.(1)
A pesar de los apoyos oficiales, y debido a vaivenes políticos acaecidos después del decreto de San Martín, el sistema pedagógico representado por Thomson tiene innumerables obstáculos para hacerse efectivo. A la vez se le abre una posibilidad más halagüeña para la distribución de la Biblia, lo que ocasiona que James Thomson considere la oportunidad de dar más tiempo a la promoción y venta de los materiales bíblicos. Además se convence de que es necesario traducir alguna porción de la Biblia al quechua, labor para la que contrata a una persona que considera capacitada en llevar a cabo la encomienda. En noviembre de 1823 Thomson informa a las oficinas de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera que se han traducido al quechua dos evangelios, los Hechos y las dos epístolas del apóstol Pedro.(2)
Un hecho relevante es el que consigna Thomson en una misiva fechada el primero de diciembre de 1823, y que hace llegar a Sociedad Bíblica londinense. Se trata de su encuentro personal con Simón Bolivar: “Algunos días después de su llegada [a Lima] le fui presentado y fui recibido muy favorablemente. Se trata, en apariencia, de un hombre muy modesto, al menos por lo que puedo juzgar por la corta conversación que mantuvimos. Se le ve muy activo e inteligente, pero no pude leer nada de naturaleza extraordinaria en su aspecto. No tiene los ojos de San Martín, cuya mirada fulminaría a cualquiera en su momento. El rostro de Bolivar, curtido por la intemperie, muestra que no ha sido un hombre ocioso. No hay hombre, creo, que haya soportado todo el peso, o haya trabajado tan afanosamente al calor de la lucha por la causa de la independencia de Sud América como Bolivar. Sus afanes en su propio país ya han sido coronados con un éxito casi completo, Colombia puede considerarse libre e independiente”.
La siguiente etapa en el periplo de James Thomson por las nuevas repúblicas latinoamericanas es la Gran Colombia, en cuya geografía se localizaba entonces el actual Ecuador. Instalado en Guayaquil, a principios de octubre de 1824, notifica con optimismo a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera de la decisión tomada en Perú, sobre su disposición a dedicarse completamente a la representación de la organización promotora de la Biblia.
Tras haber hecho varios altos en su camino a Bogotá, entre ellos Quito y Popayán para promover la Biblia y dar charlas sobre el contenido del libro, Thomson concluye el largo viaje y llega a su objetivo el 29 de enero de 1825. El clima político que encuentra le es favorable, ya que al llegar el gobierno del país estaba en manos del vicepresidente Francisco de Paula Santander (y lo estaría hasta 1826), en ausencia del presidente Simón Bolivar.
Pocas semanas después de su arribo Thomson logra concitar simpatías y apoyos como para que el 15 de marzo de 1825 quede fundada la Sociedad Bíblica Colombiana.(3) Tal vez confiado de haber logrado que un grupo de nacionales se decidiese a tomar en sus manos la promoción y venta de materiales bíblicos, por lo cual su presencia no era necesaria en el país, James Thomson opta por regresar a Londres, y emprende el viaje a principios de abril. Tras casi dos años de estancia en Inglaterra, Thomson acepta la invitación que le hace la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera para trasladarse a México, y fungir como distribuidor de la Biblia y el Nuevo Testamento. A diferencia de su recorrido sudamericano, realizado solo, esta vez le acompaña su esposa, ya que había contraído matrimonio con ella durante su permanencia en territorio inglés. Contaba entonces con 39 años.
BIBLIOGRAFÍA
Birkel, Michael L., Silence and Witness: The Quaker Tradition, Orbis Books, New York, 2006.
Canclini, Arnoldo, Diego Thomson: apóstol de la enseñanza y distribución de la Biblia en América Latina y España, Asociación Sociedad Bíblica Argentina, Buenos Aires, 1987.
Dandelion, Pink, An Introduction to Quakerism, Cambridge University Press, Cambridge-New York, 2007.
Kessler, Juan B. A., Historia de la evangelización en el Perú, Ediciones Puma, Lima, 1993.
Nelson, Wilton M. (coord.), Diccionario de historia de la Iglesia, Editorial Caribe, Miami, Florida, 1989.
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1) Juan B. A. Kessler, 1993:55.
2) Ibid., p. 57.
3) www.sociedadbiblicacolombiana.com
Artículos anteriores de esta serie:
1 James Thomson, el colportor que recorrió Sudamérica
* Carlos Mnez. Gª es sociólogo, escritor, e investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano.
Fuente: © Carlos Martínez García, ProtestanteDigital.com (España, 2009).
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