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viernes, 9 de octubre de 2009

La `Pia conspiratio´ calviniana desde la óptica de Lukas Vischer

Por Leopoldo Cervantes - Ortiz*, México.


Lukas Vischer (1926-2008) fue un teólogo reformado suizo que participó activamente en el movimiento ecuménico. Estudió teología en Basilea, Göttingen, Estrasburgo y Oxford. Ordenado en 1950, se doctoró en 1952 y al año siguiente comenzó un pastorado en Herblingen, una pequeña ciudad cercana a Schaffhausen. Entre 1966 y 1979 presidió la comisión de Fe y Orden, del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y de 1982 a 1989 moderó el departamento de Teología de la Alianza Reformada Mundial (ARM), periodo en el que este organismo reflexionó ampliamente sobre las causas de las divisiones eclesiásticas en el seno de su tradición.
Más tarde, dirigió el Centro Reformado Internacional John Knox, desde donde promovió, al final de su vida, las actividades de celebración del Jubileo de Calvino. Dejó listo para la imprenta el volumen The legacy of John Calvin. Some actions for the Church in the 21st century (El legado de Juan Calvino. Propuestas de acción para la Iglesia del siglo XXI, ARM, 2008). Además, fue profesor de teología ecuménica en Lausana y miembro de la Red Cristiana Europea sobre el Medio Ambiente.
En 2006 recibió un homenaje por sus 80 años y su larga trayectoria ecuménica, la cual comenzó en 1961, cuando participó en la asamblea de Nueva Delhi en el área de unidad de la Iglesia, su gran preocupación. Participó como observador del CMI en el Concilio Vaticano II y estuvo muy activo en el grupo conjunto de estudio patrocinado por el CMI y la Iglesia Católica. Gracias a él, el CMI se ocupó de la problemática del cambio climático. En la ceremonia luctuosa, Setri Nyomi, secretario general de la ARM, destacó su pasión por la unidad de la Iglesia y lo calificó como “una torre de fortaleza y una aguda mente teológica”.
Autor de varios títulos, entre ellos: The Common Catechism: A Book of Christian Faith (con J. Feiner, 1975), Intercession (1980), Spirit of God, Spirit of Christ: Ecumenical Reflections on the Filioque Controversy (1981), Christian Worship in Reformed Churches Past and Present (2003), Commemorating Witnesses and Martyrs of the Past: A Reformed Perspective (2006). Reformed witness today: a collection of confessions and statements of faith issued by Reformed churches (Testimonio reformado hoy: una colección de confesiones y declaraciones de fe emitidas por iglesias reformadas. Berna, 1982) es un magnífico corte transversal del esfuerzo de estas iglesias por dar razón de su fe. En el sitio de la ARM se pueden leer varios documentos suyos. Manejó una perspectiva similar (junto con J.-J. Bauswein) en The Reformed Family Worldwide: A Survey of Reformed Churches, Theological Schools, and International Organizations (La familia reformada alrededor del mundo: una revision de iglesia reformadas, escuelas teológicas y organizaciones internacionales. Grand Rapids, 1998).
En Pia conspiratio. Calvin on the unity of Christ´s Church. (Pia Conspiratio. Calvino sobre la unidad de la Iglesia de Cristo. Ginebra, Centro Reformado Internacional John Knox, 2000, serie John Knox, 12), publicado también por la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos
(Occasional Papers, núm. 20, 2007), estudió algunas declaraciones sobre la unidad de la Iglesia, extraídas de diversos materiales calvinianos, con el fin de mostrar la manera en que el reformador atendió el tema. En el breve prólogo establece como punto de partida una crítica incisiva a la reiteración irreflexiva del famoso lema “Iglesia reformada, siempre reformándose”, pues advierte:
Los teólogos elaboran su visión de la Iglesia, imperturbables ante las realidades de su existencia y desarrollan una imagen de la misma que está muy lejos de lo que sucede en los hechos. [Aquí cita como ejemplo paradigmático a Jürgen Moltmann, por su libro La Iglesia en el poder del Espíritu.] Este descuido es más notorio si se recuerda que la tradición reformada, en contraste con otras tradiciones, está muy ligada al principio de la reforma constante, y se considera a sí misma con todos sus defectos, no solamente imperfecta, sino también como provisional. ¿El proceso aludido realmente está en marcha? ¿Sobre qué bases y con qué instrumentos puede llevarse a cabo? (p. 5. Énfasis agregado.)
Estamos, así, ante preguntas fundamentales, no sólo para las comunidades reformadas, sino para la totalidad de las iglesias, la mayoría de las cuales, al institucionalizarse y centralizarse, comienzan a olvidar que son, básicamente, entidades transitorias que encarnan la realidad del pueblo de Dios, pero apenas de una manera fragmentaria porque la unidad de la Iglesia, a pesar de todo, nunca se ha roto y sigue presente, aunque no se manifieste visiblemente, dados los intereses y mezquindades humanos. Ése es el énfasis de las citas calvinianas recopiladas por Vischer, pues como se aprecia en esos sermones, comentarios y cartas, la unidad del cuerpo de Cristo se ha mantenido de manera eminentemente espiritual, aunque lejos de la voluntad divina de mostrarse de manera efectiva a los ojos de la humanidad. En el comentario a Efesios 4.5, Calvino escribe:
Cada vez que leemos la palabra una, debemos recorder que se usa enfáticamente. Cristo no puede ser dividido. La fe no puede desgarrarse. No existen varios bautismos, sino uno común a todos. Dios no puede ser roto en pedazos. Nuestra tarea no puede ser otra que la de abrigar la santa unidad que se alcanza mediante muchos lazos. La fe y el bautismo, Dios el Padre y Cristo, deberían unirnos, casi como para ser una sola persona” (“Cristo no puede ser dividido”, p. 13).
Otro ejemplo notable es lo que afirma en el prefacio al Catecismo y Confesión de Fe de 1538 (de donde brota el título del libro): “Si deseamos probar nuestra obediencia a nuestro Señor y Maestro Jesucristo, entonces debemos reunirnos en una pia conspiratio [conspiración piadosa] y cultivar la paz entre nosotros. ¿Qué? ¿No debería el enemigo, el Diablo mismo, impulsarnos para estar unidos con cada uno?”. Texto original en latín: Quod si imperatori Christo nostra obsequia approbare cupimus, piam inter nos conspirationem ineamus necesse est, ac mutuam pacem foveamus, quam suis non commendat modo, sed etiam inspirat. Quid? An non hostis quoque ipse aculeos nobis ad syncretismum agendum admovere debet? (“Pia conspiratio”, p. 15). Vischer explica el significado de la frase en cuestión: “La traducción literal de conspiratio es ´respirar juntos´. El término es usado normalmente para designar ´acuerdo´ o ´armonía´. Porque Calvino no tiene duda sobre el significado profundo: la comunidad cristiana comparte el mismo Espíritu. Él usa el término posiblemente como equivalente del griego sympnoia, presente algunas veces en los escritos de Basilio el Grande”. La Iglesia es, entonces, una “conspiración santa” en los dos sentidos: en el etimológico de respirar el mismo aire (el Espíritu Santo) y en el de reunirse para hacer proyectos conjuntos en el mundo, que no pueden ser otros que formas concretas de extender el Reino de Dios en el mundo.
En el ensayo con que cierra el volumen, “Calvin´s legacy and the divisions of the Reformed churches today” (El legado de Calvino y las divisiones actuales de las iglesias reformadas), Vischer relaciona el interés de la Reforma protestante por transformar la Iglesia con su ineludible unidad visible. De ese modo, explica, los ímpetus hacia la unidad de la Iglesia se corresponden con la realidad de una “Iglesia resucitada” (pp. 37-38). Al subrayar los incansables esfuerzos de Calvino en este sentido, afirma que son la base para que las iglesias de hoy caminen de manera más ecuménica. Ese es el propósito de las ideas calvinianas sobre la Iglesia como “madre de los creyentes” o de la distinción entre Iglesia “visible” e “invisible” (pp. 41-45).
Vischer concluye preguntándose acerca de qué podemos aprender hoy de Calvino en el camino de la unificación cristiana. Y responde críticamente al decir que las divisiones en el ámbito reformado son un auténtico retroceso y, más aún, “una negación del Evangelio”, porque si se esbozan las razones de las divisiones, podrá percibirse que las observaciones de Calvino son tremendamente actuales, e incluso sugiere que es preciso ir más allá de sus postulados. Sus palabras son muy desafiantes: “No es cuestión de especular acerca del futuro de las iglesias reformadas en un nuevo milenio, o ni siquiera en un nuevo siglo. La tarea que enfrenta cada iglesia reformada por separado y colectivamente es ofrecer testimonio hoy de la gracia liberadora de Dios de una manera creíble, es decir, como una verdadera fraternidad de fe” (p. 56).

*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.

Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com (España, 2009).

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