En este artículo nos proponemos reconstruir las bases de la teoría política calviniana. Intentaremos comprender cómo define el reformador al sujeto político de su teología, donde es definido como Pueblo de Dios. A través de una Teología de la Alianza, Calvino establece los términos de un contrato político en el que las instituciones humanas son queridas y establecidas por Dios. A continuación, veremos que el Estado cristiano según Calvino es la plataforma desde la que se promueve el conocimiento de la Voluntad divina, a través de la predicación y la positivación de leyes conformes a la misma. Finalmente, veremos que las ideas del reformador sobre la organización y la naturaleza de la política tuvieron en Ginebra una realización evidente. Ni sus textos ni sus acciones nos permiten calificar a Calvino de constitucionalista o republicano, sino más bien de hombre de orden y defensor de la tradición del derecho divino de los reyes. Palabras clave: Calvino, teología política, derecho divino de los reyes
Se suele pensar antes en Max Weber que en Carl Schmitt cuando se trata de establecer la contribución del calvinismo a la Modernidad. Siguiendo al primero, un buen número de intérpretes pretenden que en la obra de Calvino se encuentran semillas de doctrinas tan características de nuestro tiempo como el constitucionalismo o el republicanismo. Bastaría con saber leer sus textos de modo tal que apareciesen en ellos sus tesis fundacionales. Pensemos, por ejemplo, en Ralph Hancock, un politólogo de inspiración straussiana, que nos proponía en su Calvin and the Foundations of Modern Politics (1989) un análisis de cómo la obra magna de Calvino, su Institución de la religión cristiana, inauguraba la Modernidad occidental. Su tesis es que al separar los dominios de la fe y la razón para presentar ambos como obra de Dios, Calvino pudo conciliar razón y fe de modo tal que los creyentes pudieron volcarse en la consecución de sus objetivos mundanos invistiéndolos de una significación moral. El procedimiento de nuevo es semejante al de Weber, aun sin invocar tipos ideales: bastaría acudir a una colección de textos calvinianos para descubrir la justificación que encontraron algunos protestantes para su conducta empresarial.
La cuestión que cabe plantear es si fue esta la intención de Calvino, si realmente usó sus argumentos en el sentido que les dieron sus continuadores, tal como se pretende en estas aproximaciones retrospectivas a su Institución. ¿Por qué restringir el análisis a la Institución, si cuantitativamente esta no representa sino una pequeña parte de su obra escrita? ¿Cómo articular tesis como las que Hancock pretende extraer de unos capítulos de la Institución con el conjunto de la teología de Calvino? ¿Y cómo conectarlas, además, con sus propios escritos políticos y con su propia acción pública?
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Fuente: UNED/Lupaprotestante
Se suele pensar antes en Max Weber que en Carl Schmitt cuando se trata de establecer la contribución del calvinismo a la Modernidad. Siguiendo al primero, un buen número de intérpretes pretenden que en la obra de Calvino se encuentran semillas de doctrinas tan características de nuestro tiempo como el constitucionalismo o el republicanismo. Bastaría con saber leer sus textos de modo tal que apareciesen en ellos sus tesis fundacionales. Pensemos, por ejemplo, en Ralph Hancock, un politólogo de inspiración straussiana, que nos proponía en su Calvin and the Foundations of Modern Politics (1989) un análisis de cómo la obra magna de Calvino, su Institución de la religión cristiana, inauguraba la Modernidad occidental. Su tesis es que al separar los dominios de la fe y la razón para presentar ambos como obra de Dios, Calvino pudo conciliar razón y fe de modo tal que los creyentes pudieron volcarse en la consecución de sus objetivos mundanos invistiéndolos de una significación moral. El procedimiento de nuevo es semejante al de Weber, aun sin invocar tipos ideales: bastaría acudir a una colección de textos calvinianos para descubrir la justificación que encontraron algunos protestantes para su conducta empresarial.
La cuestión que cabe plantear es si fue esta la intención de Calvino, si realmente usó sus argumentos en el sentido que les dieron sus continuadores, tal como se pretende en estas aproximaciones retrospectivas a su Institución. ¿Por qué restringir el análisis a la Institución, si cuantitativamente esta no representa sino una pequeña parte de su obra escrita? ¿Cómo articular tesis como las que Hancock pretende extraer de unos capítulos de la Institución con el conjunto de la teología de Calvino? ¿Y cómo conectarlas, además, con sus propios escritos políticos y con su propia acción pública?
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