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lunes, 11 de enero de 2010

¡No fundamentes tu opinión en la apariencia! Desde una ética teológica que honre al otro

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina*


Vivimos en un mundo globalizado y fragmentado, confuso, repleto de divisiones políticas, raciales, sociales, religiosas y conflictivas. En este mundo fragmentado, confuso, inseguro y en conflicto se encuentra algunos países latinoamericanos como Honduras, Colombia, Venezuela, Ecuador u otros. A pesar de estos problemas tan agobiantes, que nos anima a buscar una salida, se encuentra el mensaje del evangelio, el mensaje que Cristo nos desafió a dar, porque su mensaje trae paz, sanidad y reconciliación a nuestros pueblos sufriente, estamos ya cansado de tanta explotación, marginación, robos, injusticia, de gente excluida del sistema neoliberal, que no tienen un techo, ni mucho menos para comer y llevar pan a sus hijos. Esta gente excluida con necesidades lucha día a día recorriendo las calles, buscando cartón, comida, etc. Algunos al no encontrar nada lloran, claman, no pasa nada, nadie les escuchan, entonces se vuelcan contra esa sociedad neutra y neoliberal, les roba, etc. La misma necesidad extrema los lleva a romper las reglas de convivencia ciudadana y de la ética del respeto por los bienes del otro. No estoy justificando el robo como necesidad, para salir de la crisis, sino que esa gente en situación extrema no sabe que hacer (…).
Pensar en esa gente que sufre, es recordar el mandato de Jesús “amar a Dios” implica “amar a tú prójimo como a ti mismo”, esa es la pedagogía de Jesús. Este ha sido mi valuarte en la vida, pensar y luchar por los que sufren: el odio, la exclusión, la marginación por su color o rasgos físicos (los bolivianos y peruanos, en Argentina. Los nicaragüenses (Costa Rica). Los hispanos, los negros (EE.UU.) y los sudacas (España) u otros. Trabajar por ellos, se corre riesgos de ser marginado y excluido por los guardianes de la ortodoxia cristiana conservadora o calvinista, porque anteriormente he escritos sobre algunos temas que ha escandalizado a algunos de esos guardianes que han hecho una franja para impedir que yo predique y enseñe en algunos seminarios solo lo hacen desde la ignorancia, lo digo porque no saben lo que hacen. Pero, mi preocupación no va por cambiar la doctrina, ni muchos atacar la mística de su espiritualidad sino pensar y aprehender a hacer desde su propia experiencia como dijo el salmista a los que basan su opinión de lo que escuchan: “Pruebe y vea que el Señor es bueno…” Estas personas como los guardianes de la fe conservadora o liberacionista le encantan basar su opinión de la apariencia, de lo que escuchan, por ejemplo: un guardián conservador frente a otro que piense en los pobres, ya levanta un cerco de protección no pasa del saludo, lo mismo sucede con los guardianes liberacionistas, si percibe que alguien mantiene un tinte místico ya lo excluye. Se hace un trabajo a media, pero en esa circularidad. En fin, conocen solo una parte, se conforman con la opinión de otros.
Eso me hizo recordar la historia de la señora Cathy Wesolek del condado de Indiana, ella había invitado a un grupo de amigos a cenar, para compartir, hizo ensalada de pollo riquísima que se había ganado los elogios de todos ellos. Su hijo había llegado y se dirigió a la cocina, acto seguido le preguntó a su mamá (Cathy) que tenía para cenar, ella repuso ¡ensalada de pollo!, él frunció el rostro, rehusó probarlo. Al ver la actitud de su hijo, ella acentuó, un poco molesta “Pruébalo, a ver si te gusta, añadió, no fundamente tu opinión en la apariencia, en lo que piensas sobre los ingredientes o en cualquier otra cosa. Pruébalo por ti mismo. Esta historia nos sirve a todos incluyendo a los guardianes de la fe conservadora y liberacionista, que se la pasan de ser fariseos y sofistas del discurso, predican una cosa en el púlpito y hacen lo contrario en su actuar diario con los demás, que para hacer parte de ellos, debe ser graduado de determinada facultad teológica, manejar el manual ABC. Esta actitud impide hacer un trabajo fraterno y solidario con los que sufren, mucho menos podemos enriquecer nuestras facultades teológicas, nuestro propio quehacer pastoral y eclesial. Cada bando excluye al que piensa diferente, como ha sido mi caso, mi nombre de pila nombrado en ciertas circularidades ya produce duda por mi opción progresista, todavía no me he definido de que bando soy, ya algunos me han puesto una lapida, para algunos guardianes de la ortodoxia cristiana soy liberacionistas; en cambio para los liberacionistas soy un conservador progresista, para los que no toman partido soy cristiano, yo solo me creo un seguidor de Cristo, separado de él, de sus principios y doctrina nada soy. Soy consciente de vivir mi espiritualidad mística comprendida a luz del mover del Espíritu Santo que me hace valorar la Palabra de Dios como mi fuente de inspiración, crecimiento, madurez y honrar la vida, mi vida y la de los otros.
Volvamos a la experiencia del relato de Cathy en la ensalada de pollo y la reacción de su hijo. Casi de la misma forma, algunos de estos guardianes (ante mencionado) rehúsan probar por si mismo, basando su opinión en lo que escuchan de otros o en lo que piensan sobre alguien que es distinto. Piensa distinto y trabaja diferente que ellos. Estos últimos trabajan con clase media, se unen a círculos poderosos y viven la vida circular, mientras que el otro sirve con los pobres, los excluidos, se unen a grupos de protestas, son críticos, etc. Todo esto crea barrera, pero dentro de esa barrera también se sufre, no podemos seguir viviendo y haciendo teología en pleno siglo XXI con los mismos paradigmas del siglo XII y XIII, no podemos seguir haciendo este tipo de apología ya superada, tampoco podemos basar nuestra opinión en lo que se escucha ni mucho menos en la apariencia, porque las apariencias son engañosas, solo los soberbios viven de ellas. ¡Claro! Que debemos ser guardianes cuidadosos, celosos de la obra del Señor, es valiosa esa actitud hacia las cosas del Señor, pero no es bueno quedarse allí, el Señor mismo nos anima a dar otro paso, un paso del conocimiento a la relación con el otro, esto se construye cuando desarrollamos una relación transparente, genuina con Dios hombre, en este caso el otro es imagen y semejanza de él, cuando comprendemos el valor del amor de Dios en Jesús encarnado, sufriente, sanador. Nos hace consciente que dedicarle tiempo al otro es también dedicarle tiempo a Dios. Valorar y honrar a nuestro prójimo que sufre, al excluido es también honrar a Dios. A medida que actuamos por crear un futuro mejor, un mundo sin desigualdades sociales es una oración en acción, le hablamos a Dios de nuestras vidas y le conocemos personalmente, comprobaremos que realmente Dios existe, como lo señala Leopoldo Cervantes – Ortiz en su reflexión titulada Humanidad de Dios y existencia humana:
“Normalmente, los llamados “cánticos del Siervo” (42, 49, 50, 53) son evocados en la Semana Santa para destacar el sufrimiento del mesías en su afán por obtener la salvación, pero a veces se deja un poco de lado el hecho de que los alcances de figura tienen también una estrecha relación con la intención divina de encarnarse en todos los aspectos de la vida humana. Ésa es precisamente una de las aristas clave de la encarnación o humanización de Dios: su esfuerzo denodado por hacerse presente y “saborear”, desde la humanidad de Jesús, todo lo humano sin menoscabo de su divinidad que habría de manifestarse en los instantes supremos de la redención. Porque antes de que éstos sucedieran, la figura humana de Jesús no se paseó en el mundo mostrando, como se han empeñado algunos en reproducir la imagen convencional, un aura de santidad alrededor de su cabeza o alguna otra forma de anunciar que el Mesías estaba allí presente. Por el contrario, Jesús mismo se encargaría de resumirlo en una magnífica frase: “Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc 22.27b). Es decir, el Dios encarnado en él, era un servidor, un siervo auténticamente humano. “(1)

*Luís Eduardo Cantero, es Teólogo, Filósofo y docente universitario, pastor bautista, Decano del Seminario Teológico Misionero Tiranno, Bs. As. Profesor adjunto de la Universidad FLET, Miami, EE.UU. Miembro de la Iglesia Evangélica Bautista de Flores, Capital Federal de Buenos Aires, Argentina. www.luiseduardocantero.es.tl

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(1) Ver reflexión ampliada: Leopoldo Cervantes – Ortiz “Humanidad de Dios y existencia humana” www.luiseduardocantero.bolgspot.com/2009/12/humanidad-de-dios-y-existencia-humanidad.html

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