Por. Israel Flores Olmos, España*
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Ante
la gran crisis de los desplazados en Europa la cual no ha habido otra semejante
desde la Segunda Guerra Mundial, se tiene el temor del “efecto llamada”, o
temor ante el “¿cuánto nos costará?”. También están las actitudes xenófobas y
por otro lado las acciones solidarias, que son mayoría.
Cabe
preguntar ¿cuál es la postura que asume el parlamento europeo y los gobiernos
para dar respuesta a esta situación? Estos días se esta negociando un acuerdo,
pero, por lo que vemos, lo que prima para llegar dicho acuerdo no es la
xenofobia (a excepción de algunas derechas extremas) o la solidaridad, sino la
racionalidad (más bien irracionalidad) de la ley del mercado, la cual subvierte
la convivencia humana, pues a los refugiados se les ve como mercancías con las
que se puede negociar. No es de extrañar que se tomen tanto tiempo, tantas
reuniones para llegar a un acuerdo, pues cuando se usa la lógica del gano yo-tú
pierdes, no es fácil llegar a puntos en común.
Ante
los miles de refugiados que pretenden entrar en los países de la Unión Europea
y que han huido de sus propios países devastados por la guerra, las medidas de
la UE son cada vez mas restrictivas. Esto no alivia, ni ayuda a los que están
haciendo el penoso viaje para pedir asilo. Incluso se encuentran con la fuerza
militar y con muros alzados impidiéndoles el paso incluso con violencia, como
en Hungría. Han huido del estado islámico, del hambre, la guerra, y
acaban muriendo en el mar o en camiones por el rechazo de las autoridades
europeas.
Los
acuerdos tomados, deben basarse en el criterio radical de amor al prójimo,
no como criterio moral solamente, sino como de criterio de la acción humana.
Que los acuerdos correspondan al beneficio de la vida de los refugiados, y que
conlleven a la acción de acogida que corresponde, pues los alimentos, la
vestimenta y la atención sanitaria que dispensan las decenas de organizaciones
locales y de voluntarios son insuficientes para combatir la escasez que padecen
las familias que buscan refugio.
Si
se llega a un acuerdo bajo la razón del mercado, como parece que se está dando,
se corre nuevamente el riesgo de que con la ley en la mano, se deje a los
refugiados a la deriva, abandonados y sin apoyos. Y que se realice este crimen
cumpliendo la ley (que es el signo de identidad de la lógica del mercado). Pues
el acuerdo, la ley que se está orquestando ahora en Europa y Turquía ante los
refugiados es la ley que se sigue de los imperativos del mercado del “dejad
hacer, dejad pasar” y que una lógica de este tipo trae como consecuencia, como
bien señala Hinkelammert la del “dejar morir”, ya sea en el mar o hacinados en
barcos, o de hambre o de frío en las fronteras. Por ello tiene razón Amnistía
internacional cuando a las puertas del Consejo Europeo, donde se celebra la
cumbre, señala con una pantalla gigante que resume a la perfección los temores
expresados por algunos líderes en las últimas horas: “No se comercia con los
refugiados. Detengan el acuerdo”. (El país, 18 marzo 2016)
* Israel Flores Olmos, Pastor de la Iglesia Evangélica
Española en Granada, y miembro de la Comisión Permanente de IEE. Licenciado en
teología (Seminario Teológico Presbiteriano, México) Licenciado en Filosofía
(Universidad Autónoma Metropolitana, México) Master en Filosofía Contemporánea
(Universidad de Granada, España) Doctorado en Filosofía (Universidad de
Granada, España)
Fuente:
Lupaprotestante, 2016
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