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miércoles, 30 de marzo de 2016

El pastor cristiano pentecostal argentino Guillermo Prein sobre los tres primeros años del papado de Francisco



El pastor cristiano pentecostal argentino Guillermo Prein analiza en esta entrevista de Pulso Cristiano los tres primeros años del papado de Francisco, que se cumplieron el 13 de marzo de 2016.
–¿Qué evaluación hace de los tres primeros años del papado de Francisco? ¿Defarudó, cumplió o superó sus expectativas?
–En principio debo reconocer, quizás por no ser católico romano, mi ausencia de expectativas en cuanto al papado de Jorge Bergoglio. Sí, soy un observador.
Reconozco que los días que vivimos son intensos, los sucesos son repentinos y esa realidad afecta a todos quienes, de una forma u otra, tenemos la responsabilidad de guiar una grey. En este sentido, ante la radicalización de las guerras y la pobreza, los cambios sociales y comunitarios, ha habido declaraciones esperanzadoras de parte del Papa, las cuales quedaron en los tímpanos y retinas de la humanidad como pasos de avances determinados hacia una modernización del catolicismo, sin embargo, las decisiones tomadas resultaron dirigirse en sentido contrario a lo prometido por sus dichos.
–Luego de la llegada de Jorge Bergoglio al papado, ¿observó cambios en la relación de la Iglesia Católica Romana con las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo? ¿Cuáles fueron esos cambios? ¿Fueron positivos o negativos?
En lo personal, aprecio grandes cambios en la relación de la Iglesia Católica Romana para con la Iglesia Evangélica en el mundo entero y, en especial, en nuestro país, Argentina.
La dialéctica se ha acercado, pero en el campo de las acciones, la lejanía es cada vez mayor. Basta recordar el avance del catolicismo en algunas provincias sobre la educación laica, estableciendo la obligatoriedad de la enseñanza del catecismo romano en las escuelas públicas. Acción que demuestra que las declamaciones de igualdad no pasan de lo demagógico. Igual análisis podemos hacer de todos los puntos de desigualdad, desde el sostenimiento “constitucional”, que nos obliga a quienes no somos católicos a sostener compulsivamente a dicha institución eclesial.
De haber sido verdaderas las promesas de cambio, con una expresa renuncia a dichos privilegios, se hubiese forzado a un cambio institucional maravilloso.
El actual Papa conoce perfectamente todas las prebendas del catolicismo en nuestro país, hubiese sido un excelente comienzo dar un paso de renuncia en nuestra patria, para luego llevar a cabo en forma definitiva y general el desapego a todo lo material tan proclamado. Muchas necesidades podrían solucionarse en nuestra sociedad si las partidas de dinero que se utilizan para solventar un credo fueran redistribuidas como corresponde.
Obviamente no ignoramos los aportes estales en el campo de la educación confesional, medios de comunicación y sus pautas publicitarias, aportes para planes sociales… y demás. Cada peso dado aumenta la desigualdad.
Soy defensor del estado laico, por lo tanto no expreso esta inequidad en procura de beneficios. Creo que cada confesión religiosa debe ser sostenida por sus miembros.
Sin embargo, es evidentemente que la política de acercamiento desplegada ha dado su fruto en la pastoral argentina y de muchos lugares del mundo. Evidencia esto las declaraciones de pastores en ese sentido, tema sobre el cual mucho se ha escrito.
La Iglesia Evangélica es amplia, plural y diversa, por lo tanto, en su seno convivimos quienes creen que se han dado pasos positivos y quienes tenemos profundas dudas sobre la sinceridad e intención de los mismos.
Creo que debemos estar atentos a los frutos, dejando de lado la retórica.
Es en el campo de lo institucional, social, político, económico y teológico donde debemos ver cambios rotundos y sostenidos, para dar vuelta una página oscura de la historia, en la cual la sangre ha corrido siempre del mismo bando.
Solo para dar un ejemplo sencillo, mucho he escuchado en boca de ministros evangélicos sobre la cristocentridad del Papa, pero sus actitudes y devociones públicas constantes hacen que uno presuma que tales afirmaciones fueron hechas con el fin de satisfacer la conocida postura evangélica ante tales credos y prácticas.
–¿Qué desafíos planteó y aún plantea el papado de Francisco a las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo, y en sus pastores y dirigentes?
–Sería muy triste que la Iglesia Evangélica se sintiera desafiada por un Papa o un credo.
La tarea evangelizadora y pastoral de la Iglesia está en permanente desafío al contemplar las distintas problemáticas en los diferentes lugares del planeta.
Jesús nos encomendó llevar el Evangelio a toda criatura en todo el mundo, ese es nuestro desafío. Una vez alcanzadas las gentes y los pueblos, debemos enseñarles a guardar Sus enseñanzas y cuidar de las vidas. En este sentido, la inserción de la Iglesia en la sociedad debe ser todo lo profunda que pueda. Los problemas de la gente son nuestros problemas.
Creo que Mateo 25 nos da un panorama de los tiempos en los cuales vivimos y nos advierte, primero a estar velando lejos de toda distracción, como las vírgenes que tenían aceite en sus lámparas, luego a usar los talentos que en nosotros han sido depositados para cumplir nuestra misión y, finalmente, tener muy en claro los parámetros del juicio que hará el Señor, los cuales marcan nuestra conducta para estos días: cuidar a los necesitados y proveer solución para sus dolores; visitar a los encarcelados y recoger a los forasteros o inmigrantes, para expresarme con mayor claridad, recordando que para JESÚS no existen los ilegales, porque cuando creó la Tierra, no diseñó frontera alguna, eso es obra de los hombres.
Cabe remarcar que estas palabras son puntos de un mismo mensaje proclamado por el Señor ante quienes ya había hablado de las señales del fin.

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