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domingo, 13 de noviembre de 2016

Carlos Valle nos invita a un viaje llamado “Emancipación de la Religión”



Por. Por Dan Gonzàlez Ortega-México
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. – E. Galeano
Esta es una de las primeras citas con que Carlos Valle nos saluda cuando llegamos a su texto. El cuestionamiento de fondo según el cual Carlos nos invita a caminar es: ¿La religión es inalcanzable, indiscutible… aburrida? Valle no espeta desde la introducción: partimos desde los conocidos principios infalibles; para luego encaminarnos por el no siempre transitado camino de la pregunta, y posteriormente abrir el espacio a fin de poder tomar el saludable atajo de la duda. Enfrentar estos desafíos implica entrar en la senda inagotable de la libertad […]” (p.12)
Carlos nos invita a un viaje llamado Emancipación de la Religión. Quienes hemos vivido la apesadumbrada carga de tener empleos que implican vivir montados en buses o pernoctar en aeropuertos, sabemos que armar la valija en cada oportunidad no es nada fácil, a mí en lo personal me cuesta cada vez más… últimamente he tenido que hacerlo al cuarto para las doce. Dejar los espacios donde uno se siente seguro, los apegos, los vínculos y hasta los vicios… es tarea complicada. Así mismo lo es el mundo de las religiones pues estas, cualesquiera que sean, se asumen como autorizadas intérpretes de lo inaccesible (p.13) a eso lo llama Carlos: los principios infalibles que vienen a ser el punto de partida de sus reflexiones respecto de las grandes búsquedas de sentido por las que la humanidad transita hacia el encuentro de la misteriosa trascendencia.
La cierto es que el camino de la vida se extiende interminablemente y, caminar en la montura de la religión, sobre todo en el cristianismo, se vuelve un desafío por la necesidad de nuevas rutas para andar… otras metodologías. Antes se usaban brújulas y mapas para avanzar… hoy se requiere tecnología GPS para avanzar. ¿Dónde están las voces que reclaman los tiempos presentes? (p.34) se cuestiona (y nos cuestiona) Carlos Valle.
Una de las rutas que Carlos nos propone para ir reflexionando es el Camino de la Pregunta. A mi particularmente esa vía me fascina, me conecta con mi espíritu infantil… cuando uno vive en su período de infancia es preguntón por naturaleza y, con las preguntas, vienen las sorpresas. La capacidad de asombro es una de las grandes bendiciones de la vida… si la Caperucita roja no se hubiera dudado de lo que se decía del Lobo, jamás hubiéramos conocido lo que le pasó en el camino a casa de la abuela y no tendríamos esa maravillosa historia que nos permite aconsejar a las hijas ante los embates de patanes que intentarán asaltarlas en medio de la vereda. Carlos nos presenta una mejor ilustración en su argumento: García Márquez recordaba que, si en un cuento digo que del cuerpo del herido brotaba sangre verde, en cuanto el lector lo acepta, la sangre es verde. Cuanto esto sucede en el ámbito religioso no se puede obviar el hecho de que se encuentra expuesta la buena fe de la gente [… y] la pregunta es ¿Por qué se produce esta aceptación acrítica de mensajes que emanan de centros religiosos? )p.38)
Ante esta cuestión Valle sospecha que para las religiones y, particularmente la cristiana, prefieren sedentarizarse en una ciudadela antes que asumir el riesgo nómade de la exploración crítica. Carlos lo pone así: A pesar de que en un mundo de principios infalibles la religión no abandona sus atribuciones, y sigue considerándose la única autorizada para hablar en nombre de Dios. El camino de la problemática pregunta sobre el sentido de la vida sigue siendo un desafío presente […] (p.56) o como dijo el filósofo latinoamericano Los caminos de la vida no son como yo pensaba, no son lo que imaginaba, no son lo que yo creía.
En este punto del camino Carlos nos ofrece un atajo el de la duda. Lo que pudiera ser la convicción de la incertidumbre: Creer que se cree para poder creer… Valle lo dijo más lindo pero igual de complicado que Vattimo a quien sigue en el argumento de la mano de sus nanas: Nietzsche y Hidegger. El filósofo argentino nos lo plantea de otra manera: Saber que se puede querer que se pueda / Quitarse los miedos sacarlos afuera /Pintarse la cara color esperanza / Tentar al futuro con el corazón / Es mejor perderse que nunca embarcar / Mejor tentarse a dejar de intentar / Aunque ya ves que no es tan fácil empezar. Dudar de la acción de las religiones respecto de su apropiación de la trascendencia es precisamente esa oportunidad de llegar más rápido a lo que conocemos como Creer a sabiendas, eso lo digo yo y no Carlos, de que toda creencia es ya Idolatría. Este atajo de la duda nos encamina de una vez por todas a un buen camino… Carlos cita en ello a Buñuel: es natural atacar los llamados ‘principios’, ya que son instrumentos de la represión y yo creo que hay que llevar a cabo una lucha permanente por la libertad.
Lo que Carlos llama La senda inagotable de la libertad es con lo que Don Quijote interpela Sancho en la cita de Valle: es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. (p.79) Otro loco caminante empedernido, que no es creación del manco de Lepanto sino la versión del discípulo que corrió más rápido, hablaba de ello diciendo Conocerán la verdad y la verdad les libertará.
Yo soy cinéfilo empedernido y lo peor que me puede pasar es que me cuenten toda la película y peor si me abortan el final, así que, hasta acá es que creo debo soltar la mano en esta caminada con ustedes para invitarles a que se animen a transitar, cada una y cada uno, por este maravilloso texto. Dejo una de las citas que más me ha encantado de León Felipe y que espero les convide a venir a emancipación de la Religión:
Había un hombre que tenía una doctrina.
Una doctrina que llevaba en el pecho
(junto al pecho, no dentro del pecho),
una doctrina escrita que
guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Y la doctrina creció. Y tuvo que meterla en un arca, en un arca,
como la del Viejo Testamento.
Y el arca creció. Y tuvo que llevarla a una casa muy grande.
Entonces nació el templo.
Y el templo creció. Y se comió al arca, al hombre
y a la doctrina escrita
que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Luego vino otro hombre que dijo:
El que tenga una doctrina que se la coma,
antes de que se la coma el templo;
que la vierta, que la disuelva en su sangre,
que la haga carne de su cuerpo…
 y que su cuerpo sea bolsillo,
arca y templo.
Gracias Maestro… mi maestro Carlos Valle por tu palabra. ¡Salud!
Nota de la Editora: Libro de Carlos Valle. Emancipación de la Religión. CUPSA-CTdeM: México. 2016. 164pp.

Fuente: ALCNOTICIAS, 2016

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