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lunes, 21 de noviembre de 2016

Violencia de género en las iglesias: Carta abierta por Elizabeth Uribe



CHILE-
El pasado martes Chile fue sacudido por otro femicidio. Elizabeth Uribe Troncoso, de 54 años, fue asesinada a puñaladas por su cónyuge. Elizabeth era profesora de religión y miembro de la iglesia Metodista de Chile. Adriana Paredes Apablaza, predicadora laica de la Iglesia Metodista de San Bernardo, hizo pública una Carta abierta por Elizabeth Uribe.
Reproducimos la carta completa:
Dentro del transcurso del año 2016 han existido a la fecha 31 muertes de mujeres en manos de sus parejas. Esta cifra es alarmante y se puede explicar desde una estructura social patriarcal donde el machismo como orden social rige en nuestras comunidades, familias y escuelas; en el cual es mal visto ejercer violencia física contra nosotras, pero no, diferenciarnos, excluirnos e invisibilizarnos.
Es en esta sociedad jerárquica basada en las relaciones de poder donde nos hemos forjado, a veces cuestionando el rol que por mandato nos han impuesto, otras veces solo acatando o minimizando las muestras diarias de discriminación como actos violentos.
Es dentro de este contexto social que vivimos como iglesia, que tenemos una voz ante los actos de injusticia, que nos desarrollamos estando inmersos en la pobreza, el dolor y la desesperanza, es desde esta trinchera donde entregamos mensajes de amor y consuelo a realidades donde en algunas ocasiones solo conocían el concepto de estas palabras como definición y no como actos empíricos.
Pero vencer estos dogmas sociales, este sistema de valores es trabajo de todos/as. La violencia de género no se traduce en actos de violencia física, psicológica, sexual o económica dentro de la relación de pareja; es esto solo una arista de las múltiples manifestaciones que podemos percibir día a día. Se visualiza en chistes sexistas, en la diferencia salarial, en el privilegio que sienten algunos hombres solo por el hecho de serlos, en conversaciones cotidianas donde atribuimos a las mujeres un rol en particular, sin la intensión de ofenderlas; es precisamente eso lo que se busca. Por eso es fundamental replantear las masculinidades de las que son partes y hacerlas vivas mas allá de un discurso religioso.
Cuando un miembro del cuerpo se duele, todo el cuerpo se resiente con él,( 1 Cor.12:26) pero que pasa cuando un miembro del cuerpo deja de existir, cuando una de nuestras hermanas muere, no por el orden natural biológico, sino porque otro, el cual prometió amarla y respetarla, es el causante de su muerte. Es esto lo que me impulsa a escribir esta carta, porque como iglesia cumplimos un rol social y no podemos obviar la violencia estructural de las cuales hemos sido víctimas o quizás partes de ésta, perpetuándola.
Estas muertes violentas, injustas, horrorosas, totalmente contrarias a la voluntad de Dios, que ahora han tocado a nuestra comunidad de fe, en la persona de nuestra hermana Elizabeth Uribe; nos deben mover a orar, reflexionar y actuar como iglesia para ser una voz potente, para que ésta situación no se siga replicando, tanto en nuestra iglesia como en nuestra sociedad.

Fuente: ALCNOTICIAS, 2016

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