Por.
Juan Stam, Costa Rica*
La
base bíblica de tomar café está entre las enseñanzas más hermosas de la
teología.
Entre
los evangélicos, son innumerables los chistes que sacamos de la Biblia. Lejos
de ser un irrespeto a las páginas sagradas, son otra expresión más de nuestro
amor por las escrituras. Algunos de esos "chistes bíblicos" tienen
que ver con los apetitos. Nuestro recordado hermano don Rafael Barquero solía
repetir, al sentarse a la mesa a comer, una maravillosa promesa bíblica del
profeta Isaías, cuando dijo que "comerán y no se cansarán" (ver Isa
40:31). Los comelones tienen también otra base bíblica para sus excesos gastronómicos,
porque la Biblia nos dice que Jesús también era comelón y bebedor (Mat 11:19
confirmado, para doble seguridad, en Luc 7:34).
Así
que, glotones todos, ¡al ataque y buen apetito! En un nivel mucho más profundo
e importante está la base bíblica de tomar café, que está entre las enseñanzas
más hermosas de la teología. Es un texto repetido cuatro veces en las
escrituras, tan importante que fue la base de la Reforma protestante de Martín
Lutero. Lo pueden encontrar, con variantes, en Hab 2:4, Rom 1:17, Gal 3:11 y
Heb 10:38. En su mejor traducción, actualizada y latinoamericanizada, el texto
dice, "el justo por café vivirá". Su enorme importancia se destaca
por ser profético, ya que el café no se tomaba en tiempos bíblicos.
Otro
texto, aún más claro y enfático, es Hebreos 11:6, que reza, "pero sin café es imposible agradar a Dios".
Más tajante no podría ser el precepto bíblico; los que no toman café deben
reflexionar seriamente sobre este texto. En este caso, el mensaje bíblico se
corrobora por evidencias empíricas de la vida diaria. Todos sabemos que la
primera taza de café en la mañanita nos prepara para un día positivo y
optimista, mientras sin el café somos malhumorados y quejosos. Por supuesto,
eso no puede agradar a Dios. Sin esa primera tacita de café, estamos expuestos
a toda clase de tentación. Por eso dice San Pablo que "todo lo que no es de café es pecado"
(Rom 14:23). No cabe la menor duda que el café es un poderoso medio de gracia
divina para la santificación de nuestras vidas.
La
enseñanza bíblica es siempre práctica, en miras a la acción consecuente, por lo
que otro texto dice, "Señor,
auméntanos el café" (Lc 17:5). Este impresionante texto tiene carácter
de una respuesta al mandato divino (de tomar café) y a la vez una oración, una
plegaria de que el Creador nunca nos deje estar sin la mágica droga. Debe
notarse también el verbo, en voz imperativa, "Auméntanos". Eso
significa que la provisión de Dios es personal, específicamente para
"nos", y en segundo lugar, que debemos tomar el café en buena
cantidad (aumentada). Un beneficio colateral de ese consumo aumentado del café
será la mejora creciente de las economías de los países latinoamericanos
productores de café.
Otro
texto nos dice que "Jesús fue al
café de Nahúm" (en hebreo, Cafernaúm), y las fuentes bíblicas indican
que iba muy a menudo. Es fácil y hermoso imaginar los tiempos de comunión y
confraternidad que pasaban Jesús y sus discípulos en ese lugar,
"cafeteando" y alabando al Señor por su creación y por su gran
misericordia para con nosotros. De hecho, la existencia del café es otra prueba
más de la existencia de Dios, pues sólo un Dios infinitamente bueno hubiera
podido crear una fruta tan maravillosa. Escudriñando más a fondo las
escrituras, descubrimos que esta bendición tan deliciosa viene desde el puro principio
de la creación. ¿Cómo sabemos? ¡Muy fácil! Sabemos que en el Edén Dios plantó
dos árboles, uno el árbol de la vida y otro mejor no digamos.
Ahora,
¿cuáles son los dos árboles que más afectan nuestra vida humana? La respuesta
es obvia, son la mata de café y la mata del tabaco. Así que desde el principio
de la creación ahí estaban, lado a lado, la bendición y la tentación, el café y
el tabaco. Pero en la nueva creación, sólo va a estar la mata de café (Apoc
22:2). Fumadores del mundo, ¡lo sentimos! (Otros eruditos creen que Dios creó
el café en la tarde del séptimo día. Afirman que después de descansar y
levantarse de su siesta, Dios se acordó de que se le había olvidado algo
importante y procedió a crear el café. En ese sentido, éste fue el máximo y culminante
acto de la creación).
Según
Mateo 15:17-18, la glotonería no es
pecado pero el fumar sí, porque dice que lo que sale de la boca es lo que
contamina al hombre (y al ambiente) y no lo que entra. Además, San Lucas afirma
claramente, "Bienaventurado es aquel que no fume" (Luc 7:23, Reina
Valera 1960). Ahí está, palabra sobre palabra en las sagradas escrituras. (Si
no lo encuentras, escribe a juanstam@ice.co.cr para una explicación más
amplia). Una observación final muy importante: estas enseñanzas bíblicas se
descubren sólo en la clásica y autorizada versión Reina Valera de 1960. ¿Qué
más prueba se necesita que dicha versión es la única inspirada e infalible?
Fuente: Protestantedigital, 2015.
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